La inflación de marzo publicada por el INDEC dio la cifra de 7,7%. En el primer trimestre lleva un acumulado de 21,7%, y la variación interanual es de 104,3%. Otra vez los alimentos estuvieron por... Ver más
Milei se tiene que ir
Cada vez peor
El gobierno de Milei avanza en su plan de ajuste, entrega y represión, que tiene como objetivo central hacer frente al pago de la deuda con el FMI, con la consecuencia lógica de miseria para el pueblo.
Mientras el gobierno celebra el número de inflación, las familias queman ahorros o usan la tarjeta de crédito para comprar alimentos. Todos los meses hay aumentos en precios regulados, como naftas y servicios públicos, y en otros directamente desregulados como telefonía celular. Así, los ingresos populares alcanzan cada vez para menos. Para colmo, entre la recesión y el achicamiento del Estado los puestos de trabajo se pierden de a miles. En ese marco, la pobreza no para de crecer: según la UCA, en el primer trimestre del año trepó al 54,6%.
La tan cacareada “recuperación en V” ya no la sostienen ni los más optimistas. Otra promesa de difícil resolución es la de la quita del cepo al dólar, exigencia por la que vienen presionando todas las fracciones del gran capital. La expectativa de que el FMI financie la salida del cepo parece de lejana concreción, a pesar de que cada vez que se juntan los funcionarios del Fondo llenan de cumplidos al gobierno. Algo similar ocurre con el sector agroexportador, que retacea la liquidación de granos. En su discurso en la muestra de la Sociedad Rural, Milei se floreó de elogios “al campo”, prometiendo bajas de impuestos en un futuro no muy lejano. Lo cierto es que el impuesto que se apresta a implementar es al salario, con la infame vuelta de ganancias aprobada por el Congreso en el paquete fiscal.
El experimento libertario lo financiamos los trabajadores, los desocupados, los jubilados, los estudiantes y la pequeña producción. Las condiciones de vida de las masas empeoran a un paso desaforado.
Problemas en el cielo
El desembarco de Sturzenegger al frente del ministerio pomposamente llamado “de desregulación y transformación del Estado” promete acelerar los tiempos. El ex funcionario de De la Rúa y Macri es un talibán del ajuste que, motosierra en mano, no tardará en chocar con el ala que pretende una administración de los recortes más en línea con los tiempos políticos: fue ese el sector que, con Francos al frente, finalmente logró la aprobación de la Ley Bases.
Se equivoca el gobierno si cree que los aliados de la oposición colaboracionista son estables. Eso quedó claro con el desplante de los gobernadores y referentes que responden a Pichetto en ocasión del “pacto de Mayo”. Incide en esto que en los últimos 5 meses se le vienen retaceando los fondos coparticipables a las provincias, lo que provoca que el ajuste se descargue sobre las administraciones provinciales, con la secuela lógica de recortes.
La UCR, dividida entre el apoyo casi incondicional y otra posición de mayor crítica, se vio unificada en el repudio a la visita de legisladores oficialistas a genocidas condenados. Solo el PRO mantiene intacta su obsecuencia, en medio de una interna que camina hacia una fractura. Todos están a la expectativa de los resultados políticos de este gobierno; en ese tren, como mucho van a acompañar a Milei hasta la puerta del cementerio, pero hay que ver si alguno tiene ganas de entrar con él.
El escándalo por la reciente visita a genocidas presos fogoneó la interna entre Milei y Villarroel, que ya no se disimula con nada. Los seis diputados de la LLA que fueron a Ezeiza a ver a Astiz y otros represores están alineados a la vice. Por iniciativa de Karina Milei, Martin Menem se hizo el desentendido -a pesar de que autorizó el uso de vehículos oficiales-, mientras el resto del bloque les hace el vacío; la posibilidad de sanciones provocó las explicaciones absurdas de las diputadas Arrieta y Bonacci, que supuestamente “no sabían” a quiénes iban a ver en la cárcel.
