Bernardo de Monteagudo: semblanza de un revolucionario

Miércoles, 15. Junio 2016

Es bueno para los tiempos que vendrán sin dudas, poner a consideración del pueblo la figura inspiradora de Bernardo de Monteagudo.

Fue efímera su existencia, nacido en 1789 murió asesinado en 1825, como a muchos otros grandes  de la historia le bastó breve tiempo para dejar marcas indelebles.

Escondido por la historia oficial, ocultado a la consideración popular, la figura de Monteagudo se agiganta siempre en la injusticia.

Con solo 19 años de edad, su mente esclarecida propuso en aquel dialogo de Atahualpa y Fernando VII el célebre silogismo que derrumbó la legitimidad del poder colonial en la Sud América.

Fue un fogoso jacobino de la primera hora, doctorado en la Universidad de Chuquisaca que adhirió de inmediato a la causa revolucionaria del  Alto Perú redactando la proclama de la insurrección de 1809. Preso de los españoles por dos veces, fugó antes de la victoria de Suipacha para unirse al Ejercito del Norte y fue Secretario de Castelli.

Actuó con firmeza en los procesos contra los realistas, promovió la abolición de los tributos a los indígenas, la eliminación de la inquisición, la supresión de los títulos de nobleza y no le tembló el pulso para ejecutar a los contra revolucionarios.

Después del desastre de Huaqui, destituido Castelli, fue preso y traído a Tucumán, liberado por el Triunvirato llegó a Buenos Aires en 1811 luego de la muerte de Mariano Moreno y la derrota de los radicales de la revolución. Su actuación en la defensa de Castelli y otros acusados en el juicio por buscar responsables de la derrota de Huaqui fue relevante. Asumió la dirección de “La Gazeta”  desde donde dio contenido a la doctrina revolucionaria, después fundó su propio periódico “Mártir o Libre”.

En 1812 actuó como fiscal en el proceso contra el alzamiento de Martin de Álzaga, que culminó con la ejecución pública de los complotados, también en ese año se incorpora a la Logia Lautaro.

Integró la célebre Asamblea del año XIII  donde propició las medidas que había impulsado en el Alto Perú. Arrestado al caer el Directorio, logró fugarse y estuvo prófugo en el exterior, volvió a Buenos Aires en 1817 y fue arrestado y confinado en Mendoza. Pasó a Chile donde se presentó al General San Martin quien lo nombró Auditor de Guerra logrando el grado de Teniente Coronel, participó en la expedición al Perú y entró con San Martin a Lima. Redactó el Estatuto Provisorio, asumió el  Ministerio de Guerra y después el de Gobierno y Relaciones Exteriores.

Su accionar decidido y frontal generó una oposición que lo alejó de sus cargos debiendo emigrar a Panamá y de allí a Quito. Conoció a Simón Bolívar con quien se entendió y compartió ideas rápidamente.

Bernardo de Monteagudo pertenece a la saga de revolucionarios que junto a San Martin, Artigas, Bolívar, el Che Guevara y otros muchos en la historia comprendieron el destino común de la gran nación americana. 

No hay dudas que comprendiendo el pasado, se ve claro el futuro.

Hay cadenas por romper…        

                               

R.G.

Publicado en: 
Miércoles, Junio 15, 2016 - 00:30

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