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Tucumán - Reflexiones para avanzar en la lucha docente
Contrariando preconceptos y representaciones negativas arraigadas sobre la profesión, fomentados en gran medida por nuestros gobernantes de turno, los docentes tucumanos salieron a las calles para manifestarse meses antes del inicio de clases. Solo para el gobernador Juan Manzur transcurren las vacaciones sin tensiones ni conflictos. En la Plaza Independencia, a miles de kilómetros del Caribe, los trabajadores se manifestaron contra la suspensión de la cláusula gatillo y las medidas complementarias que atropellan nuevamente las conquistas laborales y las condiciones para la enseñanza.
Obedeciendo una lógica de mercado, el ajuste recae sobre el salario para mantener las ganancias empresariales al margen de las responsabilidades financieras. Un ciclo endémico de explotación en donde el sueldo de los docentes resulta una cuestión de primer orden para comprender la dialéctica sobre el capital: es la ausencia de reconocimiento del valor del trabajo, la fragilidad de las condiciones laborales de la masa asalariada que sostiene un sistema responsable de reproducir las condiciones de dominación.
La legitimidad del reclamo y la urgencia de la situación, congregaron el 14 último una cantidad discreta pero significativa de trabajadores autoconvocados, contando en esta ocasión con el acompañamiento de distintas organizaciones, algunas con tendencias de izquierda: PO, ATE docente, MST, etc. CUBa MTR también se hizo presente en las escalinatas de la Casa de Gobierno y sobre la plaza vallada. Durante aquella jornada llevamos nuestra adhesión y volvimos con inquietudes y certezas sobre la cuestión educativa al tomar contacto con reclamos de avanzada como el que propone el colectivo DTL (Docentes Tucumanxs en Lucha), profesionales con quienes coincidimos en cuestiones fundamentales respecto a la necesidad de problematizar la educación en su sentido más amplio para proponer una alternativa inclusiva y popular sobre un sistema colonial incapaz de ofrecer las respuestas necesarias a un espectro concreto de necesidades insatisfechas: la formación docente, la entrega del salario y la precarización laboral, la vigencia de prácticas escolares antipedagógicas, la apertura hacia nuevos contenidos y metodologías de trabajo, el hacinamiento y desfinanciamiento de los establecimientos escolares, la contención de los estudiantes ante situación de deserción y de riesgo…
La coincidencia fundamental con este grupo, y esperamos que con otros más, es el convencimiento de la necesidad de ponerse en pie para llevar estas propuestas a la calle, ante los gobernantes y la población de testigo, y en la escuela misma, frente a los docentes y los alumnos. Esto es, recuperar la legitimidad, de la representación del sector docente y establecer lazos entre todos los participantes involucrados para un reclamo justo. La marcha del 14 es una entre otras más, DTL, CUBa y demás, grupos autoconvocados entre otros grupos autoconvocados (o no), que en otras ocasiones incluyen líneas sindicales menores, oficialistas e incluso macristas.
El proceso tucumano de lucha se halla, pues, en sus inicios debido a que se construye como una respuesta a contramano de la quietud de los sindicatos tradicionales, ausentes del reclamo genuino de quienes dicen representar, cuya conducción lleva más de veinte años siendo funcional a los ministros de turno negociando a espaldas de la masa trabajadora, tomándose atribuciones despóticas, tolerando y fomentando prácticas institucionales corruptas, y enajenando a los docentes de las instancias asamblearias más fundamentales para discutir sus problemáticas esenciales.
Trabajar en las aulas, proponer ante compañeros y alumnos la posibilidad de un modelo educativo diferente; trasladar nuestra situación a la comunidad y generar un auténtico debate sobre las políticas educativas. Convencidos de que la fuente de legitimidad está en el reclamo del trabajador explotado, las intervenciones concretas y la movilización resultan el único modo de encarar la lucha con posibilidades de éxito para instaurar procesos de negociación con el Estado al margen de los manejos e intereses del capital y la burocracia sindical.
Edgardo Zapata
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