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A 5 años de la desaparición forzada de Lichita
El 30 de noviembre de 2020 fue vista por última vez Carmen Oviedo Villalba, “Lichita”, la niña de 14 años desaparecida en Paraguay luego de un operativo de la Fuerza de Tareas Conjuntas contra el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). En estos años el estado paraguayo no avanzó un milímetro en resolver la situación, pero en cambio acrecentó brutalmente la represión contra el EPP y contra la familia Villalba en particular.
Un problema estructural
La Fuerza de Tareas Conjuntas es una estructura policial-militar creada en 2013 para la represión interna, buscando darle cierto marco institucional a los la persecución terrorista del estado paraguayo. De ese entonces a esta parte se multiplicaron las detenciones, las ejecuciones sumarias y las desapariciones entre la población pobre que lucha contra la opresión, en especial en el norte del país. En ese marco se explica la campaña contra el EPP, organización que llevó adelante acciones contra terratenientes, fuerzas represivas y dirigentes políticos vinculados al gobierno. En ese contexto se encuadra la desaparición de Lichita.
Casi 3 meses antes, el 2 de septiembre, el ejército había asesinado a Lilian y María Carmen Villalba, niñas nacidas en Argentina de 11 y 14 años de edad, en un operativo realizado en Yby Yaú, departamento de Concepción. Estaban en la zona visitando a su familia y habían demorado su salida del país por las restricciones impuestas en pandemia. El gobierno paraguayo de aquellos años, encabezado por el presidente Mario Abdo Benítez, había definido el operativo como un éxito, ya que en un primer momento se lo había presentado como el abatimiento de dos guerrilleras. Si bien no lograron sostener esa infamia, los cuerpos de las niñas nunca fueron entregados a su familia.
Ensañamiento con la familia
Los padres de Lichita están detenidos desde 2004. Alcides Oviedo fue condenado a 15 años de prisión por una acción armada, y años después le fue agregada una condena a 30 años por ser el presunto “autor intelectual” de otra intervención del EPP. Similarmente Carmen Villalba, luego de haber cumplido su condena a 18 años de cárcel, fue condenada a continuar detenida 17 años más tras una singular interpretación de la corte suprema por un presunto delito ya prescripto. La intención del estado paraguayo es que ninguno de los dos salga de la cárcel.
En el marco de la búsqueda de Lichita fue detenida su tía Laura Villalba, hermana de Carmen. Fue condenada a 31 años por su cercanía con el EPP. Carmen y Laura se encuentran detenidas en condiciones de aislamiento extremo, sin posibilidad de realizar tareas tales como estudiar o trabajar, con acceso limitado a comida, agua y tratamiento médico, siendo tabicadas cada vez que se desplazan. La Coordinadora de Derechos Humanos de Paraguay e incluso organismos de la ONU han denunciado que sus condiciones de detención las hacen víctimas de torturas. En octubre de este año ambas sostuvieron durante varios días una huelga de hambre para denunciar la situación.
Los Villalba que se encontraban en Argentina con estatus de refugiados políticos también fueron alcanzados por el escarmiento. Por orden del juez Ercolini, en abril de 2024 se realizaron allanamientos en el Gran Buenos Aires que derivaron en la detención de Myriam, Rosa y Tania Villalba. El escándalo fue tal que tuvieron que ser liberadas luego de varias horas, pero con el refugio político pendiendo de un hilo, cuestión que fue abiertamente planteada por la ministra Bullrich. Habiendo perdido las garantías en Argentina, para protegerse de la persecución que sostiene el estado paraguayo ahora se encuentran en Venezuela.
Aparición con vida de Lichita
La desaparición de Lichita, los asesinatos de Lilian y María Carmen, las condenas arbitrarias y la persecución transfronteriza contra la familia Villalba forman parte de un mismo patrón represivo, propio de los métodos del terrorismo de estado. Esto es acompañado por la campaña de prensa que busca ensuciar a los luchadores y su familia: los medios paraguayos se refieren despectivamente a los perseguidos y represaliados como “el clan Villalba”. En la otra vereda, la Campaña Internacional “Eran Niñas” busca mantener encendida la llama de la solidaridad de los pueblos promoviendo distintas acciones.
Pasan los años, pasan los gobiernos, y la persecución queda. También se refuerza la solidaridad de quienes no vamos a abandonar a los damnificados y perseguidos de este régimen opresor e inhumano.
¡Aparición con vida de Lichita! ¡Justicia por Lilian y María Carmen! ¡Libertad para las presas políticas! ¡Fin de la persecución a la familia Villalba!
Valeria Casas
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