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A 60 años de la fundación de Vanguardia Comunista - Seis décadas de lucha revolucionaria

El 5 de abril de 1965, en una casa del barrio de Caballito en la Ciudad de Buenos Aires, un núcleo de jóvenes militantes daba nacimiento a Vanguardia Comunista. Así lo plantearon en las páginas de la edición de no transar de ese día:
“Nuestro objetivo estratégico es organizar la vanguardia del proletariado, como requisito ineludible para el desarrollo de la revolución argentina... Nos llamamos comunistas porque reivindicamos la historia del comunismo internacional, su ideología y su práctica, de las que reniega el revisionismo, y de las que los marxistas-leninistas hacemos nuestro punto de partida”.
Elías Semán fue electo secretario general del partido, puesto que ocupó por tres años, quedando así al frente de un grupo de cuadros integrado, entre otros, por Roberto Cristina, Rubén Kriscautzky y Saúl Micflic; todos ellos convencidos de la tesis marxista acerca de la necesidad de fundir a la intelectualidad revolucionaria con el movimiento práctico de las masas trabajadoras.
Esto se daba en el contexto de un mundo convulsionado por una nueva oleada de luchas revolucionarias, en donde destacaba el ejemplo cubano, y en el marco de la polémica chino-soviética, en donde los comunistas chinos, encabezados por Mao, denunciaban que la URSS había abandonado la revolución. Este proceso tenía su correlato en cada país, siendo expresión de ello el revisionismo en que había caído el Partido Comunista argentino, desde hacía varios años furgón de cola de distintas variantes burguesas. Era entonces una tarea de primer orden reconstruir el partido para la revolución en la Argentina, pertrechado de la ideología marxista-leninista y apoyado en lo más avanzado de la revolución mundial.
En aquellos primeros años una delegación partidaria viajó a China, en donde el Partido Comunista de dicho país reconoció a VC como organización marxista - leninista. De esta forma, nuestro partido nació ubicándose del lado de la vanguardia del proletariado internacional en la lucha por expandir la revolución.
En 1968, mientras abordaba el trabajo sobre el frigorífico Swift de Rosario, Semán conoció a Mario Geller, líder de la Organización Marxista Leninista, grupo surgido desde el peronismo cookista. La OML se fusionó con VC, dando un importante salto en la acumulación de fuerzas.
Durante la situación abierta por el Cordobazo nuestro partido concentró sus esfuerzos en la construcción del clasismo, siendo su principal aporte la intervención en el Sitrac - Sitram, en un trabajo sindical que se extendió por distintos puntos del país y que tuvo otro hito en el Ingenio Ledesma de la mano de un grupo de camaradas encabezados por Jorge Weisz.
Desde aquella Córdoba clasista y rebelde se le dio impulso al Viborazo o Segundo Cordobazo en marzo de 1971. Motorizar esa pueblada fue parte de una búsqueda por darle una salida revolucionaria al problema del poder, preocupación siempre presente más allá de alguna desviación por izquierda, como quedó plasmado en aquella consigna de “Ni golpe, ni elección: Revolución”, ante las elecciones de 1973.
Frente a la dictadura genocida el partido ocupó con coraje su puesto de lucha. En los meses previos, desde el no transar se llamaba a que frente al golpe había que “parar, ocupar y luchar”. Los camaradas que dieron su vida colaborando con la organización de las Madres de Plaza de Mayo en la iglesia de la Santa Cruz se sumaron a una lista de mártires que ya integraban Emilio Jáuregui, caído en 1969 una emboscada policial durante la dictadura de Onganía, Carlos Sfeir, militante secundario muerto por la represión al Devotazo el 25 de mayo de 1973 y Raúl Kossoy y Ana María Estevao, asesinados por la Triple A en 1975. Luego siguieron las demás detenciones y desapariciones, en Rosario, Jujuy, Mendoza y otros puntos del país, siendo el golpe más duro la caída de la mayor parte del Comité Central en 1978. Según testimonios del Juicio a las Juntas, durante ese cautiverio nuestro entonces secretario general, Roberto Cristina, enfrentó la tortura al grito de “¡Viva la Patria, viva la clase obrera, viva la Revolución!”, presumiendo ante los milicos de una superioridad moral que nunca podría ser aplastada.
