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Un año de Milei, un año de ataques y nuevos desafíos
Al cumplirse un año de mandato, Milei festejó sin sonrojarse el ajuste feroz que aplicó contra las mayorías populares en beneficio del gran capital. Más allá de sus mentiras, las consecuencias del déficit cero son el aumento de la pobreza, la indigencia y la desocupación, junto a la angustia de miles de familias trabajadoras que, aún teniendo ingresos fijos, no llegan a fin de mes. A la vista está la colaboración en el Congreso del PRO, de varios radicales y hasta peronistas, la entrega de la CGT y los límites de las CTA para enfrentarlo y del resto de campo popular que aún debe hacer un mayor esfuerzo por apuntar a la unidad callejera con miras a derrotarlo más allá de las urnas.
Dentro de la escalada de miseria, las mujeres nos llevamos la peor parte. La subordinación y discriminación, junto con la imposición social de las tareas domésticas y de cuidado, provoca que seamos las primeras en dejar un trabajo para sostener la crianza ante el mayor corrimiento del Estado, o que obtengamos aquellos que son socialmente menos valorados y, por tanto peor remunerados. La profundización de la crisis nos expone a mayores niveles de precarización e informalidad de la que la mayoría llevamos años sin poder salir. De cada tres personas pobres, dos somos mujeres.
Pero este es un aspecto del problema, el otro es el golpe sufrido en relación a nuestros derechos. Pasamos de un gobierno que institucionalizó la pelea y con el doble discurso levantó un Ministerio sin financiamiento, a otro que lo cerró apenas asumió. En este régimen económico, político y social, nunca estaremos tranquilas. En un año usando nuestras conquistas como chivo expiatorio del ajuste, Milei profundizó el ataque hacia las mujeres y diversidades que ya venía realizando junto a la casta reaccionaria que lo acompaña. En un breve repaso recordamos algunas de las medidas tomadas que tienen por detrás la negación de la violencia que sufrimos las mujeres y diversidades y la opresión de género. Como ya citamos, el cierre del Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad de la Nación y el desguace de la mayoría de sus programas, que ahora son parte de una secretaría en el Ministerio de Justicia a cargo de Cúneo Libarona, el mismo que presentó un proyecto en el Senado para penalizar a las mujeres “ante la posibilidad de realizar falsas denuncias por violencia de género”. Esto significó un tendal de despidos de trabajadoras muy valiosas y capacitadas, a la par de dejar sin atención a miles de mujeres que necesitan acompañamiento, y que a pura pelea por los recursos, habían obtenido algo de asistencia. El Plan Acompañar se redujo en un 79% sin siquiera figurar en el presupuesto 2025, como sucede con la Línea 144 prácticamente desmantelada este año. El gasto en las políticas públicas que apuntan a reducir la desigualdad de género fue un 33% más bajo que el año pasado, en un contexto en que sigue habiendo prácticamente un femicidio por día. Si bien no considerábamos que antes estábamos para festejar, lo cierto es que el retroceso es importante. Desfinanciaron, también, el Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intencional Adolescente (ENIA), finalizando el contrato de 619 especialistas y con proyecciones presupuestarias para el 2025 que ponen en riesgo la continuidad del programa. El mismo había logrado bajar la tasa de embarazo en niñas y adolescentes de entre 10 y 19 años en hasta un 49%. El presupuesto 2025 no contempla tampoco las capacitaciones, entre otras, en la Ley Micaela. Tampoco el necesario para la implementación de la ESI, el cual ya era insuficiente, además de querer implementar cambios en su enfoque y atacar a escritoras como Dolores Reyes intentando prohibir su libro Cometierra. Clausuraron el INADI y analizan eliminar cupos laborales y el DNI no binario. A la sombra de Milei muchos gobiernos provinciales aplicaron este año sus propios ajustes en las áreas de género, como sucede en provincias como Córdoba, Chaco, y las de norte del país. Todo esto en un contexto de discursos violentos contra, lo que Milei llama, “la ideología de género”, y una profunda discriminación al colectivo de la diversidad hasta su profunda negación y patologización. Tal es el punto que Argentina fue el único país en la ONU que votó en contra de prevenir la violencia hacia las mujeres y niñas. El ataque sistemático hacia la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, por el momento viene de la mano de su desfinanciamiento, que aunque les gustaría ir por su derogación, temen a que la marea verde se levante y se active un movimiento que aún no logra despertar.
Ante la avanzada reaccionaria, nuestros derechos son los primeros en tambalear. Nada está dado para el pueblo y menos para las mujeres. Para Milei, no solo se trata de hablar de macroeconomía, el defender la propiedad privada lleva por detrás un fuerte disciplinamiento ideológico contra cualquier idea progresiva que cuestione el statu quo. Así es que en su cruzada libertaria, pretende llevarse puesto al enfoque popular del feminismo y de fondo, a las ideas revolucionarias y socialistas que en los últimos años vieron terreno fértil para crecer luego de su declive en los años 90. Aunque sabemos que esto no se tradujo en la capacidad de direccionar a un movimiento que se enarboló en el Ni una Menos atado al posmodernismo, Milei ve su potencia y seguro esta alerta a que nuestras luchas no se unan con las del conjunto de la clase de trabajadora.
Más allá del #8M el movimiento de mujeres y diversidades no tuvo su momento contra Milei este 2024, no pudo unificarse y responder al nivel de los ataques recibidos. Pero no quiere decir que no pueda hacerlo, hay que seguir trabajado para eso. De nuestra parte hemos hecho esfuerzos en virtud de esta tarea y estuvimos en las calles llamando al reagrupamiento y la más amplia unidad. Seguiremos en este camino, además de redoblar los esfuerzos en cada uno de los ámbitos donde estamos junto a las mujeres y diversidades en las barridas, junto a las trabajadoras ocupadas y la juventud para lograr un 2025 sin Milei. Para eso tenemos no solo que lograr que se levante la marea verde, sino confiar en dirigirla con esta perspectiva con las banderas rojas que Milei pretende llevarse puestas. Ni un paso atrás.
Julia Quinteros
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