Ni golpe ni elección, revolución

Jueves, 15. Octubre 2015

Con este título fue publicada la editorial del no transar n° 90 del 22 de junio de 1970. Hacía pocos días había sido desplazado del poder el general Onganía, ocupando su lugar el general Levingston. En esta nota, el partido caracteriza el auge de masas como el principal factor que provocó el recambio en el seno de la dictadura, que derrotó la línea de participación y profundizó las grietas en el seno de las clases dominantes. Y fundamentalmente, advierte sobre la trampa que estas preparaban en dirección a una salida institucional, en donde el torrente de lucha obrera y popular se reencauzara en los marcos parlamentarios y legales. En contraposición a ello, la construcción de una salida obrera y popular nacida de la insurrección de los de abajo tuvo a Vanguardia Comunista trabajando por un segundo Cordobazo. Estas líneas dan testimonio de la vocación revolucionaria de nuestro partido, que más allá de limitaciones o errores de orden táctico, tuvo en claro siempre la necesidad de resolver el problema del poder.

La caída de Onganía es una nueva prueba de la debilidad del estado imperialista oligárquico, que acosado de manera creciente por las luchas popu­lares y corroído por crisis internas se revela inca­paz de hallar una forma de poder relativamente estable y un elenco más o menos permanente que la represente. Onganía y sus secuaces llegaron al gobierno sin plazos y se empeñaron en crear la imagen de un gobierno omnipotente, inconmovi­ble, eterno. A través del Cordobazo, el Rosariazo y sus luchas posteriores, el pueblo argentino se encargó de arrojar al basurero de la historia esta fantochada.
El golpe no sólo constituye un cambio de figuras y la modificación de algunas tácticas. La dictadu­ra militar proyanky establecida el 28 de junio de 1966 se mantiene a través de nuevos personeros. El golpe se propone perfeccionar la “democracia” en el seno del frente oligárquico imperialista, pero fortalecer la dictadura común de ese frente sobre las amplias masas populares, sobre el 90% del pueblo argentino, sobre la clase obrera en parti­cular.
El 28 de octubre del año pasado los obreros de IKA - Renault decidieron parar el 29 y 30 de ese mes contra las intimaciones y directivas que, en común, impartían la dictadura, la patronal imperialista, las 25 y las 62. La clase obrera local recogió como propia esa decisión, y aquellos fueron dos días de huelga general en Córdoba y de huelgas parciales en el resto del país.
Fue esta la primera gran demostración de que el plan de supervivencia urdido por Onganía y sus secuaces cuando se apagaban las hogueras del Cordobazo, sería incapaz de impedir nuevas oleadas de lucha popular que fueran asumiendo el programa, las formas de lucha y la dirección de la izquierda revolucionaria. Ese plan de supervivencia combinaba el pomposo lanzamiento del “tiempo social”, el tiempo de la concreción del sistema participacionista, con el avance de la escalada represiva.
Con su golpe los obreros cordobeses mostraron lo fantasioso de esas aspiraciones y abrieron un nuevo período del combate antidictatorial, signado por las luchas del Chocón, Acindar, Ralos, Perdriel, Fiat, a través de las cuales el proletariado pugnaba por avanzar hacia un enfrentamiento más radical y vigoroso con el estado imperialista - oligárquico, hacia un nuevo mayo.
Algunos de los pasos dados en ese avance fueron: el pasaje a primer plano, en los programas de movilización, de las consignas políticas democráticas, antidictatoriales y anticolaboracionistas, que encontró nítida expresión en los combates de Perdriel y de Fiat. La elevación de las formas de lucha con la incorporación creciente de la violencia, demostrada en esas ocupaciones y en otras luchas. La vigorización de la solidaridad de clase y popular que halló magníficos ejemplos en el apoyo de Santa Isabel a Perdriel ocupada y en los abandonos de trabajo, las marchas, las colectas y las delegaciones de solidaridad concretadas por los obreros cordobeses en apoyo a los estudiantes apaleados y detenidos. Y como expresión concentrada de estos progresos: las progresivas derrotas del colaboracionismo sindical y político, a manos de corrientes obreras influidas o dirigidas por la izquierda revolucionaria.