No es el primer problema que causa Villarroel. Semanas antes, la vicepresidenta había salido a cruzar a los legisladores bonaerenses de su fuerza -quienes le respondieron públicamente- por haber votado un proyecto junto al oficialismo provincial. Luego, el desafortunado video del futbolista Enzo Fernández desató un enredo de lo más insólito, con el arranque nacionalista de Villarroel que Karina Milei salió a desautorizar en la embajada francesa. Nacionalismo para la tribuna: no se la vio tan encendida en abril con la presencia en Tierra del Fuego de Laura Richardson, jefa del Comando Sur yanqui, ni con la provocadora visita de David Cameron a las Malvinas en febrero. Más allá del circo, es evidente que Villarroel expresa un proyecto distinto al presidente.
Un avance peligroso
A medida que se van haciendo palpables las consecuencias del plan libertario, el elenco gobernante se va deshilachando de manera cada vez más pronunciada. Esta tendencia convive con un aumento de su agresividad.
Siguen detenidos en penales de máxima seguridad Daniela Calarco y Roberto de la Cruz Gómez, presos de la Ley Bases, presos políticos. La semana pasada se conoció el procesamiento contra “Chiquito” Belliboni y otros dirigentes del Polo Obrero, en el marco de un ataque frontal contra el movimiento piquetero. Por los mismos días se presentó el plan de patrullaje cibernético, que amenaza poner en pie de igualdad los posteos en redes sociales con la comisión de delitos en la “deep web” -violando de manera grosera las garantías constitucionales-, en el marco de la reestructuración de la inteligencia del Estado. Avanza el proyecto de baja de la edad de punibilidad a los 13 años. Mientras, en la CABA fue aprobada la Ley de Reiterancia que fortalecerá la figura de la prisión preventiva ante la “reiteración de delitos”, figura que en Mendoza se utiliza para criminalizar manifestantes.
Con Bullrich al frente, el gobierno camina a paso firme en la utilización de los recursos del Estado hacia una represión de mayor intensidad. Sus voceros oficiosos trabajan para apuntalar el clima propicio para ello. El punto más alto de las provocaciones que circulan por redes o que aparecen en medios de comunicación lo protagonizó la semana pasada Agustín Laje, que en un video calificó a las Madres de Plaza de Mayo como “viejas hijas de puta” y reivindicó la desaparición de sus hijos.
La defensa de las libertades democráticas y del derecho a manifestarse debe desarrollarse con la mayor amplitud, sin perder de vista que este gobierno expresa de manera inequívoca un proyecto antagónico con los intereses del pueblo. Y que en ese marco, choques de mayor envergadura serán inevitables: para eso hay que prepararse.
Se tienen que ir
La lucha popular contra el ajuste tiene sus altas y sus bajas. Luego del enfrentamiento a la Ley Bases, el movimiento obrero todavía no logró darle forma a una respuesta a la altura del ataque que suponen los despidos y las suspensiones en curso. Colabora con eso la conducta pusilánime de la CGT, que franelea con el gobierno en el tema de la reforma laboral, a la que no enfrentaron. Más allá de la traición en las cúpulas, por abajo la situación se recalienta.
A pesar de la dispersión, la bronca por lo que está pasando está lejos de verse aplacada, estallando en situaciones puntuales. Así como hace unos meses fue la movilización en Misiones encabezada por la docencia, hoy el pueblo correntino se rebela contra la impunidad que desnudó la desaparición de Loan, haciendo eje en la complicidad policial, la connivencia política encarnada en el gobernador Valdez y en el repudio al circo montado por la Bullrich.
Eso se da en el marco de que el ajuste de Milei camina sobre pies de barro, tanto por la inconsistencia de sus apoyos políticos como por las contradicciones en el seno de las clases dominantes. En el mejor de los casos, las dudas que genera la administración libertaria se podrán ordenar de cara a las elecciones legislativas. Pero para eso falta un largo, larguísimo año. Acelerar esos tiempos para que sea la lucha popular la que ordene la situación. Milei se tiene que ir: esto es lo que hay que discutir en las asambleas, las reuniones, las multisectoriales y demás espacios de deliberación popular, avanzando hacia la preparación del paro activo. Unificando a todo lo que sea unificable para asestarle un golpe de derrota a este gobierno, siempre luchando porque sea la rebelión popular la que dirija la salida hacia una nueva situación.
Agustín Damaso
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