GESTAMP, UNA LUCHA QUE DEJA ENSEÑANZAS

Viernes, 13. Junio 2014
Gestamp

La pelea de Gestmap concentró la atención del movimiento obrero no solo de la zona norte del Gran Buenos Aires, sino de toda el área metropolitana.
La pelea de los trabajadores viene teniendo en la primera fila a los empleados del Estado, con los docentes a la cabeza. Con la toma de la planta de Escobar durante varios días, este sector de los obreros de la gran industria dio un paso al frente.
Gestamp es una autopartista española que produce para las terminales automotrices más importantes como Fiat, Volswagen e Iveco. El conflicto comenzó  con la “suspensión” de 69 trabajadores, estrategia que la empresa se dio para despedir a aquellosque tenían enfermedades laborales causadas por los exigentes ritmos de producción, junto a los activistas. A comienzos de mayo, ante la ausencia de una notificación formal, los trabajadores que habían sido suspendidos se presentaron a trabajar normalmente, lo que la empresa tomó como causa de despido. Al día siguiente llenaron la planta de efectivos policiales. Los trabajadores respondieron con distintos cortes de calle, pero fue la ocupación de la planta por parte de nueve de ellos lo que marcó un quiebre en la lucha.
La presión contra esta lucha fue descomunal. Los directivos de Gestamp reiteraron que los despidos habían sido con causa, mientras hacían que la policía aislara a los ocupantes del resto de los trabajadores. La burocracia de SMATA sacó una solicitada con el peor estilo fascista de los años oscuros llamando con muy poca sutileza a reprimir. Por su parte, Cristina Kirchner instó por cadena nacional a Scioli a “resolver” el tema.
En ese marco el ministerio de Trabajo provincial dictó la conciliación obligatoria, por la cual la empresa debía reincorporar a los despedidos por 15 días. Si el mismo Scioli que no dudó en acudir a las fuerzas de seguridad en Kraft, esta vez buscó una salida negociada, se debe a dos cosas: la decisión firme de los obreros que encararon la toma, sumada a la amplia solidaridad que recogieron, daban por seguro que la represión iba a ser resistida, con resultados impredecibles; esto, en el contexto de la carrera presidencial que afronta el bonaerense, hubiera sido una mancha difícil de borrar.
Dictada la medida, la presión se redobló. En ese sentido fueron elocuentes las declaraciones de la ministra de Industria Débora Giorgi, que amén de no ser una de las figuras más significativas del gabinete nacional, sí lo fueron sus palabras respecto de que así no se resuelven estas cosas. La posibilidad de un triunfo espantó al gobierno, las automotrices y la burocracia, empeñados en contener una “paz social” incierta en medio de la crisis. Siempre con la mira puesta en 2015, Scioli borró con el codo a gusto de las multinacionales, dándole un duro golpe a los trabajadores. Si  bien la lucha continúa la situación es compleja y de difícil resolución sin medidas de fuerza dentro de la planta.
Queda por balancear si no se relajó demasiado la guardia tras el dictado de la conciliación obligatoria, por más que se haya leído correctamente que la patronal trataría de eludirla. Sin embargo, lo más importante fue el desarrollo mismo de esta pelea, con métodos que buscaron llevar la lucha a fondo y con un importante acompañamiento desde el principio. Las batallas por venir no serán menos duras, y como quedó demostrado, la posibilidad de concesiones por parte del gobierno y las multinacionales está reducida al mínimo. El ejemplo de Gestamp es el piso desde donde hay que arrancar para elevarlo y profundizarlo, acompañado por la unidad de los sectores combativos, la izquierda y los que luchan que rodee de solidaridad cada conflicto y los unifique en una única lucha contra el ajuste en marcha.

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Viernes, Junio 13, 2014 - 19:30

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