No Transar N° 106

Editorial
A pesar del ajuste, la entrega y la corrupción | Crece la respuesta de los trabajadores
El gobierno pisó el acelerador y lo que se insinuó como gradualismo se transformó en ajuste ortodoxo a secas. Luego que devaluó y liberó precios y tarifas, buscó absorber el circulante monetario pagando tasas exorbitantes, contener los salarios y reducir el empleo para que, por efectos de una caída en el consumo o demanda compradora, los precios a partir de junio, en el mejor de los casos, comiencen a estacionarse y bajen los índices inflacionarios. El gobierno decidió salir de la crisis según el manual de la ortodoxia capitalista, trasladando los costos del ajuste al campo popular. El viejo argumento sobre la herencia recibida y la necesidad de aplicar medidas dolorosas porque no hay otra alternativa surge siempre después de cada elección. Frente a una economía que ya venía planchada y sin crecimiento industrial, acentuar la recesión y secar la plaza de billetes requiere necesariamente del ingreso de capitales extranjeros que den sustento al funcionamiento del capitalismo monopólico. Eso sí, será en condiciones de mayor sometimiento externo, de mayor vulnerabilidad en el manejo de los recursos naturales, de regresión salarial y empobrecimiento. Aun así, nada tienen asegurado. Según el informe último de FIEL, se necesitarían U$S 32.000 millones en principio para equilibrar...