Reproducimos el comunicado que nos hicieron llegar los compañeros de la Comisión de abogados y familiares de los prisioneros políticos del Perú, que se encuentran realizando una campaña... Ver más
El pueblo palestino dijo basta
Al cierre de esta edición, continuaban los combates entre las fuerzas palestinas encabezadas por Hamás y el ejército de Israel, cuya primera respuesta fue de ensañamiento con la población de Gaza. Las fuerzas populares del mundo expresan su solidaridad con la causa palestina y condenan el terrorismo israelí.
Un sorpresivo ataque con cohetes de Hamás contra Israel fue ejecutado desde Gaza, al amanecer de este sábado 7 de octubre, durante la festividad judía de Simjat Torá.
La ofensiva se produjo 50 años y un día después de que las fuerzas egipcias y sirias lanzaran en 1973 un asalto durante la festividad judía de Yom Kippur, en un esfuerzo por recuperar el territorio que Israel había tomado durante un breve conflicto conocido como “Guerra de los seis días” (5 al 10 de junio de 1967).
Vale recordar que Hamás es un partido político de carácter nacionalista por encima de lo religioso, cuyo objetivo declarado es establecer un Estado Palestino completamente soberano e independiente, en las fronteras del 4 de junio de 1967, teniendo a Jerusalén como capital.
El ataque con cohetes sirvió de cobertura a una infiltración sin precedentes de combatientes en múltiples frentes, la mayoría de los cuales ingresaron a través de brechas en las barreras de seguridad que separan Gaza de Israel, empleando para ello paracaídas motorizados, lanchas y topadoras.
Sacudido por la audacia del golpe, el ejército israelí reconoció que combatientes palestinos habían penetrado al menos en tres instalaciones militares alrededor de la frontera: el cruce fronterizo de Beit Hanoun (llamado Erez por Israel), la base de Zikim y el cuartel general de la división de Gaza en Reim. Por su parte, los vídeos de Hamás mostraban a combatientes corriendo hacia un edificio en llamas cerca de un alto muro de hormigón con una torre de vigilancia y a combatientes invadiendo una instalación militar israelí y disparando desde atrás de un muro.
En esos momentos el jefe adjunto de Hamás en Cisjordania, Saleh al-Arouri, hacía un llamado a las armas: "todos debemos librar esta batalla, especialmente los combatientes de la resistencia en Cisjordania". Más tarde, varios vehículos militares israelíes resultaban capturados y conducidos a Gaza.
Este ataque ocurre pocos días después de que el primer ministro Benjamín Netanyahu, jaqueado por las crecientes protestas en su país, pronunciara un discurso fabulador en Naciones Unidas anunciando el establecimiento de un nuevo Oriente Medio centrado en Israel. Los palestinos, a quienes omitió por completo en su fantástico mapa regional, no tardaron en responder con un golpe política y estratégicamente fatal.
Hamás lanzó una incursión relámpago, meticulosamente planificada y bien ejecutada desde Gaza hacia Israel, por aire, mar y tierra. Paralelamente a los miles de misiles disparados contra objetivos israelíes, cientos de combatientes palestinos atacaron zonas militares y civiles en la parte sur del país, lo que provocó la muerte de al menos 100 israelíes y la captura de decenas de soldados y civiles como rehenes.
Los objetivos de Hamás en la operación no son ningún secreto: primero tomar represalias y castigar a Israel por su ocupación, opresión, asentamientos ilegales y profanación de los símbolos religiosos musulmanes, especialmente la mezquita de Al-Aqsa en Jerusalén; segundo, apuntar a que Israel acabe con el régimen de apartheid contra el pueblo palestino; y, por último, asegurar otro intercambio de prisioneros para lograr la liberación de la mayor cantidad posible de presos políticos palestinos de las cárceles israelíes.
El líder de Hamás en la Franja de Gaza, Yahya al-Sinwar, pasó más de dos décadas en una prisión israelí para luego ser liberado en un intercambio de prisioneros. Por su parte, Mohammed Deif, el jefe del brazo militar de Hamás, perdió, como muchos otros palestinos, a sus seres queridos a causa de la violencia israelí: un hijo y una hija pequeños y su esposa. Por lo tanto, la operación también tiene un aspecto claramente punitivo y vengativo. Así, el ataque puede haber sido increíblemente impactante pero para nada una sorpresa.