Contribuyó también a ese derrumbe el masivo pronunciamiento del estudiantado universitario contra la dictadura, su política universitaria y la farsesca participación en los consejos académicos. El 70 se abrió con las más grandes luchas de los últimos tiempos. Estas se prolongaron en innumerables combates antilimitacionistas y antirrepresivos contra el academicismo y la arbitrariedad profesoral. Todas ellas concluyeron con rotundas manifestaciones antiparticipacionistas, en las que fueron derrotadas aun las posiciones revisionistas.
El participacionismo tampoco tuvo mejor suerte en el terreno vecinal. Los pobladores de villas y barrios populares no dieron ningún apoyo a las Juntas Comunitarias, desconocieron su supuesta representatividad, y cuando se movilizaron lo hicieron al margen y aun en contra de ellas.
Es en estos fracasos del participacionismo donde debemos ver las principales razones que llevaron a la camarilla protagonista de las FFAA contrarrevolucionarias a cambiar de táctica: dar un nuevo salto en la escalada represiva y abrir la tan mentada “salida política”.
Busca crear mejores condiciones poniendo en práctica un nuevo plan para ahogar el auge: crear ilusiones entre las masas acerca de la posibilidad de modificar su situación a través de los partidos del régimen y su juego parlamentario; realizar algunas concesiones económicas ficticias a los trabajadores en lo inmediato; extremar la represión sobre la vanguardia obrera, en particular la cordobesa, y sobre la izquierda revolucionaria. Y también busca crear mejores condiciones recuperando la adhesión o ganando la neutralidad de los grupos oligárquicos opositores, realizándoles algunas concesiones económicas y “legalizando” su participación política en el debate interno de las clases dominantes.
Es unánime la opinión popular de que éste es el mismo perro con distinto collar. Y distintos secto­res populares ya han comenzado a tratarlo como tal. Los mecánicos cordobeses han persistido en su lucha política por la libertad de los presos, la reincorporación de los cesantes y el levantamien­to de todo otro tipo de sanciones. Los empleados judiciales de la provincia de Buenos Aires mantie­nen su lucha por un efectivo aumento de salarios. Los universitarios con sus ocupaciones, actos y marchas han repudiado el golpe continuista y se han vuelto a pronunciar combativamente contra la política universitaria de la dictadura. Es necesario que las luchas no se detengan sino que se amplíen. La clase obrera de todo el país, en particular del gremio mecánico, debe brindar solidaridad acti­va a sus hermanos de avanzada, los mecánicos cordobeses. El pronunciamiento estudiantil con­tra la dictadura y sus agentes universitarios debe hacerse más rotundo y masivo. La exigencia por la inmediata libertad de todos los presos políticos y la derogación del estado de sitio y la legisla­ción represiva, en particular la pena de muerte y la ley “contra el terrorismo”, debe concretarse en acciones de masas. La exigencia de un auténtico aumento de salarios y la reapertura de la discusión de convenios colectivos debe hacerse de inmedia­to por todos los medios.
Al mismo tiempo que aprovechamos la transitoria confusión en las filas enemigas para desenmasca­rarlas y arrancarles conquistas, persistiendo en la ofensiva, debemos avanzar ya en la preparación de las fuerzas populares para nuevos y más duros combates, como los que seguramente sostendre­mos contra los continuadores de Onganía.
Por ello convocamos a los combatientes popula­res avanzados, en particular a los obreros de van­guardia, a incorporarse a nuestro partido. Todo el pueblo argentino debe persistir en el combate y preparase para formas superiores de él.
A un año de asesinato de nuestro querido camara­da Emilio Jáuregui, y a 4 años del establecimiento de la dictadura militar pronorteamericana, con­vocamos a obreros, estudiantes y demás sectores populares a manifestar su decisión de vengar a sus mártires llevando hasta el fin la lucha contra el estado imperialista- oligárquico.
Los llamamos a golpear de inmediato al nuevo elenco contrarrevolucionario, a volver a hacer pú­blica la decisión revolucionaria del pueblo argen­tino que expresa magníficamente la consigna.
¡NI GOLPE NI ELECCIÓN,
REVOLUCIÓN!

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Jueves, Octubre 15, 2015 - 01:30

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