De punta a punta, un mundo en crisis
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Ya iniciado el mes de marzo los problemas de vida que enfrentan la mayoría de los trabajadores tienden a transformarse en la cuestión central por resolver. La evolución de la crisis política que estalló en las alturas con la muerte del fiscal Nisman y los entretelones cuasi grotescos que tiñen la disputa electoral, no logran ocultar que la puja por la distribución de los ingresos y la preservación de los puestos de trabajo junto al desastre y zozobras ocasionados por las inundaciones en distintas provincias, se torna cada vez más encarnizada y empuja para que la acción directa, la solidaridad de clase y el protagonismo callejero, vuelvan a ocupar su lugar.
Así lo expresan los paros docentes al inicio del período escolar en 11 provincias como también trabajadores de la salud, de transporte interurbanos, agrarios, precarizados, municipales, que fogonean el reclamo salarial y la discusión paritaria contra la pasividad, cuando no la traición, de la dirigencia burocrática. De allí que siendo éste un año eminentemente político, tanto desde el gobierno como de la oposición, confluyen en reducir el nivel de las demandas y de la movilización a sabiendas que una alta conflictividad a la vez que achica las expectativas en el recambio institucional estimula en el sentido de una irrupción política rebelde como salida a la crisis, antes o después de octubre, y pone en riesgo de naufragio el régimen político de base monopólica vigente. No se descarta por lo tanto que las acusaciones cruzadas en estos días sobre “golpe blando” del oficialismo o “autogolpe” de la oposición, vuelvan a aparecer pero ya más como recurso gastado de campaña que como posibilidad cierta, visto la necesidad que tienen de elevar las expectativas en la transición y en lograr que la polarización discurra entre las distintas expresiones de la gran burguesía, sea Macri, Scioli o Massa.
Una muerte que no se aclara
y acelera el desconcierto
La muerte del fiscal rodeada de intrigas y el posterior embarre del escenario con intervención abierta de los servicios de inteligencia y denuncias políticas cruzadas, reflejan la intención de conducir la causa, como tantas otras, a ningún puerto. Esta es la convicción general sobre el funcionamiento de la justicia y su connivencia con la política, más aun cuando la causa generada por el atentado a la AMIA, lleva 21 años sin resultados concretos. Como tantos otros hechos sin esclarecimiento o culpabilidad alguna, persisten la voladura de la fábrica en Río Tercero, la represión y muertes en la rebelión popular de 2001, Cromañon, las víctimas del Sarmiento y muchos otros casos de corrupción o narcotráfico ligados a sectores del poder. En definitiva una Justicia que por ser uno de los tres poderes del estado de la gran burguesía local subsiste atravesado por la misma crisis y decadencia que corroe al capitalismo dependiente. Por lo tanto hablar de “justicia independiente” o “partido judicial” esconde en realidad una verdadera lucha de facciones por el control del aparato estatal que se extiende más allá de los resultados electorales, y donde a su vez la incidencia económica y geopolítica de la disputa interimperialista en curso, cobra cada vez mayor dimensión. Intentar recuperar las “instituciones de la república” en abstracto como dice la oposición más conservadora o intentar coparla con jueces y fiscales amigos como hace el gobierno, es la pugna central en el último tramo del período K, sobre todo cuando se debe negociar la impunidad que como política de estado ha caracterizado el funcionamiento del régimen democrático en estos 31 años.
Con este grado de descomposición y de crisis en las alturas nada se puede esperar de la justicia como no ser aquello que la propia movilización política pueda imponer desde abajo. Pretender justicia a partir de comisiones investigadoras independientes o del reclamo para que se desmantele el aparato represivo es de una ingenuidad política propia del oportunismo de izquierda reformista, y cuando no peligrosísimo, visto que lo del fiscal tan solo es el inicio en el derrumbe de un estado que más que sostenerlo hay que tirarlo abajo.
Un país pintado en el discurso
Como queriendo equilibrar el impacto de la marcha del 18F instrumentada por la oposición, el gobierno movilizó su aparato nacional en ocasión de inaugurar las sesiones legislativas este 1° de marzo. Entusiasmada por el desistimiento que el día anterior había hecho el juez Rafecas con las denuncia presentada por Nisman, la presidenta destacó en larga exposición las bondades del modelo y el “país cómodo que deja” luego de 12 años.
Con una visión sesgada, el país de marras surge de las cifras manipuladas del Indec y del comparativo entre el piso de la crisis luego del estallido de 2001 y el techo actual, cuando lo correcto debería salir del comparativo con cifras reales y de un país pujante e igualitario. En tal sentido se cumplen ya 18 meses de caída continua de la actividad industrial, persiste la recesión económica y el decrecimiento del PBI en 2014 fue de 1,8% con pérdida de puestos de trabajo y suspensiones en alza. Las condiciones de vida que deja para el pueblo están muy lejos de ser “cómodas”. No se puede aseverar que los salarios y jubilaciones son los “más altos de Latinoamérica” sin considerar que el 81% de los trabajadores promedian un salario de $7800 y a su vez el costo de la Canasta Básica Completa se ubica en los $13000. No es cómoda tampoco la franja creciente de 13,2 millones de pobres con 5,6 millones de indigentes, ni el 70% de jubilaciones misérrimas, ni el sistema de salud desintegrado, ni el retorno creciente de la deserción escolar, ni los 1,4 millones de jóvenes entre 18 y 24 años que ni estudian ni trabajan.
