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Tras el #8M, el debate ¿Hacia dónde tiene que ir el movimiento de mujeres?
Pasado el #8M y las distintas movilizaciones que recorrieron el país, una pregunta quedó en el aire: ¿hacia dónde tiene que ir el movimiento de mujeres hoy? La pregunta no es nueva dentro de un movimiento amplio y heterogéneo que tiene diversas derivas teóricas y políticas. Lo interesante es que volvió a resonar con fuerza como llamado de atención ante su pérdida de masividad, no sólo por parte de quienes venimos sosteniendo la calle contra su vaciamiento, sino también por parte de un sector del progresismo feminista que integra o apoya al FdT.
Sea una pose o una pregunta sincera, tomando nota que en la Ciudad de Buenos Aires se realizaron dos marchas, -una a Casa de Gobierno de la que fuimos parte y otra a Congreso convocada por organizaciones del FdT-, y de que las movilizaciones perdieran fuerza luego de la conquista de la ILE, sectores afines al gobierno escribieron artículos preguntándose qué estaba pasando con este movimiento que parecía no tener techo. La excusa del desinfle estuvo puesta en la pandemia o en la reacción de la derecha, pero también hizo su aparición el problema de la institucionalización en la que cayeron muchas referentes. Y es que para decepción de muchas, el techo se lo puso el mismo gobierno que dijo venir a tirar abajo el patriarcado. Bajo este régimen político la estatización de la lucha está puesta al servicio de quitarle el potencial filo insurrecto al movimiento de mujeres. Los sectores dominantes tienen experiencia en esto: basta ver la década del '90 con intelectuales que se engolosinaron con la firma de tratados internacionales por nuestros derechos mientras avanzaba el neoliberalismo. A contracara nacía el movimiento piquetero con cientos de mujeres cortando rutas y poniendo la olla, transformando en lucha el mandato de alimentar a la familia. Hoy el movimiento piquetero combativo es el que vuelve a poner en las calles la lucha contra el ataque a las condiciones de vida del pueblo. Fue el que llenó la Plaza de Mayo el #8M, salió contra el ajuste en distintas ciudades y el que enfrentó a la policía de Morales en Jujuy, alertando al feminismo progresista de que la salida no es congraciarse con lo posible dentro de un ministerio, sino profundizar la lucha callejera ante la crisis y sus nefastas consecuencias sobre nosotras. Y a su vez, que de esas consecuencias no se va a hacer cargo el frente de gobierno que convalidó la estafa con el Fondo, a fin de resguardar la timba financiera y los negociados de la gran burguesía, pasando por sobre la importancia de resolver las crecientes necesidades populares que dejó el macrismo.
El tema es polemizar sobre esto con los sectores que ya plantean dudas y debates con el gobierno, pero que en medio de la decepción buscan mejoras apuntando a retocar un poco la justicia, o denuncian al FMI y que la deuda es con nosotras, augurando equilibrar la repartija dentro de un modelo y un espacio político que ya da muestras de su fracaso. Esa no es la salida que necesita un pueblo cada vez más empobrecido y que tiene atadas sus condiciones de vida a la dependencia de la que viven multinacionales, monopolios y banqueros.
La tarea del pueblo trabajador hoy es sacarse de encima el lastre del FMI y como parte de ese pueblo le cabe la tarea al movimiento de mujeres y diversidades, que tiene que tomar en sus manos la lucha antiimperialista, no como una palabra más dentro de todos los anti con los que suele definirse el feminismo, sino como tarea principal en esta etapa. Porque con el imperialismo dirigiendo la economía no se resolverá la falta de presupuesto para salud, educación o para nuestras demandas, ni el problema del trabajo o de la miseria salarial y ni hablar de los problemas de fondo como la pobreza en la que somos mayoría.
Tenemos que salir a discutir dentro del movimiento la importancia de ir por un frente antiimperialista y antimonopólico, y los cuatro puntos, seguramente con sectores que no necesariamente se encuentren con nosotras en el proyecto revolucionario y por el socialismo, pero que sí están avizorando que la situación empeora y que con el FdT hay FMI para rato, atentas también a enfrentar a JxC y los más rancio de la derecha. Es importante reforzar este punto de vista entre las trabajadoras ocupadas buscando la unidad con el movimiento piquetero combativo para darle fuerza.
Si la pregunta es para dónde tiene que ir hoy el movimiento de mujeres, sostener la lucha callejera y aportar con sus reivindicaciones a construir ese frente y con la más amplía unidad, es parte de la respuesta.
Julia Quinteros
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