Un nuevo episodio del desarrollo de las contradicciones a todo nivel y de las tendencias hacia mayores confrontaciones, en el marco de esta crisis sin precedentes que sacude al sistema capitalista... Ver más
Haití, al borde de la guerra civil
Junto al descalabro político generado tras el asesinato del ex presidente Jovenel Moïse concurren en Haití una profunda crisis humanitaria producto de las secuelas del terremoto de 2010, el brote de cólera de 2012, el incremento de los desplazados y la actual hambruna que sacude al grueso de la sociedad.
Haití, uno de los países más pobres del mundo, atraviesa uno de los peores dramas de su historia luego del asesinato de Jovenel Moïse, ocurrido el 7 de julio de 2021, después de que un grupo de sicarios, mayoritariamente colombianos, irrumpiera en su residencia particular de Puerto Príncipe para darle muerte.
La captura e interrogatorio posterior de la banda estableció la autoría de las empresas Worldwide Investment Development Group, con sede en Florida, y CTU Security, con sede en Miami, ambas vinculadas al ex senador haitiano John Joël Joseph -autor intelectual del magnicidio-, quien por su parte contó con la anuencia del ex presidente colombiano Iván Duque y del Departamento de Estado de los Estados Unidos.
Luego del homicidio y tras varios días en los que la sucesión legal a la presidencia no estaba clara, asumió finalmente como presidente -con el apoyo de Estados Unidos y diplomáticos de varios países- Ariel Henry, un político que había sido designado Primer Ministro dos días antes del crimen presidencial.
Henry, un neurocirujano formado en Francia y Estados Unidos, había ingresado a la escena política haitiana a comienzos de 2000 como figura destacada del movimiento Convergencia Democrática, que por entonces luchaba para derrocar al entonces presidente Jean-Bertrand Aristide.
Ahora, tras su asunción, Henry se comprometió a llamar a elecciones antes de febrero de 2024, pero luego prorrogó los mandatos del Ejecutivo y Legislativo hasta agosto de 2024, provocando una escalada de las protestas sociales y de violencia por parte de numerosas pandillas, las cuales en poco tiempo llegaron a controlar la mayor parte del territorio interno y alrededor del 80% de Puerto Príncipe.
Dando muestras de capacidad operativa y poder de fuego, estas padillas pusieron en jaque al establishment luego de asaltar una cárcel de la que escaparon unos 3.700 presos para luego intentar tomar el control del principal aeropuerto internacional con el objetivo de forzar la caída del primer ministro Henry y alertar sobre un probable desenlace de guerra civil.
Surgido de las bandas armadas emergió como oponente Jimmy Chérizier, apodado “Barbecue” (barbacoa), un ex oficial de policía opositor a Henry que lidera un grupo de nueve pandillas conocidas como “Fuerzas Revolucionarias G-9 y Familia”, vinculadas políticamente al ex presidente Moïse.
En tal sentido, cabe destacar que en 2018 el tesoro de los Estados Unidos incluyó a Barbecue en su lista de perpetradores de graves abusos contra los derechos humanos. Al respecto, sólo entre septiembre de 2023 y febrero de 2024 el número de víctimas por la acción de las pandillas superó la cifra de 4.000 muertos y 1.600 heridos. Simultáneamente, se produjo el ascenso de las llamadas «Brigadas de Autodefensa» promotoras de la justicia por su mano propia y del tráfico de armas procedentes del contrabando por tierra, aire y mar, principalmente de Florida, Texas y Georgia.
A raíz de esta situación de zozobra y del impedimento de regresar al país por el control ejercido por las pandillas Henry terminó por renunciar no sin antes promover la conformación de una fuerza multinacional de pacificación encabezada por Kenia, al tiempo que Joe Biden recibía en la Casa Blanca al presidente keniano William Ruto, elevando de hecho el nivel de la alianza bilateral al designar al país africano como 'aliado principal fuera de la OTAN' por su liderazgo en la misión a desplegarse en Haití, lo que podría preludiar el choque armado entre las fuerzas de ocupación patrocinadas por Estados Unidos y la OTAN, y las pandillas devenidas en potenciales milicias.
Simultáneamente, en los últimos días se avanzaba en la creación del Consejo de Transición, una suerte de gobierno provisorio apoyado por la Comunidad del Caribe (Caricom), integrado por diferentes representantes políticos que habrían de tomar las riendas del país caribeño. Sin embargo, el nombramiento de Fritz Bélizaire como primer ministro, quien fungió como ministro de Deportes entre 2006 y 2011, durante la segunda presidencia de René Préval, no contó con el voto unánime de los miembros al tiempo que las pandillas prometían descarrilar la jura si no se permitía a los grupos armados participar en las conversaciones para establecer el nuevo gobierno.
La situación de Haití surgida de la hoja de ruta yanqui suma un nuevo escenario a la política belicista norteamericana. Esta vez en el Caribe.
Jorge Díaz
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