Por segunda vez en menos de tres meses, los trabajadores dieron una respuesta masiva y concluyente a la convocatoria a paro nacio-nal. En esta oportunidad el llamado excedió la demanda contra el ‘... Ver más
Avanzar hacia el paro activo nacional
Razones concretas sobraban para que el 2014 cerrara en medio de una alta conflictividad social. Las preocupaciones –y advertencias del gobierno nacional– no eran infundadas. Los efectos del ajuste, tarifazos, inflación y una economía en recesión castigan con dureza los bolsillos populares. Sin embargo, no hubo paro nacional y mucho menos plan de lucha, aunque fueron muchos los conflictos por salario, contra los despidos o en defensa de las fuentes de trabajo a lo largo del año, lo que habla de la disposición a la lucha de los trabajadores.
Múltiples fueron los factores que trabaron la intervención combativa y unitaria de los trabajadores en el cierre del 2014. La convergencia entre los de arriba para que la marcha hacia las elecciones no se viera alterada por el conflicto social, las acciones del gobierno nacional tendientes a contener en parte las demandas como la exención del pago de ganancias al medio aguinaldo y concesiones a las organizaciones piqueteras que le suman activismo a la hora de los cortes y, finalmente, la conducta de la dirigencia sindical oficialista y opositora que se sumaron a los enjuagues de los de arriba con tufo electoralero.
Paradójicamente, cuando los de arriba pensaban encaminarse hacia un 2015 con la marca de la farsa electoral, desde su propio seno estalló, con la sospechosa muerte del fiscal Nisman, una crisis que aceleró los tiempos políticos.
Los trabajadores deben y pueden intervenir para que el fiel de la balanza se incline a su favor. Y no sólo con la mirada puesta en sus reivindicaciones, en tanto los efectos del ajuste persisten y se agravan, sino también hacia la aparición de una alternativa que paso a paso se convierta en referencia para el conjunto de los trabajadores y luchadores populares y no sólo en una opción electoral.
Para ello, como decíamos en el no transar anterior “(…) habrá que superar el freno de las cúpulas sindicales traidoras y conciliadoras que están sentadas sobre nuestras demandas, que amagan pero por un plato de lentejas desactivan cualquier movilización. Sin desbordarlas no habrá paro activo y mucho menos plan de lucha. La unidad de acción vale para la lucha, no para acuerdos tramposos y desmovilizadores”
En ese camino, desde hace tiempo promovemos la unidad del combativismo sindical, la izquierda y los que luchan. Formamos parte de la construcción del Encuentro Sindical Combativo, expresión genuina de una parte del activismo sindical de avanzada, sin ataduras a proyectos electorales, bajo el mismo techo vivimos distintas visiones políticas sin pretensiones hegemónicas, pero con la certeza que nuestra fuerza está en la lucha, la movilización y la presencia en las calles.
Siempre concebimos a esta unidad como la acumulación de fuerzas necesarias para imponer de manera rebelde una salida obrera y popular; ese es el camino que nos enseñaron los cordobazos y diciembre del 2001.
Con esta visión trabajamos y llamamos a las fuerzas del Encuentro Sindical Combativo a persistir en el esfuerzo, ampliar la unidad y sumarnos activamente a la lucha, sacando al encuentro de su inmovilismo y no subordinándolo a los alineamientos o especulaciones electoraleras.
Sin embargo, lo antedicho no obsta para que avancemos en definir el programa inmediato para la lucha inmediato. Hasta para las propias estadísticas oficiales el 2014 cerró con una pérdida del poder adquisitivo de los salarios que cómodamente pasa el 10%, sobre los acuerdos paritarios del año pasado. De arranque hay que recuperar lo perdido más el arrastre anterior.
Indudablemente, la paritaria docente concentra la atención, habida cuenta de la gran huelga de los bonaerenses hace un año y sus 17 días de paro. De ahí que tratando de adelantarse a los hechos, Scioli abrió la paritaria y acordó con el Frente Gremial un anticipo a cuenta del 8%; Macri repitió el esquema en la Ciudad con UTE-Ctera, pero aquí fue del 10%. En ambos casos, las dirigencias sindicales confluyeron con los planes desmovilizadores de ambos candidatos presidenciales. Haya paz a costa del sueldo miserable de los docentes.
El reclamo salarial de las seccionales combativas de Buenos Aires gira en torno de un básico de $7.000 y un sueldo inicial de $11.000 para el cargo testigo. El no inicio de clases si no se consigue la firma de un acuerdo paritario justo es el recurso de lucha más importante de los docentes como lo demuestra la experiencia. Así lo están discutiendo varios gremios del interior, como Chaco entre otros.
En el resto de los trabajadores estatales las necesidades de los gobiernos en un año electoral y a pesar de los déficit presupuestarios, reclaman la máxima presión de las bases para forzar acuerdos que la complicidad de la dirigencia sindical con los gobiernos tratará de evitar.
En el sector privado, la presión de las grandes patronales con la amenaza de suspensiones y despidos por la recesión tratará de bajar el precio a las demandas paritarias. Sin embargo como el trabajador no necesita que le expliquen el impacto de la inflación en sus bolsillos, con una canasta familiar que ronda los pesos 13.000/14.000, debemos avanzar con un aumento salarial base del 50%. Y si las suspensiones y despidos se producen, parar y ocupar la fábrica.
Finalmente, es responsabilidad del combativismo sindical, la izquierda y los que luchan organizar y ponerse al frente del conjunto de los trabajadores para enfrentar el ajuste y la inflación con un paro activo nacional que sea parte de un plan de lucha para imponer no sólo el pliego de reivindicaciones inmediatas sino para acumular en dirección a una salida verdaderamente democrática y verdaderamente popular.
Ricardo Jufré
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