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Viva la lucha de los trabajadores cordobeses
Una de tantas paradojas observadas en nuestro pasado reciente fue la acontecida en diciembre de 1993, durante el gobierno de Carlos Menem, cuando el mejor momento de la economía reflejada en el PBI coincidió con la mayor pueblada observada en años, la cual quedó grabada en la historia argentina con el rótulo de “Santiagueñazo”.
Exactamente un año más tarde, otro hecho encendía las luces de alerta. Esta vez se trataba de México, donde la crisis del sistema financiero daba lugar a lo que se denominó “efecto tequila” el cual arrastró en su remolino a numerosas entidades a nivel mundial, entre ellas el Extrader de Marcos Gastaldi (el banco de los ricos y famosos). Dos de las entidades oficiales vinculadas al Extrader eran los bancos Provincia y Social de Córdoba, quienes a raíz del dominó financiero quedaron en la ruina de la noche a la mañana, siendo éste el principio del fin del gobierno de Eduardo Cesar Angeloz.
Inicialmente, Angeloz afirmó que la provincia estaba segura y que a lo sumo se demorarían unos días el pago de sueldos y jubilaciones. Sin embargo, con el correr de las semanas, la situación de ahogo se fue empeorando. Los pedidos de asistencia al Ministro Domingo Cavallo no surtieron efecto, ni tampoco los fabulosos depósitos a plazo fijo realizados al Banco Provincia de Córdoba por Alfredo Yabrán, amigo de Primatesta y Angeloz, procurando cubrir el rojo oficial. Finalmente Angeloz envío de un proyecto de Ley ómnibus a la Legislatura provincial conteniendo un feroz ajuste y la intención de emitir una cuasi moneda conocida como CECOR.
El 22 de junio de 1995, día de la sesión, numerosos manifestantes, principalmente trabajadores pertenecientes a los gremios más combativos, se enfrentaban en horas de la mañana con la guardia de infantería apostada en los alrededores de la Legislatura provincial, dejando un saldo de varios heridos y detenidos. En horas de la tarde, cuando el sol ya se ocultaba, una columna que partió desde el Sindicato de Luz y Fuerza recibía una descarga de balas y gases policiales al intentar ingresar al microcentro, lo que provocó numerosos choques y ataques a edificios oficiales en medio de improvisadas barricadas.
Pero la cosa no terminó ahí. Al día siguiente, una columna de alrededor de 10 mil personas marchaba por las calles de la ciudad reclamando la dimisión del gobernador. Por su parte, Angeloz había ordenado distintas custodias policiales, particularmente de edificios gubernamentales y de la vieja Escuela Olmos, odiada por haber sido convertida en Shoping.
Al principio la vanguardia de la columna encabezada por trabajadores de Obras Sanitarias y de la Unión Obrera Gráfica, comenzó a responder a las provocaciones con bombas de estruendo arrojadas por morteros a los cordones policiales. Sin embargo, pronto los trabajadores advirtieron que la Casa Radical, el emblema más preciado de Angeloz, ubicada frente al Patio Olmos, estaba sin custodia y hacia allí se dirigieron dando lugar a la quema parcial de la vieja casona mediante cócteles Molotov. Hecho que selló el destino del gobierno provincial y que llamativamente fuera caratulado por el Partido Obrero como “Golpe de Estado”.
A fines de junio, el Arzobispo Primatesta encabezaba una comitiva junto a dirigentes radicales y burócratas sindicales, destinada a pedir socorro financiero al gobierno nacional, pero la misma no logró ningún resultado. El 4 de julio, una aturdida delegación cordobesa intentaba obtener financiamiento en los Estados Unidos, perdiendo de vista que ese día se conmemoraba la Independencia norteamericana y que los bancos estaban cerrados. Finalmente, con la provincia quebrada y sin poder avanzar con el ajuste, el 12 de julio de 1995 Angeloz adelantaba la entrega del poder a Ramón Mestre quien, pese a su empeño, no logró domesticar a los trabajadores cordobeses. ¿Prueba de ello? La nómina de activistas presentes en la quema de la Casa Radical encabezada por quien fuera el Secretario General del PRML, Manuel Malvicino, no le permitió concretar ningún arresto al por entonces Ministro de Gobierno de Mestre, Oscar Aguad, porque la quema de la Casa Radical fue, al decir del propio Malvicino, una Fuenteovejuna del pueblo de Córdoba.
Jorge Díaz
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