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Por la continuidad del plan de lucha
Junio continuó con el ánimo de lucha de los últimos meses en la Provincia de Buenos Aires, y no es para menos. A la denuncia de 700 docentes sin cobrar en Tigre en el mes de mayo, se llegó a la cifra de 60.000 docentes con irregularidades en su cobro a la fecha (número reconocido por el propio Baradel). Este fenómeno se expresó en forma de bronca en la masiva adhesión al paro convocado por los Sutebas opositores el 22 de junio, que además tuvo un gran acatamiento en las seccionales oficialistas.
A esta situación se le suma la ya conocida falta de presupuesto para el mantenimiento de las escuelas (en invierno, la ausencia de calefacción hace prácticamente imposible permanecer en el aula), las irregularidades en el IOMA, la presentación de un Código Educativo por parte de un senador del FPV que precariza más el trabajo e intenta destruir gran parte de las conquistas logradas en décadas de defensa del Estatuto docente; y para completar, el gobierno de Scioli implementó un ajuste completamente ilegal expresado en los recibos de sueldo bajo los ítems 1103 y 1104. ¿Cómo interpretar este ajuste salvaje sobre la educación pública? Es sabido que la misma no es una prioridad del Gobierno de la Provincia ni del Gobierno Nacional. Más allá del doble discurso sobre la inclusión y la “superinversión”, las pruebas están a la vista: las escuelas se caen a pedazos y el docente está entre los trabajadores peor pagos del país (y de la década).
Las campañas electorales están a la orden del día y tanto Scioli como los candidatos de todos los colores miran para otro lado a la hora de hablar del presupuesto educativo y de la regularización definitiva en los cobros de salarios, despejando cualquier duda sobre qué lugar ocupa en la agenda del próximo gobierno este problema.
Ahora, ¿cómo y quiénes organizan la bronca de la docencia y la convierten en programa de lucha que supere esta situación? ¿Quiénes se plantan frente al ajuste de hoy y el que vendrá y reivindican el rol fundamental de los educadores y de la escuela pública? Indudablemente, las cúpulas de los principales gremios, no. Baradel -desaparecido de escena hacía meses- se limitó, frente a la gran presión de las bases, a presentar “una denuncia de cobros indebidos” ante la Justicia. Esta medida habla del nivel de burocratismo al que estos dirigentes están habituados y reafirma la intención de no agitarle las aguas por ningún motivo ni al Gobierno provincial ni al Nacional, a quienes debe absoluta lealtad, sobre todo en este año electoral. Esta actitud implica descartar de cuajo cualquier tipo de medida activa de lucha: asambleas por escuelas con mandatos, plenarios de delegados, movilizaciones, cortes, etc. Los aliados del ajuste y del gobierno tienen nombre y apellido y los docentes de la provincia no deben depositar en ellos su confianza.
Quienes trazaron otro camino fueron algunas seccionales de los Sutebas opositores (Multicolor) como las de Tigre y Escobar, que expandieron por gran parte de la provincia las reivindicaciones de las que tendría que hacerse cargo Suteba Central. Avanzaron en denuncias sobre la responsabilidad de Scioli y sus ministros como ejecutores del ajuste. Se tomó la DGCyE en La Plata; se llamó -luego del Plenario Provincial Multicolor en La Plata y junto con UDOCBA- al paro activo del 22/06, denunciando las diversas irregularidades en el cobro; y luego de reuniones de delegados por distrito, el Plenario Provincial de delegados del 7 de julio acordó llamar a no inicio de clases los días 3 y 4 de agosto.
Recordemos que en septiembre se estaría cobrando el último tramo del aumento paritario impuesto a comienzo de año que consiste en un promedio de 8,6 % y llevaría al salario básico de una maestra a $7000, cuando la canasta básica está calculada en $14.000. Este mísero aumento, sumado a las sistemáticas irregularidades para el cobro, prepara el escenario para una segunda parte del año que ya se sabe caliente, muy a pesar de los candidatos que desearían transitar las elecciones en calma y con sonrisas para las fotos. La reapertura de las paritarias se hace fundamental para arrancar las clases luego de las vacaciones de invierno.
Es imperante que agosto comience con paro y movilización ratificando el ánimo del sector docente de no dejarse aplastar por las políticas de ajuste del gobierno provincial y nacional que amenazan con tener continuidad en el recambio de periodo.
Alejandrina Acosta
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