La arrogancia de Israel, que durante mucho tiempo se creyó invencible, choca ahora contra la realidad. Desde el ataque árabe “sorpresivo” de octubre de 1973 los sucesivos líderes israelíes se han sentido conmocionados y asombrados una y otra vez por lo que el pueblo al que oprimieron era capaz de hacer. Fueron tomados desprevenidos por la resistencia libanesa después de la invasión israelí al Líbano en 1982, por las Intifadas palestinas en 1980 y 2000, y por la resistencia palestina después de más de cinco décadas de ocupación israelí y cuatro guerras sucesivas en Gaza.
Los líderes militares y civiles israelíes tampoco esperaban una operación masiva de Hamás, cuyo éxito representa un importante fracaso tanto militar como de la inteligencia israelí. Esta vez, a pesar de la sofisticada red de espías, drones y tecnología de vigilancia, Israel no pudo detectar ni prevenir el ataque.
Pero el daño causado a Israel va más allá de su fracaso militar y de inteligencia. También es una catástrofe política y psicológica. El Estado invencible se ha mostrado vulnerable, débil y terriblemente impotente, lo que no cae bien a sus planes de ser el líder regional del “nuevo Oriente Medio”.
Las imágenes de israelíes huyendo atemorizados de sus hogares y ciudades quedarán arraigadas en la memoria colectiva durante muchos años. Este sábado, probablemente, sea recordado como el peor día en la historia de Israel. Una humillación total.
Netanyahu, el experto en política, no podrá cambiar eso independientemente de cómo lo exprese. Israel no tendrá la oportunidad de deshacer lo que el mundo observó desde horas tempranas: un Estado frenético, perdido en sus propios engaños fantásticos.
Sin dudas, el establishment militar de Israel intentará recuperar la iniciativa ante Hamás, asestándole de inmediato un importante golpe. Como hizo en el pasado emprenderá severos bombardeos y campañas de asesinato que provocarán un gran sufrimiento e innumerables bajas entre los palestinos, pero como ha sucedido una y otra vez esto no destruirá la resistencia palestina.
Israel podrá considerar redesplegar su ejército en ciudades, pueblos y campos de refugiados con el pretexto de acabar con Hamás y otras facciones palestinas. La toma total del poder es el deseo histórico de los miembros más fanáticos de la coalición gobernante de Israel, que quieren destruir la Autoridad Palestina, tomar el control directo de la totalidad de la Palestina histórica o lo que ellos llaman “La Gran Tierra de Israel”, y llevar a cabo una limpieza étnica, pero eso será un gran error. Conducirá a una guerra asimétrica y en el proceso aislará a Israel como nunca antes. Incluso los líderes occidentales que hasta ahora han apoyado a Netanyahu expresando más de la misma solidaridad abiertamente hipócrita con el apartheid, comenzarán a distanciarse de su gobierno.
La escandalosa humillación de Israel ya está socavando su posición estratégica y política en la región. Los regímenes árabes que normalizaron las relaciones asociándose con el gobierno de Netanyahu quedarán más desubicados con cada hora que pase.
Desesperado por revertir su fracaso personal y mantener su frágil coalición, Netanyahu seguramente reaccionará exageradamente y en el proceso alejará a sus nuevos y potenciales socios regionales.
Mahmud Abás, actual presidente del Estado Palestino, también fracasará al tratar de mantener su política de condenar la ocupación israelí y coordinar con ese Estado la seguridad de los ciudadanos. Semejante acto de equilibrio ya no será posible.
Sin embargo, el cambio que se avecina va más allá de las personalidades. Se trata de las dos naciones, y de si israelíes y palestinos quieren vivir en paz o morir luchando. Después del ataque de Hamás, el tiempo y el espacio para cualquier salida intermedia habrán pasado.
Hoy los palestinos han dejado claro que prefieren luchar por la justicia y la libertad antes que morir de rodillas, en humillación. Es hora de que los israelíes presten atención a las lecciones de la historia.
Jorge Díaz
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