Un grito de rebelión multitudinario recorrió el país
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Plan Aguantar: adelanto, elecciones y nuevo acuerdo

Las reservas del Banco Central y los vencimientos del FMI son el epicentro del problema económico.
Desde que la sequía alteró el panorama financiero del país, Massa y sus funcionarios buscan frenéticamente un adelanto de los tres desembolsos del FMI correspondientes a 2023 por un monto total de unos USD 10.000 millones. Sin embargo, según el acuerdo firmado, los desembolsos están sujetos a las revisiones trimestrales que el organismo realiza para comprobar el cumplimiento de las metas.
En ese sentido, hay varias cuestiones para señalar acerca del adelanto negociado.
Por un lado, virtualmente esquiva la obligación de cumplir con las metas como condición para recibir los dólares del FMI, las cuales parecían muy difíciles de alcanzar ya desde la firma del acuerdo y que son objetivamente imposibles tras la sequía que afectó la producción y exportación agrícola: de hecho, en el trimestre marzo-junio todas fueron incumplidas (acumulación de reservas, emisión monetaria, déficit fiscal, etc.). Por supuesto, las metas probablemente sean modificadas por otras más flexibles y acordes a la coyuntura económica, pero se volverán relativamente estériles en tanto el gobierno ya contaría con los fondos del FMI en sus bolsillos. En otras palabras, el adelanto configura una especie de “blindaje” que garantiza los fondos necesarios para el pago de los vencimientos hasta después de las elecciones, evitando un default y sus previsibles consecuencias -una corrida cambiaria y una devaluación brusca.
Por otro lado, el gobierno busca obtener la autorización del FMI de disponer de una parte de lo desembolsado para intervenir en el mercado de cambios -es decir, vender dólares- para evitar aquel desenlace. Es algo similar a lo negociado con el swap de monedas con China, que semanas atrás fue ampliado a USD 19.000 millones de los cuales USD 10.000 millones son de libre disponibilidad y pueden usarse para el pago de importaciones o para comprar dólares, engrosar las reservas y venderlos en el mercado de cambios local.
No obstante, el reclamo de un adelanto de fondos ha encontrado varios obstáculos en el camino, que explican el porqué de su demora. El primero es el “descalce” de los desembolsos y vencimientos: conforme el acuerdo firmado, en 2023 Argentina recibirá menos dólares del FMI de los que debe pagarle al organismo y aún no está previsto cómo se cubrirá esa brecha; una posibilidad es estirar los plazos de los pagos. Esto implica que el adelanto de fondos puede no llegar a cubrir la totalidad de los vencimientos de 2023, a menos que también el FMI modifique la estructura de los pagos. El segundo pero principal obstáculo para un nuevo entendimiento es que el FMI no quiere adelantar desembolsos en forma gratuita: a cambio pide una devaluación del peso que reduzca la brecha con las cotizaciones paralelas (MEP, CCL) y de esa manera impedir que los dólares del FMI se vendan al mercado para sostener un tipo de cambio barato y terminen fugados al exterior, como sucedió con Macri y Caputo en 2018. No obstante, Massa es simultáneamente Ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (ex FdT) y no quiere devaluar la moneda en un contexto inflacionario del ~8% mensual, pues sería un enorme golpe a los ingresos de la población -con su correspondiente impacto electoral- y además se corre el riesgo de “espiralizar” la inflación y provocar una híper, como en 1989. En esa disyuntiva se encuentran las partes.
Al momento de cierre de la presente edición, la negociación habrá llegado a su fin y habremos visto un resultado, pues la fecha límite para el pago del vencimiento del 2do trimestre con el FMI es el 30/6.
Sin embargo, los problemas económicos no habrán encontrado solución, pues el adelanto sería solamente eso: un anticipo de dinero que el gobierno deberá usar para pagar los vencimientos con el FMI. En todo caso, la urgencia del gobierno por obtener esos fondos refleja la fragilidad de las cuentas públicas y la crisis del modelo económico. Ese adelanto posterga pero no despeja el riesgo de caer en un default involuntario y desordenado, pues a partir de 2025 se incrementa la magnitud de los vencimientos de deuda con el FMI y los bonistas, de acuerdo a las renegociaciones operadas por el gobierno en 2020 y 2022, respectivamente. Además, el FMI está esperando que se aclare el panorama político argentino para negociar un nuevo acuerdo después de las elecciones, con las nuevas autoridades en sus sillones. Y un nuevo acuerdo solo puede traer bajo el brazo exigencias más duras para nuestro país, es decir, un ajuste más importante de los gastos e inversiones del Estado, rebajas en los programas sociales y reformas estructurales en el campo laboral y jubilatorio: un ataque a las condiciones de vida de los sectores populares.
El plan de un adelanto para llegar hasta fin de año y negociar un nuevo acuerdo con el FMI tampoco resuelve la escasez crónica de dólares de la economía argentina, sino que la reproduce, toda vez que aquella es provocada especialmente por la propia deuda externa y por los diversos mecanismos de fuga de capitales. La solución a la crisis no será encontrada dentro de los márgenes del capitalismo dependiente, sino fuera de ellos. La salida no será capitaneada por la gran burguesía local y el capital extranjero, que acumularon y fugaron divisas durante décadas. No serán las fuerzas políticas que han compartido y alternado el ejercicio del poder, pues difícilmente los responsables del problema sean, al mismo tiempo, quienes puedan darnos una salida positiva.
Por el contrario, se necesita un plan económico alternativo, basado en el no pago de la deuda externa y la nacionalización de los principales resortes económicos (el sistema bancario, el comercio exterior y los recursos estratégicos), para lograr un inmediato bienestar económico para los sectores populares. En lo inmediato, hay que repudiar la farsa electoral a través del voto bronca (blanco, nulo y abstención) y trabajar por un paro activo y piquetero hacia una rebelión popular que modifique la correlación de fuerzas y configure la fuerza social capaz de conducir aquel programa económico y tomar las riendas de nuestro futuro.
David Paz
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