Y nunca lo fue. Tras ese duro golpe, el partido emprendió la tarea de reorganización. Con errores y aciertos, retomó su puesto en la lucha obrera y popular. Participó en la formación de la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos y aportó testimonios en los juicios a los militares, en donde además de denunciar los crímenes cometidos reivindicó la militancia revolucionaria de nuestros caídos. De los años de Alfonsín, fue destacada la movilización a Villa Martelli, cuando el presidente anunciaba que “la casa está en orden” mientras negociaba la impunidad. En esa jornada cayó asesinado, luchando a nuestro lado, el compañero Rogelio Rodríguez. Durante el hambreazo de 1989, nuestro partido jugó un rol de vanguardia en la organización de los más humildes en Rosario.
El menemismo encontró al partido luchando contra las privatizaciones, con participación destacada en la huelga ferroviaria de 1991. En un clima de efervescencia post Santiagazo de 1993, promovimos que el pueblo movilizado hiciera punta ahí en donde la situación desbordaba, como en la movilización de junio de 1995 en Córdoba o en los piquetes matanceros hacia el final de la década. Fue el comienzo de la inserción en el movimiento de desocupados a través de la CUBa-MTR, animadora de las ANT, del enfrentamiento del Puente Pueyrredón en 2002 y de tantos piquetes y acampes.
Nuestro partido se ubicó de manera correcta frente al kirchnerismo, caracterizándolo como un proyecto renegociador apoyado en una fracción local del capital monopólico. Sortear la trampa de la cooptación nos permitió pelear por la unidad del combativismo, la izquierda y los que luchan; desde esa posición de coherencia y con humildad fraterna es que hoy salimos al encuentro de las organizaciones compañeras formadas en el peronismo que genuinamente buscan un camino de Liberación.
El presente encuentra al PRML siendo parte de la lucha popular contra el ajuste de Milei. Y así como Macri -a cuya presidencia no pocos caracterizaron como el comienzo de una “noche negra”- tuvo su diciembre de 2017, hoy empujamos que sea la pelea del pueblo trabajador la que ajuste cuentas de una buena vez con la barbarie libertaria.
En estos 60 años el partido sintetizó su estrategia. Caracterizando a la Argentina como un país capitalista dependiente, en donde el núcleo duro de la dominación está formado por una gran burguesía local de inversiones múltiples asociada al imperialismo, lo que señala como enemigos principales a los monopolios, las multinacionales y la banca. Frente a ellos, la clase trabajadora es la cabeza y la columna vertebral de un pueblo que se nutre de estudiantes, campesinos pobres, pequeña burguesía urbana y rural, y demás capas oprimidas. Este bloque de clases debe tomar el poder a través de una insurrección popular, con centro en las grandes ciudades, que instaure un gobierno provisional revolucionario que tome medidas inmediatas de bienestar y soberanía, rompiendo lazos con el capital financiero imperialista y expropiando la gran propiedad monopólica, realizando así las tareas de la etapa democrática, antimonopólica y antiimperialista de la revolución, entrelazada con las tareas propias de la construcción del Socialismo. Este sucinto resumen de nuestra estrategia y nuestro programa es fruto del estudio sistemático, pero sobre todo del balance de nuestra intervención en la lucha de clases.
En seis décadas fueron varios los camaradas a los que tocó despedir. A los ya mencionados, sumamos al ‘Colorado’ Domingo Bonomi, asesinado en una emboscada policial en 1990; al ‘Ñato’ Geller, fallecido tras un accidente en 1997; y todos los que se fueron en el último tiempo, Manuel ‘Manolo’ Malvicino, Andrés ‘Pancho’ Zamponi, Oscar ‘Pedro’ Kuperman, Eduardo ‘Gabriel’ Furno, Juan Carlos ‘Turko’ Salas, Silvia ‘Ana’ Garaglia, Oscar ‘Raúl’ Malvestiti, Alfredo ‘Gordo’ Ojeda, Fernando Luna, Diego Herrera, Vero Aichino, el ‘Flaco’ Fabrizio, el ‘Chelo’ Justoni, el ‘Cata’ Juancito… y tantas y tantos compañeros de ruta de todo este tiempo.
A todos ellos, en su momento, le dedicamos una lágrima; cada día, luchamos por reemplazarlos; sobre sus hombros se para hoy la militancia del PRML, que sigue haciendo flamear las banderas de la Liberación, la Revolución y el Socialismo, a las que seguirá llevando en alto hasta la Victoria, Siempre.
¡Viva el 60 Aniversario del PRML!
Agustín Damaso
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