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Córdoba | El movimiento estudiantil y el Cordobazo
Los días 23 y 24 de mayo se realizó en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, las jornadas tituladas “A 50 años del Cordobazo. Repensando el ciclo de protestas obreras, rebeliones populares e insurrecciones urbanas”. En las mismas, compañeras de la TUN 29 de Mayo de dicha universidad presentaron la ponencia “TUPAC y su aporte en la construcción de un movimiento estudiantil combativo, antiimperialista y revolucionario (1969-1971)”, en la que se adentran en el análisis de la tendencia universitaria impulsada por Vanguardia Comunista.
Fueron coordinadores de la mesa los profesores Pablo Bonavena, Mariano Millán y Juan Califa, quienes aportaron sus observaciones y enriquecieron el intercambio sobre las organizaciones estudiantiles en los ’60 y ’70, mechando opiniones sobre la actualidad universitaria.
Saludamos a las compañeras de la 29 de Mayo por el trabajo realizado. Reproducimos a continuación una selección de fragmentos.
El Cordobazo y la expansión de la TUPAC
A fines de la década del ´60, bajo impulso y dirección de cuadros universitarios de VC tuvo su surgimiento TUPAC, inicialmente en las facultades de Ingeniería y Filosofía y Letras de la UBA, aunque rápidamente extendió su presencia a otras universidades como las de Rosario, Santa Fe, Mendoza y Nordeste. Su desarrollo en Córdoba fue posterior al Cordobazo, fundamentalmente en las facultades de Medicina, Derecho y Arquitectura.
Como antecedente, en el transcurso de 1968 las notas estudiantiles en el periódico no transar, reflejan una producción de línea política específica para la universidad y una intervención concreta en el seno del movimiento estudiantil. En sus planteos iniciales, se expresaba la búsqueda por hacer de la universidad una cantera de intelectuales y cuadros políticos permeados por las ideas revolucionarias, partiendo de caracterizaciones...
“(…) sobre el carácter de la sociedad, de un programa revolucionario y antiimperialista, cuyo eje principal giraba alrededor de los contenidos de la enseñanza universitaria y en menor medida en torno a las reivindicaciones inmediatas, contra el limitacionismo de los exámenes eliminatorios, las materias filtros, las correlatividades, etc.”
Estas orientaciones iniciales fueron profundizadas al calor del Cordobazo, que marcó un punto de inflexión a partir del cual TUPAC recogió como principales balances: la importancia de la lucha reivindicativa en la medida que abrió paso a la lucha política contra la dictadura; la combatividad y masividad que se expresó en la lucha de calles; la potencialidad de la unidad obrero-estudiantil; y el desborde que sufrieron los Centros de Estudiantes y la Federación Universitaria de Córdoba (FUC).
La FUA del Cordobazo
A partir de estas lecturas, TUPAC se planteaba la necesidad de disputar la conducción de Centros de Estudiantes y Federaciones para ponerlos bajo una orientación antiimperialista y antidictatorial.
Durante la primera semana de noviembre del ´68, se desarrolló en forma clandestina en la ciudad de Mar del Plata el Congreso Nacional de Centros de la FUA. La nota estudiantil publicada en no transar titulada “CNC: Algo se ha avanzado”, realiza un balance acerca de esa instancia, resaltando dos puntos principales: la responsabilidad política de las agrupaciones antiimperialistas y revolucionarias de llevar el debate y organizar a las masas estudiantiles para enfrentar a la dictadura; y el rechazo a la política particionista del MOR.
Entre noviembre y diciembre de 1969 se llevó a cabo, también en la clandestinidad, el IX Congreso de la FUA bajo la dirección de FAUDI y TUPAC. Éste contó con la participación de 170 delegados de diferentes facultades del país y con la presidencia honoraria de Ernesto Che Guevara. Las resoluciones y definiciones allí resueltas, expresan la consolidación de la izquierda revolucionaria al frente de la Federación. Si bien, las disputas políticas que hacían a la orientación de los espacios de representación estudiantil eran tomadas en primer plano por TUPAC, la organización expresaba en reiteradas ocasiones la necesidad de incorporar a la masa del movimiento estudiantil y a las organizaciones que venían peleando contra la dictadura: “La débil participación por abajo, permitió ciertos acuerdos por arriba, que no respondían a los intereses de los estudiantes.”
A la constante intervención de sindicatos y universidades, se le sumaba la sistemática persecución y encarcelamiento de activistas, como en el caso de las detenciones del Presidente y del Secretario General de la FUA. En ese contexto, el 31 de julio de 1970 se lleva adelante la reunión de la Junta Ejecutiva de la FUA, en la cual TUPAC presenta un proyecto titulado No al Congreso Extraordinario, Sí al Congreso Nacional!, que no resulta aprobado.19 Aun así nos ofrece un conjunto de lecturas representativas de los posicionamientos planteados por TUPAC frente a la situación política y los debates entre las principales corrientes de la izquierda revolucionaria y el reformismo respecto al rol de la FUA. El proyecto presentado constaba de siete puntos entre los que se destacan: que la FUA se expresara en rechazo de Levingston y por el repudio a los encarcelamientos y los intentos de...