Falseó también con el tema del desendeudamiento al haber transformado deuda extranjera en dólares en deuda pública. Cuando inició el ciclo en 2003 la deuda externa ascendía a U$S 188.700 millones y al cierre de 2014 la deuda total alcanza los U$S 312.000 millones (convertida a dólares la deuda en pesos). En el período se pagaron U$S 191.000 M, incluida la ilegítima, con jactancia de Cristina por ser “pagadora serial”. Toda una definición para un progresismo que se embandera con los 70, allí cuando pagar al imperialismo se consideraba, más que reaccionario, absoluto entreguismo. Maliciosamente se oculta que los nuevos acreedores son hoy Anses, Pami, Banco Central, cuyos fondos fueron reemplazados por bonos títulos y otros papeles de deuda. Generando un déficit real en estas cajas que nunca serán integrados y cuyas consecuencias la sufren los jubilados, pensionados y asalariados.
Ocultó que detrás de la llamada “soberanía energética” se aprobó la nueva Ley de Hidrocarburos mediante la cual se firmaron las cláusulas secretas con Chevron para la extracción de petróleo y gas en Vaca Muerta. Se acordó en el contrato el reconocimiento de precios diferenciales a la multinacional yanqui con un 18% más por barril sobre las refinadoras locales y con un 80% más que el valor internacional, comprometiéndose YPF a comprar toda la producción en ese precio mientras no se logre el autoabastecimiento. Detrás de esas mismas preferencias “soberanas” llegó después el reclamo de los otros monopolios contratistas como Sinopec, Dow y Petronas.
Disfrazó su política de asociación con los grupos al plantear que “las potencias que pretenden dominarnos requieren de cómplices locales”, como si la prórroga del contrato por 40 años del yacimiento Cerro Dragón a la British Petroleum no la hubiera firmado Kirchner en 2007 o aquel otro negociado con Repsol en 2008 para favorecer que el grupo Ezkenazi se quedara, sin poner un peso, con el 25% de las acciones. En el mismo sentido habría que indagar los acuerdos mineros con la Barrick Gold y La Alumbrera, con Monsanto, Cargill, Bunge, las Telefónicas, PAE y muchos otros. Un caso extremo por su gravedad es el Acuerdo Estratégico Integral firmado recientemente con China que abre múltiples ataduras en actividades nucleares, ferroviarias, energéticas, militares etc., pero cuyo socio locales en el caso de las represas a construir en Santa Cruz es el grupo Electroingeniería Argentina ligado al actual secretario legal Carlos Zannini. Habrán notado los seguidores K que no se trata de pequeñas o medianas empresas sino de verdaderas Corporaciones para las cuales sí, fue una década ganada.
La movilización condiciona
la retirada
Más allá del discurso y de la instrumentación que la oposición esgrime con la muerte del fiscal y la causa Amia, lo que se juega de aquí en más son las condiciones de la retirada cuando el escenario electoral no atrapa ni logra generar credibilidad. La lucha y la movilización del pueblo es la única garantía cierta para que las necesidades y la demanda de los trabajadores no se negocien en ministerios ni en listas electorales.
De allí que las exigencias salariales y contra despidos y suspensiones deben estar al tope de los reclamos. Al igual que las demandas territoriales por trabajo, planes, cooperativas o emprendimientos. La lucha contra la inflación y el aumento en el costo de vida, también en colegios y universidades. Contra el gatillo fácil y el narcotráfico que se incrementa apañado por la policía como parte de una política sobre los jóvenes y los barrios pobres. Son demandas elementales para confluir sobre la base de una realidad presente en medidas de luchas nacionales con paros y corte de rutas por 24 o 36 horas, retomando el panorama que se venía configurando hacia octubre de 2014 y generando los espacios de unidad desde donde convocarlos. Las condiciones sociales se han agravado y el freno que se pone solo viene de arriba, de quienes especulan con una salida institucional amañada. Cuanto más se profundiza la lucha contra este plan de ajuste heterodoxo en retirada, mejores condiciones se generan para impedir que se aplique el ajuste ortodoxo de los que se anotan en la llegada. Que la crisis la paguen monopolios y banqueros pero no la gente honrada.
- En ese marco nuestra convocatoria y participación en la marcha del 24 de Marzo organizada por el Encuentro Memoria Verdad y Justicia, junto a las organizaciones de derechos humanos que no transaron en la lucha, en la Plaza de Mayo y en el resto del país, por los 30000 desaparecidos y contra la impunidad de ayer, de hoy y de siempre.
- En ese marco también, el 11 de abril, celebramos el 50° aniversario de nuestro PRML, continuidad histórica de Vanguardia Comunista, para enarbolar las banderas del camino de la Revolución, la Liberación y el Socialismo.
Elbio Rojas
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