El movimiento estudiantil y el ajuste

Jueves, 14. Agosto 2014

Dar un paso al frente

Con la crisis económica golpeando fuertemente las puertas de nuestro país, es natural que el ajuste descargado sobre los sectores populares -especialmente los trabajadores- haya llegado también a la educación pública. El aumento del presupuesto es superior a años anteriores pero, al mismo tiempo, fue rápidamente absorbido por una inflación y una devaluación del peso que también fueron record.
En este plan de ajuste coinciden tanto el oficialismo como la oposición. El kirchnerismo no cuenta con la conducción indiscutida de las universidades nacionales, sino que en varias de ellas aplica su política mediante armados heterogéneos con peronistas y radicales -no exentos de tensiones y peleas internas-, con quienes comparte el manejo del presupuesto, los cargos políticos y el rechazo a la movilización de estudiantes y docentes.

Las consecuencias concretas

En primer lugar, es de esperar que continúen los obstáculos al ingreso, la permanencia y el egreso a la universidad, a través de la falta de albergues y comedores estudiantiles (o el incremento en sus precios), de boleto subsidiado, becas para materiales de estudio, problemas edilicios (estado, mantenimiento, capacidad), exámenes restrictivos, filtros, limites por cupos, cesantías y otros problemas. Aquello viene generando un creciente descontento estudiantil que en algunos casos logró manifestarse en forma de conflicto, como en La Rioja (UNLAR), donde los atropellos del poder y la falta de democracia voltearon a la cúpula universitaria en 2013.
Otra de las manifestaciones más notables de la continuidad del ajuste fue el salario docente, que se intentó empujar hacia abajo. Durante junio y julio los universitarios salieron a pelear por aumentos que cubran los 16 meses de congelamiento salarial, llevando adelante huelgas, tomas y movilizaciones que alcanzaron a 27 universidades nacionales y unos 90.000 profesionales. Fue de destacar el apoyo del movimiento estudiantil en algunos casos concretos como el de la Universidad de Rosario.
Una novedad del año fue el creciente acompañamiento de los estudiantes a las luchas populares en curso. En Buenos Aires, varios centros de estudiantes movilizaron junto a los trabajadores despedidos y suspendidos de las fábricas del cordón industrial de Zona Norte, como LEAR y GESTAMP. En el caso de Chaco, la pelea educativa empalma con los sectores populares en la “Multisectorial contra el Ajuste y la Represión”, donde la política de unidad y las medidas de lucha volcadas a las calles fueron una receta exitosa para enfrentar un gobierno provincial que se niega a reconocer los reclamos de la población.

Los desafíos por delante

La situación de conflictividad social todavía impacta de forma irregular entre los estudiantes, bajo la forma de procesos de lucha relativamente dispersos (La Rioja, Salta, Tucumán) y un avance de posiciones de izquierda en algunos centros de estudiantes (UBA y UNLP). En ese sentido, aun hay que hacer un esfuerzo para convertir al movimiento estudiantil en una referencia y un motor de la lucha contra el ajuste.
Por un lado, hay que darle curso a los reclamos particulares para movilizar al estudiantado en su conjunto, apuntando contra las autoridades educativas. Esto significa la pelea democrática (contra los atropellos de las gestiones, los despidos, la persecución política, etc.) y por las reivindicaciones ligadas al presupuesto (aulas, edificios, comedores, subsidios para apuntes).
Por otro lado, encauzar la lucha estudiantil con los sectores populares -cuyas luchas vienen en alza- a través de la solidaridad y la movilización conjunta. Allí donde surjan conflictos, intervenir con ofensiva mediante la propaganda dentro de las facultades, la formación de comisiones de apoyo y la participación concreta de las medidas de lucha.
El crecimiento de la lucha popular puede y debe operar de catalizador o “empujón”, para que los estudiantes se sumen a pelear contra el ajuste. Los centros de estudiantes son herramientas importantes que deben ponerse a trabajar en esta dirección; y allí donde la conducción sea un obstáculo para este plan, los sectores combativos deberán recurrir a las asambleas, comisiones y las formas organizativas que mejor sirvan a este plan.

D.P.

Publicado en: 
Jueves, Agosto 14, 2014 - 14:15

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