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PARTIDO REVOLUCIONARIO MARXISTA LENINISTA

Rebelión contra la minera

Fecha de publicación: Junio 14, 2015
Publicado en: No Transar N° 97
Categoría: Internacional
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En el Perú del antipopular Humala

Los intentos del gobierno “nacionalista” de Ollanta Humala por hacer lugar a cualquier costo a la instalación del proyecto mega-minero Tía María, se han topado con una resistencia popular que ha incendiado el sur del Perú. El proyecto, en la región de Arequipa, a cargo de la transnacional de capitales mexicano-estadounidenses Southern Peru Copper Corporation, busca explotar a cielo abierto una mina de cobre, ahogando al mismo tiempo la producción ganadera y fundamentalmente agrícola que sustenta a la población de la zona. La multimillonaria inversión lleva varios años superando las trabas que la legislación y la política local le han ido planteando. El proyecto Tía María fue considerado peligroso y rechazado en el 2011, aún con Alan García como presidente. Tres meses después, con Humala a cargo del ejecutivo, fue nuevamente habilitado, contrariando incluso las recomendaciones de especialistas de la ONU. En el 2013 la Southern presentó un nuevo estudio ambiental para completar la máscara legal y Humala le dio luz verde. Durante la campaña electoral, el candidato se había comprometido ante el embajador norteamericano a apoyar las transnacionales mineras de EE.UU. radicadas en Perú. Las denuncias de sobornos a altos funcionarios del gobierno acompañan cada uno de los pasos dados para abrir camino a la instalación del proyecto. Lo que no han podido doblegar los generosos aportes de la multinacional es la voluntad de lucha del pueblo peruano. Y donde la billetera no llega, entran en escena las balas. La explotación minera en Perú es uno de los principales factores de conflicto social desde hace años, y sólo en los períodos a cargo de García y Humala han muerto más de 250 personas en luchas sociales. La rebelión popular desatada en los últimos meses en la zona sur cuenta con numerosos ante-cedentes en los años previos y ha tenido por respuesta una represión cada vez más feroz. Hace un mes el gobierno nacional ordenó la movilización de dos mil efectivos del ejército y de la marina, sumándolos a los tres mil policías que ya estaban interviniendo. Ya son al menos ocho los muertos en este conflicto y el respaldo popular a la protesta se multiplica. Frente a la masividad de la lucha, actualmente están bajo control militar los departamentos de Apurímac, Ayacucho, Cajamarca, Cusco, Moquegua, Puno y Tacna, con plazo hasta el 24 de junio para “pacificar” la zona. Los agricultores, comerciantes, obreros, maestros, estudiantes, amas de casa de la zona vienen enfrentando valientemente a la fuerza policial-militar desplegada, ganando apoyo en todas las poblaciones de la zona. Las regiones del país donde la explotación minera ha logrado instalarse dan la razón al pueblo que resiste, mostrando a la par de la extracción masiva de riquezas la expansión de la pobreza y la miseria entre los pobladores, incluidos los propios mineros, que vienen de llevar adelante una de las huelgas más importantes en las últimas décadas. Mientras tanto, el gobierno se desmorona en el último tramo hacia las elecciones de abril de 2016. Humala ha tenido que cambiar siete veces de gabinete desde que asumió la Presidencia, y el caso de corrupción que tiene a su ex asesor Martín Belaúnde Cossío en el centro de la escena, agrega inestabilidad política a un gobierno y un régimen antipopular en todos sus aspectos. Éste empresario, que fue artífice de la campaña presidencial, está acusado de integrar una red de corrupción que involucra al propio Humala, huyó a la selva boliviana y acaba de ser entregado por el propio Evo Morales en mano a los funcionarios peruanos. Lo cierto es que la experiencia presidencial de este militar retirado, que se reivindica nacionalista habiendo sido entrenado militarmente en Israel, que ha gobernado a las órdenes de la embajada yanqui y que sigue regando de sangre del pueblo, se enfrenta a un último año de mandato plagado de incertidumbres y con fuego por abajo. En las próximas y aún lejanas elecciones, las opciones de peso van desde la vuelta de Alan García hasta el retorno de Fujimori a través de su hija Keiko, lo que nos exime de mayores comentarios sobre la viabilidad de un recambio favorable a los intereses del pueblo. Dependerá de la capacidad de organización y lucha del pueblo peruano el brindarle la despedida que se ha ganado este acreedor del merecido odio popular, y sobre esta base volver a edificar un proyecto revolucionario que logre encalmar a las mayorías peruanas hacia su liberación. 

Leo Funes

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