Cuando la plata no llega y lo que hay se evapora

Miércoles, 12. Octubre 2016
Cuando la plata no llega y lo que hay se evapora

De cara a las elecciones legislativas de 2017 el macrismo enfrenta su primera prueba de fuego en materia electoral conciente del descontento y de que los números de la economía, salvo para el sector financiero que vive un nuevo verano, no cierran para nadie. 

Las políticas neoliberales que en los años 90 tuvieron su punto culminante cuando las inversiones extranjeras encontraron en el remate de las empresas del Estado su leitmotiv, no logran ahora reavivarse con el solo “saneamiento” del gasto público (despidos, reducciones presupuestarias, recortes salariales, etc.), simplemente porque, en parte, la parálisis del capitalismo es generalizada, en especial en los países destinatarios de las exportaciones, como Brasil, y en parte –fundamentalmente- porque el alza de las protestas callejeras desalienta cualquier inversión posible.
De esta forma, la balanza comercial concluirá el año con una pérdida de 646 millones de dólares y se estima que el año próximo el saldo negativo rondará los 2.000 millones según proyecta la ley de presupuesto 2017 recientemente enviada por el Ministerio de Economía al Congreso.
Esto demuestra que la ola de inversiones anunciada por Macri no ha sido más que una nube de humo rubricada por el INDEC quien ha difundido que la inversión en el segundo trimestre se ha retraído un 5% respecto de igual período de 2015.
Así, transcurridos 10 meses de gobierno, las condiciones de vida de la inmensa mayoría de la sociedad siguen en picada. El cierre de las paritarias tras los aumentos del primer semestre ha provocado que los sueldos pierdan en promedio un 12% frente a la inflación y que dicha pérdida sea mayor entre los trabajadores peor remunerados; situación que se agravará hacia el final del año cuando la inflación trepe al 45%. Por su parte, la desocupación ya supera los 2 dígitos, y ésta mayor en las grandes ciudades donde se estima que unos 200.000 trabajadores formales e informales ya han perdido su trabajo.
Junto a esto, las cifras de la pobreza difundidas por el INDEC indican que uno de cada tres argentinos es pobre y que en lo que va del macrismo 1,5 millones de personas cayó en esa situación, la cual resulta elocuentemente grave entre los menores de 15 años, de quienes la mitad resultan pobres.
De esta forma, a la luz de los resultados, el slogan de campaña de Macri de “pobreza cero” se confirma en la práctica como cierto. “Con Macri los pobres pierden a cero frente a la goleada de los ricos”.
Y el punto es que a pesar del brutal ajuste y la paralización de la obra pública, el déficit fiscal (que ya trepa al 7,5% del PBI) no retrocede, y no precisamente porque la plata vaya en cubrir las necesidades de salud, vivienda o educación, sino porque el gobierno sólo piensa en subsidiar a las grandes empresas y pagar la deuda en un intento desesperado de dar señales de rentabilidad para los negocios en el país.
Es por eso que en este contexto económico lo único que da señales de vida es la timba financiera. La fuga de capitales en el primer semestre del año superó los 6.000 millones de dólares, mientras que el endeudamiento externo pasó de representar del 24% al 32% del PBI. Y si cabe alguna duda de que Macri ajustará el rumbo baste señalar que la deuda de 16.380 millones de dólares proyectada para 2017 disipará cualquier duda al respecto.
A esta altura de los acontecimientos el macrismo está dando señales claras de tener pocas variantes para torcer el rumbo y eso achica sus márgenes de maniobra. El endeudamiento como clave de financiamiento es hambre para hoy y más hambre para mañana. Sólo un sector de la población con ingresos medios altos y altos ha visto mejorar su situación. Sin embargo, el capital político que lo llevó al poder se ha evaporado en amplios sectores de la sociedad, en particular entre los trabajadores ocupados y desocupados, generando un clima de permanente protestas callejeras las cuales no pueden ser frenadas ni siquiera por la pasividad de la burocracia sindical o la presencia policial en las marchas y piquetes.
Este escenario agudiza las contradicciones y hace posible pensar en una solución de fuerzas antes que electoral. Simplemente por el descrédito de la política junta votos y por estar claro que el Congreso de la Nación, hacia donde se dirigirán todas las fuerzas parlamentarias, no ha servido para poner freno al saqueo y el ajuste. 
Jorge Diaz

Publicado en: 
Miércoles, Octubre 12, 2016 - 17:30

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