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El macrismo avanza en su plan de despidos masivos en el Estado, bajo el eufemismo de la “no renovación de contratos”, herencia de precariedad laboral del gobierno anterior.
En la administración nacional, están ahora en conflicto la Biblioteca Nacional y los Ministerios de Trabajo y Economía. En ambas carteras la respuesta de los trabajadores fue más rápida de reflejos que durante la ofensiva gubernamental de principio de año, lo que da cuenta de que la acumulación desde diciembre del año pasado, con su pico el 24/02, va haciendo visibles sus efectos.
A las mencionadas peleas se suma la de los auxiliares de Provincia de Buenos Aires que se agudiza con los días, en la que los descuentazos fueron respondidos con ocupaciones de consejos escolares en el marco del paro provincial de 7 y 8/04. A esto hay que agregar los procesos que se viven en varias provincias.
El gobierno nacional -y las administraciones locales que actúan bajo ese paraguas, más allá de su color político- se decidió a avanzar hacia un ajuste sin gradualismos, y el empleo público está en el ojo de la tormenta. Sin embargo, de los combates transcurridos hasta aquí se puede balancear que en aquellos en donde las medidas de lucha fueron más contundentes, el plan de despidos no logró ir a fondo.
No es la conducta de la burocracia sindical la que marca este ritmo. Las distintas medidas de alcance general no dieron hasta ahora un plan de lucha coherente. Y es que entre las cabezas gremiales prima el medir fuerzas de cara a su interna. La unificación de las CGT pone objetivamente en aprietos a ambas CTA. Este es el determinante en las decisiones que toman las conducciones sindicales.
En este marco, hay que pelear para que en el paro convocado por ATE nacional para el próximo 19 de abril se exprese una corriente que plantee el plan de lucha sostenido que incluya la solidaridad hacia las peleas que están haciendo punta. Sin este elemento, las “mesas de negociación” de los gremios con los funcionarios, o los proyectos de ley que pretendan garantizar estabilidad laboral, son pura cáscara vacía. Corresponde a los sectores antiburocráticos y combativos asumir esta tarea. Una victoria parcial puede ser un punto de viraje que frene los despidos masivos y reoriente la lucha por la reincorporación de los despedidos, así como también por paritarias sin techo y aumentos salariales acordes a la canasta básica.
Marco Pantelic
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