Entre el 17 y el 20 de octubre habrá elecciones en el Profesorado Joaquín V. González, en las que se elegirán consejeros directivos y a la conducción del Centro de Estudiantes.
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Los resultados de las elecciones en la Universidad de Buenos Aires dan cuenta de un avance de los sectores que rechazaron, desde distintas posiciones, el ajuste de Macri y el pacto con el FMI.
Tras las 13 elecciones, fueron ratificadas conducciones de izquierda o antiburocráticas en Filosofía, Farmacia, FADU, Psicología, Veterinarias y Exactas y se verificaron cambios de mando en ese mismo sentido en Agronomía, Medicina y Sociales, donde perdieron las agrupaciones ligadas a las autoridades. Aun con este avance, el mapa político queda relativamente equilibrado entre los tres principales sectores: la izquierda (en toda su amplitud), el kirchnerismo y afines (Mella, Nuevo Encuentro, Cámpora) y las organizaciones ligadas al Rectorado (Nuevo Espacio, UES, MLI, LAI).
La razón principal de los resultados es una conclusión acertada acerca del papel que deben jugar los centros de estudiantes y las organizaciones frente a los recortes presupuestarios, la suspensión de obras de infraestructura, el ataque al salario docente y la presentación de un presupuesto educativo elaborado a la medida de los acreedores de la deuda externa y sus organismos financieros.
Por un lado, la rebelión educativa -un auténtico proceso de movilización, asambleas y toma de facultades- obligó a la intervención de todas las agrupaciones y bloques políticos, revelando su verdadera naturaleza y su programa político. De esta manera, cada cual quedó ubicado en su justo lugar y los estudiantes eligieron representantes en función de ello, materializando un castigo hacia quienes apoyaron, callaron o fueron tibios ante al ajuste brutal del gobierno.
Por otro, tras el reparto de delegados por facultad se da por fracasada la maniobra de montar una FUBA paralela al servicio de las autoridades, instrumentada por el Rectorado. Es una verdadera derrota del Barbieri y Yacobitti (PJ + UCR) y sus agrupaciones estudiantiles (UES, MLI y Nuevo Espacio), que habían apostado todas sus fichas por un mini “golpe de estado” mediante fraude electoral, imputaciones judiciales y campañas mediáticas de fake news. El correspondiente congreso de la FUBA se realizará en abril de 2019.
En tercer lugar, el bloque del campo popular contiene dos posiciones fundamentales: pelear contra el macrismo en el presente y sin expectativas en las elecciones presidenciales, o posar de opositor, criticar al gobierno y “votar bien” en 2019. A grandes rasgos, en el primer carril se ubican -con sus diferencias- las organizaciones de izquierda y combativas, y en el segundo lo hacen el kirchnerismo y sus aliados. Tales posiciones políticas tienen influencia en la táctica que cada cual desarrolla durante las luchas, incluyendo el reciente conflicto educativo: profundizar las medidas de fuerza o golpear para negociar, impulsar la ocupación de facultades o evitar el choque con autoridades locales, poner como blanco político al gobierno o depositar expectativas en los parlamentos, etc.
Los tres puntos de análisis anteriores se presentaron con claridad en las elecciones de Sociales.
La conducción de la UES (PJ Filmus), fundamentalmente una administración de fotocopias y kioskos en alianza con la decana Carolina Mera, fue repudiada por los estudiantes. Las razones fueron muchas: entre otras, negarse a poner al centro de estudiantes (CECSo) al servicio de la lucha estudiantil y docente, su papel en las asambleas, las agresiones de sus militantes hacia los compañeros durante la toma de la facultad y su apoyo al agresor de mujeres Christian Bay (dirigente UES y funcionario de la Facultad).
Al mismo tiempo, ese repudio estudiantil tomó la forma de un apoyo a la Lista 15 (Mella + K), la nueva conducción del centro. Esta lista se presentó como la mejor opción electoral para impedir un nuevo triunfo de la UES, pero no jugó un papel de avanzada en la pelea contra el ajuste del gobierno, representa a las autoridades de varias carreras (Trabajo Social, Comunicación) y a la anterior gestión de la Facultad (ex Decano Postolski y otros), y tiene entre sus filas a varias agrupaciones otrora aliadas de la UES (Nuevo Encuentro, etc.), con quien habían formado una lista unitaria para desbancar a la izquierda del CECSo en 2015. De esta manera, no solamente se inscriben una estrategia nacional de recambio presidencial en 2019, sino que forman parte de quienes gestionaron la miseria presupuestaria y los planes de ajuste de los últimos años.
La presentación de la lista combativa Oktubre (FIT, 29 de Mayo, MAS), fue una apuesta correcta por parte del activismo y las organizaciones, pero su demora en la conformación del frente y en el lanzamiento de la campaña electoral, y cierto sectarismo hacia otras expresiones de la izquierda, le impidieron canalizar la bronca de los estudiantes y su voluntad de cambio.
Ahora resta dotar al CECSo y al movimiento estudiantil de un programa político y un plan de lucha que los liguen a la pelea de los sectores populares, para enfrentar y derrotar el ajuste que se viene tras el pacto Macri – FMI y el recorte del Presupuesto 2019.
D.P.
Entre el 17 y el 20 de octubre habrá elecciones en el Profesorado Joaquín V. González, en las que se elegirán consejeros directivos y a la conducción del Centro de Estudiantes.
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