Salud en terapia intensiva

Lunes, 10. Febrero 2025
Salud en terapia intensiva

Desde la última edición de no transar hasta hoy, la situación de los conflictos en salud se ha agudizado. Milei había avisado que varias cosas las planeaba hacer durante el verano para que pasaran un poco más inadvertidas. Y a los trabajadores y trabajadoras ya se les había avisado de ajustes en la forma de recortes y despidos en varias áreas. 

A esta altura, los ajustes no son la noticia principal, sino que lo es la reacción y lucha contra el gobierno. El punto de inflexión fue cuando mediante una publicación de X (twitter) el Ministerio de Salud adelantó, a mediados de enero, 1400 despidos en distintos organismos que se encuentran bajo su órbita. La "reestructuración" de la que hablan no es más que un efeumismo barato para maquillar el vaciamiento. En todos lados despidieron a personal indispensable, a cuadros técnicos, como si la política tuviera como fin inutilizar a los organismos para justificar su posterior cierre. 

Los hospitales Bonaparte y Sommer, personal del ministerio y trabajadores de PAMI, entre otros. Detallamos algunos de los sectores que se han puesto en pie de lucha.

La situación del Hospital de Salud Mental Laura Bonaparte ya se había vislumbrado el octubre pasado, cuando hubo un intento de las autoridades nacionales de salud de detener la internación y la guardia, adelantando un vaciamiento del hospital. Ya en ese momento se pusieron en pie de lucha los trabajadores, los pacientes y la comunidad. Las medidas en lo inmediato se detuvieron, pero se veía venir un conflicto mayor. En medio, los laburantes de la administración pública rindieron un "examen de idoneidad" que no se ajustaba a las tareas realizadas y que era sólo una excusa para los posteriores despidos (a pesar de la aprobación del examen fue superior al 95% de la planta del hospital, en este caso). Así ocurrió durante enero, cuando llegó al hospital la lista de los contratos que no iban a ser renovados. 200 despidos de 450 trabajadores en total, dejando al hospital incapaz de funcionar con los dispositivos que hasta ahora se habían armado. La reacción no se hizo esperar, y rápidamente hubo una gran convocatoria que llenó la calle del hospital. Se llevó adelante un acto contra el cierre con miles de personas presentes en defensa de la salud pública, al grito de "el Bona no se cierra". Se continuó con concentraciones en la puerta del hospital, incluyendo la del 31 de enero, día en que se efectivizaban los despidos. En medio de esto, el plan de lucha tuvo un elemento fundamental, que fue el de fomentar la unidad de las luchas, y no sólo en el terreno sanitario. En la multitudinaria asamblea LGBTTIQ+ una trabajadora del hospital llevó su solidaridad, explicó que una enorme proporción de la población travesti-trans se atiende en el Bonaparte y llamó a unificar reclamos. Así, el 31 se hicieron preparativos para la marcha del día siguiente, en la que hubo una enorme columna en defensa del hospital y por la reincorporación de los despedidos. Hoy, el Bonaparte se encuentra intervenido por autoridades afines a Milei. Un trabajador del área de comunicación explicaba en la comisión de salud de la cámara de diputados que les impiden realizar campañas en las que se propagandicen los servicios del hospital. El fin de esto es vaciarlo, ya no sólo de trabajadores, sino también de pacientes. Alejarlo de la comunidad para que el cierre se haga sin mucho espamento. La lucha sigue, y el camino viene siendo la unidad.

Otro frente es el de la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles. Este organismo se encarga de procesos clave en la prevención, el diagnóstico y el seguimiento de infecciones como el VIH, hepatitis, tuberculosis, sarampión, rubeola, paperas, entre muchas otras. En las distintas estructuras operativas que funcionaban en la dirección trabajaban 46 personas. Echaron a 14. Esto pone en riesgo a toda la población del país, porque dificulta la compra de vacunas, los controles de cadena de frio y la distribución, interfiere con el reparto de preservativos, impide llevar correcto registro de estadísticas de vacunación y de contagios, coarta la capacidad de diseñar y evaluar las políticas a futuro y dificulta el acceso a los reactivos necesarios para el diagnóstico. En términos más simples: mayores chances de contagio, menores chances de detección y tratamiento. Hoy, en la ciudad de Buenos Aires, ya hay dos casos activos de sarampión y el sistema de salud está disminuyendo su capacidad de respuesta. Por ahora, desde este sector en lucha se ha hecho campaña en medios y se ha participado en las asambleas del Bonaparte y en la marcha del 1 de febrero.

En otro orden de cosas, Milei acaba de anunciar que Argentina saldrá de la Organización Mundial de la Salud, siguiendo los lineamientos de Trump. A pesar de las críticas que merece este organismo en sus formas de manejo de la salud a nivel mundial, la salida está planteada desde una perspectiva profundamente anticientífica: nuestro gobierno y el de EEUU tienen en sus filas a varios personajes opuestos a todas las vacunas, por ejemplo. La disgregación y la no cooperación internacional después de lo que fue la experiencia de la pandemia por Covid no puede hacer más que dificultar los futuros retos en salud internacionales, con sus potenciales consecuencias a nivel local.

El balance a hacer en lo inmediato es que hay reserva de lucha en el sector, que hay una tendencia a la unidad y que la respuesta popular aumenta en urgencia. Ya hay consecuencias palpables en la dificultad para acceder a la atención. No tenemos herramientas para medir, por ejemplo, cuánto daño ha hecho la política de restricción de medicamentos a los usuarios de PAMI, pero la bronca por tener que elegir entre medicamentos que tienen que tomar sí o sí para sostener su bienestar está a la orden del día. Y los aumentos a las prestaciones a lo largo del año ha hecho que muchos profesionales ya no trabajen con PAMI. Es decir, todo es más difícil que antes para los pacientes.

Las banderas de lucha que se vienen levantando encuentran eco, la situación de las grandes mayorías sigue inestable y de a poco se va forjando la respuesta unitaria contra Milei. La tarea es seguir luchando por una salud pública, gratuita y de calidad. Vienen dañando la calidad para, eventualmente, poner en discusión si debe ser pública y gratuita. ¡No vamos a bajar nuestras banderas históricas! ¡La lucha es una sola!

Octavio Paz

Lunes, Febrero 10, 2025 - 12:30

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