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Organizaciones sociales enfrentan al intendente Arroyo
Ni “la herencia recibida” ni “el ajuste neoliberal” alcanzan para explicar que la ciudad feliz encabece desde hace décadas los primeros puestos en los índices de desempleo y pobreza como nuevamente han reconocido las estadísticas oficiales con su ahora “honesto y pulcro” INDEC. Desde que en los años 60 la especulación inmobiliaria construyera enormes edificios tapando el sol de las playas y que la dictadura instalara el balneario de Punta Mogotes al lado de las olorosas harineras de pescado, hasta que en la década ganada se construyera una terminal de cruceros en un puerto al que no pueden entrar esos barcos por su escasa profundidad, un sin fin de escenas tragicómicas han decorado el de por sí caótico y criminal derrotero del capitalismo dependiente al que Mar del Plata no podía estar ajena como una de las ciudades más grandes del interior del país. Hoy, con una millonaria y flamante terminal ferroviaria a la que no llegan trenes y un nuevo estadio de fútbol construido en medio de una reserva natural, Mar del Plata no podía menos que tener un intendente tan absurdo y criminal como su historia.
El doctor Arroyo es un ex funcionario del interventor de la dictadura y luego intendente por la UCE, fue por esa época compañero de trabajo del anterior intendente kirchnerista que también hizo carrera al lado de los funcionarios de la dictadura. Ya en democracia Arroyo se hizo fama de ser un estricto director de escuela cuyo único merito fue obligar a los alumnos a tener el pelo corto y usar corbata. Pero su logro mayor lo obtuvo siendo director de tránsito, al limpiar de carros cartoneros el centro de la ciudad, secuestrando caballos y golpeando cirujas con agentes de tránsito . Esto no causó mucho escándalo hasta que en uno de los prepotentes operativos de tránsito multó a un acaudalado miembro de la colectividad judía que tuvo que ver cómo la oficina del director de tránsito estaba decorada con una estatuilla del General Rommel y una esvástica. Caído en desgracia, fundó y lideró un partido local filonazi que vegetó sin pena ni gloria hasta que el descrédito tanto del radicales como de las distintas facciones peronistas lo convirtieron en un candidateable para la intendencia. La figura de un envejecido Carlos Arroyo barnizado de demócrata empezó a ser codiciada por el PRO que no tenía una presencia en la ciudad, ya que el natural partido liberal que lo hubiera representado era ahora aliado del kirchnerismo. Así, desde la periferia de la política el veterano filonazi salta a convertirse en intendente de una ciudad que tiene más habitantes que la provincia de Catamarca, representando para muchos una opción para terminar con los ñoquis, la corrupción y los “planeros”, para enfrentar la inseguridad y por sobre todo para castigar la gestión kirchnerista. Y aunque Arroyo llega a la intendencia sin partido propio y montado sobre una frágil alianza entre la UCR y el PRO no es un dato menor que Mar del Plata sea noticia por los ataques de bandas neonazis a inmigrantes y homosexuales. Así como el vaivén de la marea mezcla los efluentes cloacales que la ciudad turística vierte en el mar y las olas los devuelven a las playas, los vaivenes de la política burguesa vierten nuevamente a la política personajes del pasado que no han dudado en minimizar públicamente la violencia hacia la mujer en medio de la campaña “ni una menos” o en sumarse a la estigmatización de los extranjeros. Aunque lo más conservador de la sociedad marplatense se ha visto defraudado por la “falta de acción” del intendente, el que no ha llevado los despidos a la cantidad que ellos esperaban y ni la “mano dura” es mayor a la que ya se tenía con el kirchnerismo, el final de la película todavía no es predecible.
En los últimos meses las organizaciones sociales más combativas han cortado la principal ruta de acceso a la ciudad, han ocupado edificios y oficinas públicas, y en la última semana mantuvieron un acampe de cinco días frente al municipio, logrando el cumplimiento de acuerdos ya firmados y nuevos puestos de trabajo para las cooperativas. Antes de la asunción del “cuco filonazi” con el que tanto asustaban los kirchneristas, nadie hubiera dudado que estas acciones hubieran sido duramente reprimidas. Por mucho menos el intendente anterior no mandaba a la policía. No obstante las maniobras que intentan demonizar a los luchadores sociales y los procesos judiciales ya en marcha , lo concreto es que las organizaciones sociales avanzan y empiezan a crecer al calor de la miseria y el hambre de los barrios de un gran Mar del Plata que poco se diferencia del conurbano bonaerense o el gran Rosario. Aunque la construcción de dos nuevos countries y un nuevo y más lujoso shopping en los años anteriores intentan mostrar una Mar de Plata que mantiene sus aires aristocráticos de otras épocas, lo cierto es que ni el turismo ni sus tradicionales actividades productivas bastan para reproducir la vida de sus habitantes. Los continuos records de desempleo han disciplinado a los trabajadores, y gracias a esto la precarización avanzó hasta permitir que cientos de tercerizadas pululen alrededor de las empresas abaratando los costos laborales. La planta de empleados municipales que cumplen sus tareas en centros de salud y colegios destruidos, no alcanza para enfrentar la falta de empleos. Para peor, el continuo déficit de las cuentas municipales, hace que el gobierno provincial deba asistir continuamente a las arcas del municipio, convirtiendo a todo intendente en un siervo del gobernador de turno y a la política de la ciudad en un campo de batalla, no sólo de las internas locales sino de las provinciales. Al final, los hechos muestran que ninguno puede tirar la primera piedra y que el delito y la dirigencia política no se tocan sólo en lo que hace al mal uso de recursos públicos, sino que abarcan los más variados rubros. A poco de asumir el nuevo intendente, su principal vocero y miembro del PRO, Emiliano Giri, tuvo que renunciar al ser procesado por estafa, y el apoderado de su aliada UCR (Castellucci), cayó detenido por lavado. Hoy con los dos ya en libertad no se habla más del tema, pero la seguidilla de renuncias de sus funcionarios continúa.
El oportunismo del PRO y la UCR están pagando el precio de haber recurrido a una figura que sumaba votos pero que es difícil de manejar. Tanto el sano desprecio a la corrupción de una parte de los votantes, como el odio a los pobres de la otra, que se juntaron para dar la victoria al doctor Arroyo, hoy están defraudados por su inacción. Los figurones del PRO y de la UCR ya vuelan en círculos sobre el moribundo, pero todo indica que la prudencia prevalece y nadie quiere dar un paso en falso. En este contexto las organizaciones sociales más combativas no dudaron un momento en probar a sus enemigos en acciones concretas, y lejos de caer en reflujismos han demostrado las debilidades del actual gobierno. El intendente volvió a mostrar sus banderas al finalizar el acampe de las organizaciones sociales al decir que “hay que olvidarse de los derechos humanos que no existen y empezar a ocuparse de los derechos civiles como respirar aire puro”, en relación a la quema de neumáticos durante las protesta, hecho que motivó una denuncia judicial por parte del ejecutivo. Las cosas son claras, el enemigo no descansa, nosotros tampoco.
Corresponsal
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