Darle continuidad a la lucha contra el macrismo

Miércoles, 14. Diciembre 2016

Según datos recientemente publicados por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) en lo que fue del año hubo más de 162.000 despidos en el ámbito privado y cerca de 70.000 en el ámbito estatal, dejando así más de 232.000 trabajadores en la calle. Por otro lado, según datos de trabajadores del INDEC la inflación alcanzó el 42% anual y la canasta básica está en $20.875, muy lejos de los $7560 de salario mínimo establecido por decreto. Por último, según el informe estadístico del Centro de Estudios para el Desarrollo Nacional “Atenea” el poder adquisitivo de los trabajadores cayó 7,6% en nueve meses. En síntesis, el 2016 estuvo caracterizado por el ajuste y el gobierno de Cambiemos no dudó en descargar la crisis sobre los trabajadores.

Cerrando el 2016 el macrismo empieza a poner sus esfuerzos de cara a las elecciones de 2017. Sus intenciones se reflejan en el presupuesto donde hay importantes recortes en las carteras de Energía, Producción, Agroindustria, Cultura y Salud, con reducciones de fondos o incrementos nominales por debajo de la inflación calculada para el año que viene, recortes reales que oscilan entre el 12% y el 31%. Por otro lado se asignó un importante aumento del presupuesto en el Ministerio de Desarrollo Social (46% más en relación a 2016) en pos de garantizar los recientes acuerdos con CTEP, Barrios de Pie y CCC luego de la aprobación de la ley de emergencia social, y en Obras Públicas (45% en relación a 2016) en pos de generar empleo reactivando la construcción.  Todo sea para ver si así aseguran un 2017 tranquilo.

En el caso de los estatales, los golpes más grandes fueron sufridos durante el primer semestre con la mayor cantidad de despidos, paritarias muy por debajo de la inflación y, por ende, con una pérdida importante del poder adquisitivo. La “limpieza” impulsada por el macrismo con el discurso de un Estado más eficiente mostró sus verdaderas intenciones: según datos publicados por el diario La Nación el pasado 28/11, no sólo no se disminuyó la cantidad de trabajadores estatales sino que aumentó un 1%. Tal como señalamos todo el año, el discurso de los ñoquis fue una farsa y lo de terminar con un “Estado sobredimensionado” fue una mentira para esconder la persecución política y regimentación de los trabajadores, para luego contratar a los propios con abultados sueldos.

En este escenario las direcciones sindicales de UPCN y SUTECBA, en sintonía con los planes de la CGT, se dedicaron a negociar un bono de fin de año completamente insuficiente contemplando los índices de inflación y pérdida del poder adquisitivo, dejando en el olvido la reapertura de paritarias, garantizándole al macrismo las fiestas en paz.

Mención aparte merecen las direcciones de las distintas fracciones de ATE que lejos estuvieron de llevar una política de lucha contra las medidas de ajuste del gobierno. Durante los primeros meses del año la movilización de los trabajadores estatales se impuso sobrepasando a las propias direcciones sindicales poniendo un freno a la ola de despidos con su mayor pico con la enorme marcha del 29/2. Situación que tanto la dirección de la fracción verde y blanca de ATE Capital como de la Verde de ATE Nacional se ocuparon de desinflar garantizándole a los traidores de UPCN y SUTECBA negociar paritarias a la baja. El temor de verse sobrepasados por las bases combinado con la propia interna de ATE, generó serias limitaciones a la hora de profundizar las luchas llevando adelante medidas testimoniales ligadas a la decisión de no generar procesos de unidad y de coordinación entre los sectores más movilizados. Por otro lado la marcha federal mostró sus potencialidades basada en la movilización de amplios sectores contra el ajuste, poniendo entre la espada y la pared a la CGT respecto a la necesidad de llamar un paro nacional: el límite estuvo en que su principal objetivo fue volcar a la CTA en la interna del kirchnerismo, siendo esta una medida sin continuidad que quedó aislada. El oportunismo de estas direcciones sindicales colaboran -quieran o no- con la pretendida paz social del gobierno.

En este contexto donde las direcciones sindicales están dubitativas y empiezan a mostrar sus intereses electoraleros hay que generar espacios de unidad y coordinación entre las agrupaciones, juntas internas, delegados y activistas combativos para darle continuidad y objetivos claros a la lucha contra el ajuste del gobierno de Cambiemos, de cara a un 2017 donde el eje debe estar puesto en derrotar el proyecto político de Macri y sus empresarios amigos. 


Ema Díaz

Publicado en: 
Miércoles, Diciembre 14, 2016 - 23:15

Notas relacionadas