Piqueteras al frente

Dentro del ataque en aumento a la lucha piquetera, Larreta envalentonado y posicionándose por derecha, no sólo salió a decir que había que quitarle los planes sociales a quienes luchan contra el hambre, sino que también salió a demonizar la pelea de los sectores más humildes diciendo que en los piquetes y acampes se expone a los niños y niñas que tendrían que estar en la escuela. Si tenemos en cuenta que los sectores reaccionarios suelen exponer toda su misoginia cuando atacan, vemos cómo estos dichos contienen de fondo un golpe por elevación a las mujeres pobres, teniendo en cuenta que socialmente las tareas domésticas y de cuidado están feminizadas. Sumado a esto arremetió contra las mujeres al decir que “cobardemente se las expone”, apuntando a desvirtuar y banalizar el puesto de lucha consciente tomado en las calles por miles de piqueteras. Les duele y les molesta ver a las mujeres de las barriadas convertidas en militantes políticas, que no por casualidad son proporcionalmente mayoría en el movimiento piquetero: 7 de cada 10 personas pobres en el país son mujeres. De ahí en parte el ataque que se profundizó por parte del diputado porteño aliado de Milei, Ramiro Marra, impulsor del Movimiento Anti Piquetero Argentino, quien propuso concretamente que a las familias que lleven niños menores de 16 años a manifestaciones o cortes de calle se les quiten los subsidios y planes sociales que reciben por parte del Gobierno de la Ciudad. Recordemos que la seguidilla de bravuconadas también lo tuvo como protagonista al ministro Zabaleta, quien calificó de extorsión la lucha piquetera. 

Todas las declaraciones de los últimos días son un desparpajo reaccionario y de manual para criminalizar la creciente protesta social, dado que el ajuste que trae el acuerdo con el FMI no entra sin represión y persecución a quienes luchan. Cómo se atreven a decir esos orangutanes que se pone en riesgo a hijos e hijas, si las mujeres del pueblo en forma organizada y colectiva posibilitan que haya un plato de comida en la panza de miles de niños y niñas azotados por la pobreza. Cómo se atreven a decir que no se manda a los chicos y chicas a la escuela, cuando cotidianamente se pelea por la apertura de más colegios en una ciudad que tiene un déficit de 30 mil vacantes escolares. Cómo se atreven a decir que se expone a las niñas y niñas, cuando sueltos de lengua dijeron que en pandemia hubo chicos caídos del sistema escolar y que no harían nada porque ya estaban perdidos en los pasillos de una villa.  Por el contrario a todas las paparruchadas dichas, es el movimiento piquetero el que brinda la posibilidad de una vida digna para sus hijos e hijas peleando por su derecho a la salud y la educación. 

No hay que dejar pasar ninguna medida que atente contra la posibilidad legítima de luchar. En este sentido hay que rodear la pelea piquetera de la mayor solidaridad, entre ellas la del conjunto de movimiento de mujeres y feminista, al cual las compañeras piqueteras aportan con creces a su crecimiento. 

Son las políticas de ajuste las que exponen a las niñeces y adolescencias al desamparo y no la lucha piquetera. Sobran ejemplos de cuidado colectivo en las barriadas que dan soporte ante las dificultades que muchas veces implica ejercer la crianza en este sistema opresor y explotador. Por eso digan lo que digan los de arriba hay que combatirlo y no dejar de apostar a que nuestros niños, niñas y adolescentes crezcan fuertes al calor de la práctica cotidiana de un pueblo organizado, luchando por una vida mejor.

Julia Quintero