El General de Cristina

A pesar del rechazo de los organismos de DDHH, algunos simpatizantes kirchneristas y parte de la oposición, ya ha pasado más de un año desde que el gobierno ratificó el ascenso del jefe del Ejército César Milani, quien sigue ganando espacio e influencia sobre la Presidente.

Un año antes de la conmoción política ocasionada por la muerte del fiscal Alberto Nisman, y en relación a mantener el control de las fuerzas políticas y sociales de cara a la retirada del kirchnerismo del gobierno, en la edición n° 82 de no transar señalábamos: “la presidente le otorgó una partida presupuestaria extra de $ 1.300 millones y la promesa de más dinero para “rearmar” a un Ejército que se quejaba de estar paralizado desde 2003. En cada una de sus visitas de camaradería, Milani se encargó de hacer proselitismo y de buscar la lealtad de todos los mandos, en este proceso, elevó el número de generales de 38 a 55, para una tropa de menos de 18000 soldados voluntarios. El 25 % de estos nuevos generales provienen de Inteligencia, el arma de la que sale Milani. ¿Será que la presidente no confía más en la SIDE que parece jugar para varios equipos?” El tiempo nos dio la razón ya que en estos últimos meses el presupuesto destinado a la Dirección General de Inteligencia del Ejército se quintuplicó. Si, según el gobierno, el país ha dejado de tener “hipótesis de conflicto” y sin embargo aumenta exponencialmente el presupuesto para un Ejército que por ese motivo no compra equipamiento ni se rearma y el fin de esa abultada caja es destinada todo a Inteligencia, eso hace suponer que no tiene otro destino que la inteligencia interna, entonces ¿Milani llamará a Gils Carbó para preguntarle a quién tendrá que intervenirle el teléfono?
El kirchnerismo apuesta al aparato de inteligencia que puede aportarle Milani, quien gana poder dentro del gobierno, tanto así que por primera vez en la historia de la apertura de las Sesiones Ordinarias del Congreso, la casa militar se hizo cargo de la seguridad del evento. El General, acuciado por las denuncias por delitos de lesa humanidad en las provincias de Tucumán y La Rioja y por enriquecimiento ilícito, fue exhibido triunfante en televisión durante el discurso de la Presidente. Toda una provocación para los que venimos luchando contra los genocidas y por una verdadera democracia del pueblo.
Sus causas en la justicia tardan en prosperar y suceden hechos intrigantes. Por ejemplo, el 6 de diciembre de 2013 robaron el auto del secretario de la Fiscalía Federal de La Rioja Martín Apóstolo, donde había fotocopias del expediente judicial que investigaba al jefe del Ejército por su participación en el secuestro del ex preso político Ramón Alfredo Olivera. Un año y medio después apareció el auto de Apóstolo en una casa de un barrio de La Rioja tapado con una lona y sin la documentación.
El encubrimiento de las causas a Milani por parte de la justicia y también el silencio de organismos de DDHH como el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) de Verbitsky es cuando menos sospechosa. Ni hablar de la defensa acérrima de los medios ligados al gobierno. El Poder Judicial del que tanto se queja el kirchnerismo es cómplice y socio del gobierno para garantizar la impunidad de Milani.
Este 24 de marzo a 39 años del golpe genocida, junto con el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, nos movilizamos para que no se “resignifique” la memoria del pueblo. Porque se vayan Berni y Milani. Debemos ganar las calles y ser una multitud para impedir que el gobierno avance con su política represiva y de espionaje a las organizaciones sociales y a los trabajadores.
Marcela Stein