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Formación | El origen de la propiedad privada, la familia y el Estado (Parte III)
En esta entrega sobre el clásico texto de Friedrich Engels, abordamos la desaparición de régimen gentilicio y el surgimiento de una nueva estructura basada en la diferencia de riquezas y la división en clases sociales, cuya piedra angular será el Estado.
En primer lugar, recordemos que el en régimen de las gens no existen la dominación y la servidumbre, no se distinguen los derechos y deberes de sus integrantes (son una misma cosa) y no hay divisiones de clases sociales, es decir, con arreglo a la producción. La población está geográficamente dispersa, la división del trabajo es simplemente sexual [espontánea] y tiene lugar bajo un régimen de propiedad y trabajo comunitarios -donde los hombres procuran los alimentos y las mujeres se ocupan del trabajo doméstico.
Sobre el régimen gentilicio aparecen las primeras formas de división social del trabajo, fundamentalmente gracias a la domesticación y cría de ganado, el cultivo de los huertos y el surgimiento de las primeras industrias, es decir, por los progresos en la producción. Las tribus pastoriles adquieren capacidad de producción ganadera (alimentos, vestimenta, herramientas), mientras que la agricultura, originalmente destinada a alimentar rebaños, se convierte en una importante fuente de sustento humano.
El crecimiento en la producción sienta las bases para el establecimiento del intercambio como institución regular, el surgimiento de la función dineraria del ganado y la acumulación de riquezas en forma particular [no comunitaria]. Además, la creciente productividad del trabajo humano y la necesidad de fuerza de trabajo a gran escala promueve el uso forzoso de los prisioneros de guerra, dando lugar a la primera división social del trabajo: amos y esclavos.
Una segunda división del trabajo ocurre con el crecimiento y la posterior la separación de las actividades propias del campo (agricultura, ganadería) y la ciudad (oficios, industria). Con ella, el intercambio se convierte el objetivo primario de la producción (nace la mercancía), se generaliza el dinero metálico y el comercio se escinde de la producción como actividad específica: ejercido por mercaderes, impulsará la concentración de enormes fortunas entre los intermediarios de la producción y el consumo de bienes -uno de los orígenes del capital moderno. En esta etapa, la esclavitud se consolida como la principal fuente de trabajo humano [amos y esclavos] y simultáneamente se acentúan la acumulación de riquezas en manos privadas [ricos y pobres], incluida la tierra misma como propiedad, complejizando las estructuras sociales.
Los cambios en la producción, el surgimiento de nuevas divisiones del trabajo y la propiedad y los intereses de cada fracción deterioran las estructuras sociales surgidas de la gens, rudimentarias y basadas en lazos de sangre, que serán reemplazadas por la familia -la nueva unidad económica y social.
Por un lado, el proceso implica una transformación en la familia misma, puesto que la riqueza excedente proviene del ámbito de la producción social o de la guerra: es decir, es consecuencia del trabajo masculino y por ende propiedad [privada] del hombre. Con la mujer limitada al trabajo doméstico (que no genera excedentes), se profundiza la diferencia de poder en la estructura social y, a partir de allí, en el ámbito doméstico: el hombre pasa a ocupar el papel dominante en la estructura familiar [patriarcado]. Posteriormente, el derecho paterno y la imposición de la monogamia consolidan la supremacía social y familiar del hombre sobre la mujer. Por esa razón, la emancipación de la mujer está vinculada a su plena participación en el proceso social de producción y a la socialización de las tareas domésticas en sus diferentes formas.
Por otra parte, las clases sociales surgidas del nuevo régimen de producción y propiedad [esclavitud, propiedad privada] no son armónicas sino antagónicas, razón de la constante lucha entre ellas. Los conflictos surgidos de la concentración de las riquezas, la explotación de los esclavos y el desalojo de campesinos ponen en peligro no solamente a las clases dominantes, sino al conjunto del metabolismo social. El propio régimen social y económico, basado en la explotación de una clase por otra, es una gran contradicción irremediable.
El Estado es consecuencia del progreso de la producción y la división del trabajo, es decir, un producto histórico -no natural ni permanente. Y si bien surge como un poder situado aparentemente por encima de la sociedad, es en realidad un instrumento de las clases dominantes destinado a controlar social y políticamente a las clases subalternas y mantener cohesionada la estructura social y económica en provecho propio.
David Paz
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