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Masivo repudio al G-20 Bienvenidos al infierno
Rodeados en una ciudad en llamas y cercados por las manifestaciones que repudiaban la presencia de los representantes de las principales potencias imperialistas se desarrolló la cumbre del G20 en Alemania. El operativo de seguridad que se había montado para mantener aislados a los mandatarios del rechazo de los manifestantes fue desbordado y los 20.000 policías, que incluso montaron una cárcel específica para los detenidos, no alcanzaron para contener la gigantesca manifestación anti-cumbre: más de 170 grupos y movimientos concurrieron bajo el lema “solidaridad sin fronteras en lugar de G20”. Los principales partidos de izquierda alemanes estuvieron presentes como el MLPD y la juventud Rebell, y sindicatos como Verdi e IG Metall. El amplio arco de los manifestantes inundó la ciudad y se llevaron adelante propuestas desde la realización de una contracumbre hasta la paralización simbólica del puerto de Hamburgo.
Desde varios días antes, los medios de comunicación comenzaron a atemorizar a la población acerca de las manifestaciones que vendrían a destruir la ciudad y a justificar, de antemano, el gigantesco despliegue policial contra los que iban a ocupar las calles de Hamburgo.
Los primeros choques se dieron cuando los grupos antidisturbios, fuertemente armados, ingresaron a las columnas que trataban de acercarse al centro de la ciudad comenzando las detenciones de miembros que supuestamente pertenecían al grupo anarquista BlackBloc.
No fue otra cosa que la represión desaforada la que desató el infierno: barricadas incendiadas, autos y locales de las principales marcas comerciales internacionales quemados por la multitud, fueron el panorama de la cumbre internacional.
Mientras, al interior del cerco blindado por los policías con carros de asalto y cañones de agua trataban de mantener a raya a los manifestantes, los representantes de las economías centrales y en desarrollo discutían cómo continuar garantizando el gobierno mundial de las grandes potencias imperialistas bajo la farsa de “cómo alcanzar un crecimiento fuerte, sostenible, equilibrado e inclusivo”. La mayoría de los análisis preliminares califican de estruendoso fracaso a la cumbre ya que ni siquiera, para salvar la fachada, llegaron a un acuerdo simbólico sobre un documento general y conjunto sobre la cuestión del cambio climático y las garantías para un libre comercio mundial.
Las tensiones mundiales en las zonas de fricción con las políticas económicas y militares se revelaron en las reuniones y fueron las que atrajeron la atención de la prensa: Merkel, Putin y Macron por el tema de Ucrania; Trump, Shinzo Abe y Moon Jae-in por el tema Corea del Norte. En cuanto al papel de Macri fue un fracaso patético: no se pudo reunir ni con Theresa May (Reino Unido) ni con Macron (Francia). La supuesta agenda con la mandataria inglesa suponía un relanzamiento de las relaciones económicas con el Reino Unido, besando las botas del imperio británico y guardándose el tema Malvinas en el bolsillo; con el francés la charla trataría sobre un poco probable acuerdo económico con la Unión Europea. Por supuesto, no olvidó encolumnarse en cuanto a la posición respecto de Venezuela: ahogar la economía y fortalecer el cerco contra Maduro y el pueblo venezolano.
A pesar de ciertas desaveniencias, todos estuvieron de acuerdo en dos ideas básicas: cerrar las fronteras a los migrantes, pero sí abrirlas a las empresas. En la declaración final del documento conjunto se lee que "Enfatizamos el derecho soberano de los Estados de gestionar y controlar sus fronteras y de adoptar en este sentido políticas en intereses propios y de seguridad nacional, así como la importancia de que sea segura y humana la repatriación y la reintegración de aquellos migrantes que no fueron aceptados". La declaración subraya que los países del G20 se comprometen a “ayudar” a los migrantes a volver a sus hogares de manera segura, especialmente a los grupos vulnerables como las mujeres y los niños. En cuanto al tema que realmente era el centro de las discusiones en la cumbre, el libre mercado, el documento reza de la siguiente manera "Mantendremos los mercados abiertos dada la importancia que tiene una estructura recíproca y mutuamente beneficiosa para el comercio y las inversiones". El texto sigue: "Continuaremos luchando contra el proteccionismo, en particular contra todas las prácticas desleales en el comercio y resaltamos el papel de los instrumentos legítimos de defensa en el ámbito comercial". El documento insiste en que "el comercio y las inversiones internacionales son motores importantes para el crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleos y el desarrollo". Y como para burlarse de todos, se aclara que: "Debemos aumentar las posibilidades de nuestros pueblos de aprovechar las oportunidades y los beneficios de la globalización económica".
“Bienvenidos al infierno” fue una de las consignas de las marchas anti-cumbre. Tranquilamente podríamos usarla para resumir las conclusiones y el mundo que se viene post cumbre G20 si la rebelión de los pueblos no frena la barbarie imperialista.
Roberto Craviotto
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