A 47 años, los ecos del Cordobazo

En el Cordobazo durante dos días la clase obrera cordobesa, junto a los estudiantes, se hizo dueña de la capital provincial. A partir de aquí se abrió un nuevo período que se caracterizó por la irrupción del movimiento de masas y la avanzada de la clase obrera. Las columnas de trabajadores partieron desde Santa Isabel (IKA-Renault), Sitrac (Fiat Concord), Sitram (Material Ferroviario), Grandes Motores Diesel, IME (Industrias Mecánicas del Estado), Motores Perkins, y de otras fábricas, junto a los obreros del sindicato de Luz y Fuerza, sumados a los estudiantes que se incorporaron camino a la Plaza Vélez Sarsfield, dando inicio al Cordobazo.

Nada fue igual tras el Cordobazo para ninguna de las fuerzas políticas, ya que operó como catalizador de un proceso de reconstrucción de la izquierda revolucionaria en Argentina, que también abarcó al antiimperialismo revolucionario. En los momentos previos al Cordobazo habían emergido varias fuerzas, entre ellas Vanguardia Comunista como desgajamiento hacia la izquierda del Partido Socialista, del tronco del viejo PCA nace una fuerza en la misma dirección, el PCR y, en el propio campo de las fuerzas trotskistas surgiría el PRT. Como expresión de la crisis en el propio peronismo el representante de Perón en la Argentina era un hombre del antiimperialismo revolucionario y con inclinaciones marxistas: John William Cooke. Ese es el escenario previo al Cordobazo.
En enero de 1972, el camarada de VC, Rubén Kriscautzkyasí sintetizaba una de las más altas experiencias del clasismo que constituyó Sitrac-Sitram: “Cuando el 23 de marzo de 1970 los obreros de FiatConcord (Sitrac) derrotaron a la burocracia sindical, encabezada por el traidor Lozano, se abrió un nuevo capítulo en la historia del movimiento obrero argentino. Esa batalla victoriosa estuvo precedida por un conjunto grande de luchas obreras y populares que se desataron a partir del Cordobazo de 1969, como el Rosariazo y las luchas sindicales y políticas de Swift, Acindar, el Chocón, Textil Escalada, El Intransigente, Perdriel y otras más. Todas estas luchas sin precedentes fueron el resultado del avance de la conciencia revolucionaria de nuestro pueblo, que aprendió a enfrentar la dictadura que había parecido omnipotente. La clase obrera -en el curso del combate contra el imperialismo y la oligarquía- enfrentó a la dictadura militar pro yanqui, a la patronal monopolista y se rebeló contra los traidores políticos y sindicales al servicio de los enemigos del pueblo. Como fruto de todo ese proceso, Sitrac-Sitram se levantaron como una bandera para toda la clase obrera argentina. Ejemplo de combatividad y firmeza contra la dictadura y la patronal, aparecieron ante los ojos de la vanguardia del proletariado como la contrapartida de la burocracia sindical y como una esperanza de contar con una dirección sindical de alternativa revolucionaria.”1
Transcurrieron 47 años desde aquel ensayo preinsurreccional de los trabajadores a la cabeza de estudiantes y demás sectores populares, que abrieran una situación revolucionaria, en el sentido leninista, de una profundidad pocas veces conocida en la historia de la lucha de clases en nuestro país. Como nunca se conmovieron las bases del régimen oligárquico imperialista de dominación política y se acercaron las condiciones para hacer realidad una Argentina verdaderamente popular, democrática y antimperialista en marcha al socialismo.
Muchos años después sus ecos llegarían hasta las jornadas de diciembre del 2001.
Ana Schutz

1El maoísta, boletín de los militantes de Vanguardia Comunista de Fiat, N° 2, Córdoba, enero de 1972, Fuente: Archivos del Sitrac-Sitram