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Un nuevo mapa estudiantil
La semana del 7 al 11 de septiembre se realizaron las elecciones de Centros de estudiantes en doce de las facultades de la UBA (la de Ingeniería se realizará más adelante), coincidentemente con los comicios para los Consejos Directivos.
El proceso electoral introdujo un nuevo mapa en los centros. La Franja Morada recuperó la conducción de Derecho; junto a Medicina y Económicas cuenta tres centros propios más dos en manos de aliados (LAI en Agronomía y AFO en Odontología), posicionándose como una de las principales fuerzas a nivel presidencia de centros. El PO retuvo Filosofía (compartida con el resto del FIT), Veterinarias y Farmacia. La Mella, por su parte, mantuvo Exactas, ganó Psicología y conserva Ingeniería. Ambas fuerzas comparten junto a La Corriente el centro de Arquitectura. El kirchnerismo se alzó finalmente con un centro al ganar en Sociales.
Estos resultados se dan en el marco de un año en el cual la movilización propia no tuvo una gravitación en el movimiento estudiantil. El contexto de las presidenciales ejerció su influencia, al proyectar a las fuerzas de mayor presencia en esa puja. Se debilita entonces el posicionamiento mayoritario de izquierda que tuvo su pico en 2010, y que deja al movimiento estudiantil, desde el punto de vista de sus organizaciones de masas, en condiciones menos auspiciosas para transitar el recambio de gobierno.
El radicalismo universitario recuperó un terreno con el que no contaba desde los años previos a 2001. Pacientemente, la UCR recompuso su influencia en las facultades con la nave insignia de Económicas -que sostuvieron con fraude sin disimulo cuando su hegemonía se vio en peligro-, tejiendo desde los arreglos por arriba en el gobierno universitario y de las facultades, para desplegar un trabajo amplio sobre los sectores menos politizados del estudiantado en acuerdo directo con las gestiones, como marca el caso paradigmático de Medicina. Por fuera del resultado reñido en Derecho, sus triunfos fueron holgados. Además, se destacan el segundo lugar en Arquitectura y el tercero en Psicología.
El triunfo del kirchnerismo en Sociales es el resultado de la ofensiva del sector de “paladar negro” dentro del oficialismo nacional hacia las facultades humanísticas. En Sociales, cuna de los “carta abierta” y de los cerebros de la asignación por hijo y la ley de medios, la gestión de Postolsky ganó posiciones sostenidamente en las cátedras, persiguiendo voces alternativas al punto de arreglar concursos; propagandizó como un “gran éxito” la mudanza definitiva a la sede de Constitución -un edificio que se inunda cada vez que llueve, entre otras maravillas de la arquitectura-; y atacó de manera furibunda al centro de estudiantes conducido por la izquierda. En este marco, el argumento central de la lista ganadora fue la mala calidad de los apuntes que vende el centro. La Cámpora, el Evita, Nuevo Encuentro y otros, por su parte, pusieron todo lo que tenían en una batalla proyectada a ganar bases en el movimiento de masas de cara a un posible gobierno de Scioli, sabiendo que lo que viene en tal caso es un cuestionamiento a sus posiciones dentro del oficialismo nacional. Para ello se decidieron finalmente a aliarse con la UES, una agrupación mercenaria por vocación, kirchnerista por circunstancia y de aceitados lazos con las autoridades de las carreras y del Rectorado, sobre el cual desarrollan un amplio trabajo de masas sobre lo más retrasado del estudiantado (una suerte de Franja Morada peronista). El plus de la UES es lo que diferencia el resultado de Sociales con el de Filo, dos facultades con una composición política similar, en donde los K hicieron una buena elección pero quedaron a diez puntos de la izquierda.
En el marco de este avance, es justo observar que en Sociales el kirchnerismo le ganó a la izquierda la batalla de masas planteada en la elección. El resultado fue categórico: 47% a 30%. Sociales fue el punto más destacado de los límites de la izquierda capitaneada por el trostkismo que apostó al FIT como carta ganadora, cuando lo que obtuvo fue clausurar la posibilidad de ganar a sectores más amplios (incluso aunque los mismos fueran parte de los armados). Algo similar se puede decir de Psicología, en donde el FIT -presentado, al igual que en Sociales, bajo el eufemístico nombre de La Izquierda al Frente- perdió con la Mella al igual que le pasó el año pasado en Exactas (tomando debida nota de lo específico de cada debate). Se trata de las expresiones más grandes de la izquierda universitaria, que de manera marcada mostraron sus serios límites para interpelar al movimiento estudiantil en sus problemas específicos. Otras corrientes que, desde un perfil ideológico que polemiza con el trostkismo, trabajaron por una política de masas ligada a una salida rebelde, no llegaron a torcer este panorama: tal es el caso de la 29 de Mayo. En este marco, el caudal electoral de la izquierda no es despreciable, pero comparado con años anteriores su estancamiento es claro.
Las elecciones de Centro dan como resultado un mapa estudiantil nuevo, en el que las correlaciones de fuerzas sostenidas sin sobresaltos violentos desde que la izquierda ganó la FUBA en diciembre de 2001 se ven alteradas. No es de descartar una nueva orientación política para la próxima conducción de la FUBA: la misma descansaría, en última instancia, en un acuerdo entre el radicalismo y el kirchnerismo en contra de la izquierda. Y si bien este peligro estuvo latente en los últimos años, los resultados de estas elecciones favorecen los movimientos en esa dirección.
El movimiento estudiantil enfrentará en el corto plazo dificultades a la hora de dar la pelea, las cuales no deben ser subestimadas, si bien una aceleración de la crisis por arriba puede dar vuelta el escenario: el nuevo gobierno traerá ajuste, contradicciones internas y con ellas nuevos posicionamientos. Vendrán entonces tiempos de barajar y dar de nuevo en el campo de la izquierda estudiantil, que deberá pujar por posicionar a los planteos de lucha en el nuevo marco. Las condiciones no son las mejores, pero abren una oportunidad para que alternativas a la izquierda reformista surjan como verdaderas opciones para el movimiento universitario, en base a una propuesta clara y de sólido arraigo de masas, para desde allí plantear la unidad del combativismo pero con el objetivo claro de construir una tendencia revolucionaria, en el camino del Che y los Cordobazos.
Facundo Palacios
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