“(…) descabezar a la vanguardia del movimiento estudiantil y castigar en la Junta Ejecutiva de la FUA el papel revolucionario que jugó en las luchas contra el limitacionismo, contra el particionismo y por un nuevo mayo junto al proletariado de Córdoba.”
Como forma de incorporar al masivo de los estudiantes y docentes a la lucha antidictatorial, TUPAC llamó a constituir Comités de Lucha obrero-estudiantil, nacional y regionalmente, a la vez que...
“(…) es necesario empeñarse en la formación de comisiones estudiantil-docente-graduados que denuncien el contenido reaccionario de la enseñanza al servicio de monopolios, le opongan un contenido al servicio de los intereses y necesidades de nuestro pueblo.”
Respecto a los intentos de constituir una FUA paralela a través del llamado a un Congreso Extraordinario, TUPAC consideraba a los integrantes del MOR como “elementos contrarrevolucionarios” que debían ser declarados como “enemigos de los estudiantes y el pueblo argentino” y expulsados de la Junta Ejecutiva, ratificando lo expresado en el IX Congreso de la FUA que “(…) resolvió convocar a un Congreso Nacional que termine con la división orgánica de los estudiantes argentinos.” Sin embargo a comienzos de 1971 la división de la FUA ya era un hecho. El desconocimiento por parte de la TUPAC al Congreso Extraordinario se apoyaba sobre la consideración de que la relación de fuerzas en términos electorales no era reflejo de la relación de fuerzas en el plano de la lucha callejera y las ocupaciones de facultad sostenidas por el movimiento estudiantil, legitimando así la constitución del Encuentro Nacional de Estudiantes y sosteniendo las banderas revolucionarias levantadas en el IX Congreso de la Federación.
Ante la política particionista del MOR y las concesiones realizadas por FAUDI al arco de organizaciones reformistas, TUPAC contraponía un programa con tres ejes principales derivados del análisis de la situación política nacional y universitaria:
“(...) la lucha por la libertad de los presos políticos y la libre acción del movimiento estudiantil y contra la farsa del plan político; la lucha contra el contenido reaccionario de la enseñanza junto a docentes e intelectuales revolucionarios, (…) la lucha por derrotar el presupuesto universitario de la dictadura impuesto por los mismos monopolios que condenan a los obreros a sufrir salarios de hambre.”
El poder del movimiento estudiantil: la experiencia del Cuerpo de Delegados
Desde comienzos de 1971 empezó a cobrar fuerza una nueva forma organizativa estudiantil: el Cuerpo de Delegados, particularmente en la UNC y en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Éstos se erigieron como alternativa a los espacios tradicionales de organización del movimiento estudiantil como Centros de Estudiantes, que claudicaban ante la constante intervención y cierre de las facultades y universidades. El incremento cuantitativo y cualitativo de las luchas estudiantiles se reflejó en la conformación de espacios de doble poder que asumían el control de las facultades.
A fin de ilustrar en qué consistió el doble poder, reproducimos una breve sucesión de acciones del movimiento estudiantil de la FFyL de la UBA, en las cuales TUPAC tuvo intervención.
El 11 de mayo una asamblea de 2000 estudiantes exigió al decanato la entrada libre, sin exhibición de libreta, el levantamiento de las suspensiones y un aula para el Cuerpo de Delegados; el día 22, unos 260 delegados, en representación de 5500 estudiantes deciden la disolución del CEFyL; a principios de junio se efectiviza la entrada libre a la Facultad y la toma del aula para el Cuerpo de Delegados; el 11 de junio, el decanato intenta impedir la realización de la asamblea y cierra la facultad: estudiantes y docentes logran reabrirla y poner en marcha el dictado de clases; por la noche 2000 estudiantes resuelven el desconocimiento al poder del decano y a la asamblea estudiantil-docente como la única instancia de poder real en la facultad, a la vez que decide el inicio de juicios políticos a los profesores aliados a la intervención, su destitución y reemplazo a través de concursos ante la asamblea; el desconocimiento a las FUAs y a la FUBA; la profundización de la lucha contra el examen de ingreso y la expulsión de la policía de la facultad.
El posicionamiento de TUPAC durante este proceso muestra coherencia respecto a la caracterización de las FUAs y la necesidad de que allí donde los Centros de Estudiantes se convertían en obstáculos para el desarrollo de la lucha estudiantil contra las políticas dictatoriales, era necesaria la conformación de espacios que disputen el poder en las facultades.
El Congreso Nacional de TUPAC
Bajo la “presidencia honoraria de Emilio Jáuregui y todos los combatientes caídos contra la dictadura”, TUPAC llevó adelante su Congreso Nacional en agosto de 1971, con la participación de estudiantes de Córdoba, Santa Fe, Rosario, Mendoza y Buenos Aires. Allí se balancearon las luchas del movimiento estudiantil, se reivindicó la conformación de Cuerpos de Delegados y Comités de Lucha y se ratificó el camino de la lucha contra la dictadura a partir de tres ejes centrales: la movilización contra el contenido reaccionario de la enseñanza, la lucha democrática contra la represión dictatorial y la solidaridad activa con el movimiento obrero en lucha. Esta instancia dio cuenta de la consolidación de una expresión de izquierda, revolucionaria, antiimperialista y combativa, que incidió en los principales conflictos estudiantiles de la época.
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