Escenarios de la crisis imperialista

La situación de guerra y conflictos armados que incendia numerosas regiones del mundo tienen el denominador común de la intervención militar de las potencias imperialistas. Con la finalidad de apropiarse de recursos naturales indispensables para el desarrollo y la reactivación de sus economías en crisis el imperialismo de todo color y pelaje interviene, de forma más o menos descarada, en las zonas de importancia económica del mundo y de importancia estratégica. Como contraparte necesaria se alza la resistencia y la lucha de los pueblos contra esa intervención despiadada y sangrienta. Esta es la otra cara del patrón que podemos ver como dominante al analizar los principales conflictos mundiales. En Medio Oriente, con el conflicto Palestino-Israelí en una nueva escalada de tensión por las provocaciones de la derecha fascista israelí, en Siria e Irak con el avance del Estado Islámico y la resistencia de las comunidades kurdas y con los nuevos preparativos y los enfrentamientos que se desarrollan en el este Ucrania, demuestran a las claras, como en estos tres conflictos la guerra de rapiña imperialista y el nuevo reordenamiento geopolítico en curso que tratan de imponer la OTAN, los EEUU y la Comunidad Europea por un lado y el bloque que forman Rusia y China por el otro es resistido activamente por los pueblos en cuyos territorios se ven involucrados.
Luego de los 51 días de ataques contra la población palestina, el ejército israelí desplazó a cientos de familias palestinas y tomo posesión de los terrenos ocupados. La licitación para la construcción de 283 viviendas en el noroeste de Cisjordania que forma parte del plan para la ampliación de la colonia Elkana, da cuenta cierta de que el militarismo de carácter fascista a cuya cabeza se encuentra Natanyahu no tiene otra aspiración que la completa ocupación de los territorios palestinos y la exterminación del pueblo palestino. A esto se suma la expropiación de 400 hectáreas cercanas a la ciudad de Belén por parte de Israel. Ambas acciones fueron puestas en práctica a menos de dos meses de firmado el alto el fuego y haber finalizado la operación “escudo protector”. La reciente provocación de parte Netanyahu fue cerrar la mezquita de Al-Aqsa, tercer lugar mas sagrado para el Islam, luego de la Meca y Medina. El cierre del acceso a la mezquita constituye una provocación abierta a la comunidad palestina en general y al mundo árabe en general, ya que se registraron choques entre militares del ejército y jóvenes palestinos en las calles que rodean a Al-Aqsa.
Este acto desafiante constituye “una declaración de guerra” según señaló Mahmud Abbás. El programa político-militar de la ultra derecha israelí, no se cerró con la agresión a Palestina y la Franja de Gaza de julio de este año, sino que continúa acrecentándose. Provocaciones de este tipo sobre el pueblo palestino y el mundo árabe recalientan la zona y abren un abanico de posibilidades imprevisibles para esa zona.
El Estado Islámico de Irak y el Levante (EI) amplía su zona de acción y la única resistencia seria que encuentra actualmente son las guerrillas kurdas del PKK (YPJ e YPG). El pueblo kurdo lleva más de 40 años de lucha por su autonomía tanto en Siria como en Irak y Turquía. El ejército mercenario fascista del Estado Islámico, inicialmente armado y financiado por los EEUU y las monarquías petroleras aliadas a la OTAN aparece en 2003 como instrumento para terminar el trabajo sucio en medio oriente, centralmente contra Siria y en menor medida contra la influencia iraní. El vacío de poder militar y político creado en la zona por el retiro escalonado de las tropas imperialistas de Irak y Afganistán aumentó la tensión y la inestabilidad en la región, potenciando el accionar autónomo de estas milicias. El actual espanto de las potencias imperialistas, que se traduce en bombardeos y una creciente reinstalación militar es fruto del fracaso de su intervención en la región.
La situación en Ucrania es todo menos tranquila y el cierre del conflicto parece alejarse cada vez mas. El alto el fuego firmado el 5 de septiembre parece más una cuestión formal que real. La creciente re-militarización de la zona a través de, al menos, un convoy de camiones y tanques en la zona de Donetsk además de gran cantidad de tropas sin insignias demuestra que la zona vuelve a calentarse.
La situación de guerra no es una novedad.
Los revolucionarios marxistas-leninistas siempre hemos señalado -no de forma profética y oracular ya que no adivinamos el futuro sino que la teoría y la práctica revolucionaria nos permite entender las leyes generales del desarrollo de la historia y la lucha de clases-, que ante una crisis económica el capitalismo debe desprenderse del capital excedente y la mejor forma de hacerlo es destruyéndolo mediante la guerra. La redistribución de zonas de influencia, de accesos a zonas ricas en materias primas, la dominación de mercados para sus productos y, en última instancia la supervivencia misma de una determinada potencia imperialista, depende del acceso a estos puntos señalados.
Los pueblos del Kurdistán, de Ucrania y de Palestina están dando las campanadas de la hora. Cuando la barbarie imperialista trata de tomar de rehén a los pueblos libres del mundo, éstos demuestran tomando su propia historia en sus manos, que la única salida a la agresión es responder con la lucha organizada a través de la rebelión. Las milicias kurdas, la intifada palestina, los pueblos de Ucrania demuestran que el futuro es cierto y claro si profundiza la lucha antiimperialista en camino revolucionario hacia el socialismo.

Roberto Craviotto