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Un pacto para vivir
El Rector Alberto Barbieri cerró un acuerdo político con Scioli, que ambos venían preparando hacía meses. El objetivo: alinear la UBA con el futuro gobierno y dar un salto hacia el cargo de Ministro de Educación.
La UBA viene siendo manejada mediante un acuerdo entre la UCR y el PJ, que se reparten el control del Rectorado, del presupuesto y de los numerosos negocios ilegales que montaron con fondos públicos. La dupla de gobierno conformada por Alberto Barbieri (ligado al PJ) y Nélida Cervone (UCR), y la presencia de sectores peronistas en la agrupación radical Nuevo Espacio (dirigida por Yacobitti, referente del radicalismo porteño), dan cuenta de este fenómeno.
Sin romper lanzas, en este 2015 el PJ viene trabajando por ganarle posiciones al sector radical al interior de la UBA. Esto se manifiesta en el armado de las listas electorales en las facultades, que dan cuenta de un avance del PJ al interior de Nuevo Espacio. Otro avance en esta dirección se dio en las elecciones de Sociales, donde el Rector decidió dar su apoyo a la lista de la UES (PJ) acompañada por La Cámpora.
Desde afuera, a través de la PROCELAC, el gobierno condiciona con las denuncias judiciales sobre corrupción y desvío de fondos en la universidad. Cuidadosamente, el kirchnerismo no incluyó en la lista de imputados a ningún referente universitario oficialista ni a Barbieri, sino que concentraron la investigación en los funcionarios radicales y macristas. De todas formas, el encuentro entre Babieri y Scioli en la facultad de Medicina se realizó el mismo día en que se llevaba adelante una asamblea por la situación del Clínicas. Toda una señal de que, más allá de ciertos disparos para disuadir, no va a haber una ofensiva al respecto.
Finalmente, a principios de octubre, Scioli anunciaba por TV que Barbieri -principal privatizador de la UBA- será definitivamente su futuro Ministro de Educación. Aquella es la garantía para la continuidad del ajuste presupuestario, de la Ley de Educación Superior y la corrupción al interior de las universidades. Es, también, una señal de cara al reparto del botín entre los “sicolistas” y el kirchnerismo más puro: a Filmus -el otro que sonaba para la cartera educativa- le toca ver de afuera.
A los funcionarios de la UBA no les importa la educación: solo quieren acomodarse en el poder. El ejemplo del Hospital de Clínicas muestra que la defensa de la universidad está en la lucha de estudiantes y docentes.
David Paz
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