El gobierno aspira a una mayor ventaja electoral que la obtenida en las PASO. Persiste en polarizar con Cristina Kirchner e inclinar la balanza a su favor en Santa Fe y Buenos Aires principalmente... Ver más
Números que no cierran

Con un 6,3% en octubre, el tema de la inflación sigue sin solución a la vista. En el 2022 el alza de precios lleva un 76,6% acumulado, y en los últimos 12 meses es de 88%. Al respecto, el plan de las grandes patronales es claro: estabilización de la economía en base a una devaluación fuerte, para reacomodar los precios en el marco de “reformas estructurales” -laboral, previsional y tributaria- que atacarán las condiciones de vida de las mayorías. Semejante hoja de ruta choca con la gobernabilidad y los planes electorales, ya que plantean un escenario de abierta confrontación con el pueblo. En lugar de ello, el gobierno avanza en una devaluación lenta habilitando varios tipos de cambio -formales e informales- y buscando adelantar la recaudación. Un plan de patas cortas para objetivos de corto plazo.
Hace unos días el ministro Massa anunció que el gobierno trabajará para que la inflación mensual se reduzca a la mitad de la actual y ronde en el 3%. Es difícil saber cuándo pretende que esto pase. En lo inmediato vienen las subas propias de fin de año, luego vendrán los aumentos de verano y en febrero/marzo llegarán los del comienzo del año escolar; todo ello acompañado de subas en los servicios públicos.
Así las cosas, vivir de un salario, de una jubilación o de un plan social es una aventura cada vez más cuesta arriba. En este marco, la reunión del Consejo del Salario ratificó sueldos de pobreza. La ministra Raquel Olmos, junto a representantes de las cámaras empresarias, de la CGT y de la CTA Yasky acordaron -con la única oposición de la CTA Autónoma- un aumento de 20% en cuatro cuotas, que llevará al mínimo a $69.500 en marzo. El gobierno presentó pomposamente este resultado como un aumento de %110 interanual. Pero la realidad es que, según los datos del Indec, en octubre una familia tipo necesitó $62.105 para no ser indigente y $139.737 para no ser pobre. Y hasta marzo del año que viene faltan cuatro meses.
Afirmando la dependencia
El conjunto de la política del gobierno está condicionado por la deuda con el FMI, contraída por Macri para financiar la fuga de capitales y honrada por Alberto Fernández. Se trata de una deuda que es simplemente impagable. Pero la cesación de pagos es un escenario que tanto el gobierno como el Fondo buscan evitar.
En esa dirección, se prepara una nueva visita de funcionarios argentinos a los EE.UU. para negociar un nuevo desembolso, antesala de la puja por revisar los plazos de pago. Acá pasa algo similar a lo vivido en los años ’90: en la medida en que no se rompa con el FMI, la única forma de sobrevivir a ese yugo sobre la economía nacional es continuando con el endeudamiento.
Pero en el mundo de la disputa por la hegemonía imperialista -cándidamente llamada “multipolaridad”- el gobierno argentino juega a varias bandas. Por eso en el marco de la cumbre del G-20, Alberto Fernández se reunió con el presidente chino Xi Jiping. Además de reclamarle por inversiones en infraestructura que se encuentran frenadas, Argentina negoció la ampliación del swap en moneda china por el equivalente a USD 5.000 millones, que podrían usarse con libre disponibilidad o contarse como reservas netas. El tema de las reservas del Banco Central hace a los compromisos asumidos con el FMI, cuyos técnicos no están muy convencidos con esto de los yuanes.
Argentina pivotea entre dos potencias en disputa en el marco de un mundo en guerra. Esto se expresa en la cuestión financiera, en el comercio exterior y las exportaciones, en la producción de energía y puede ponerse más duro en lo que hace a explotación de recursos naturales. Hace algunos meses la generala norteamericana Laura Richardson, encargada del Comando Sur, había expresado su preocupación por la influencia de Rusia y de China en la región, especialmente en el “triángulo del litio” formado por Argentina, Chile y Bolivia.
En el mejor de los casos, semejante juego puede significar la mejora de alguna condición puntual para nuestro país, pero siempre en el marco de la dependencia y la entrega. No puede haber verdadera soberanía con el FMI ni con el comercio exterior y los recursos estratégicos en manos de multinacionales, sean del país que fueren.
Peleas por arriba
La tensión dentro del Frente de Todos continúa en desarrollo. Cristina insiste en presentarse como opositora dentro de la coalición de gobierno: así se entiende la demostración de fuerzas de su acto en La Plata. Dado el contenido del mismo, pareciera que los problemas del pueblo se van a resolver si ella gobernara, cosa que aparentemente no estaría haciendo desde la vicepresidencia de la Nación. El “Cristina presidenta” de los asistentes no refleja en principio un plan para el año que viene: aferrados al poder estatal, los kirchneristas van por la puesta en valor de su lugar dentro del peronismo. Son quienes unos meses después de haber votado en contra del acuerdo con el FMI, aceptaron los superpoderes del ministro Massa y su plan de ajuste: a partir de allí se disputan detalles, pero esperar un quiebre con la estructura monopólica que domina el país es una verdadera quimera.
La tensión se traslada a la disputa institucional, particularmente en el poder judicial. En tiempos más calmos, la repartija de puestos en la Justicia se resolvía rosqueando entre oficialistas y opositores, asegurando que los grandes bloques tuvieran su lugar. Pero en tiempos de crisis política, en donde los grupos monopólicos agudizan su disputa por el control del Estado, tener jueces amigos se vuelve más importante. Esto se ve en la conducta de fiscales y jueces, cuyo accionar nadie puede creer que sea independiente. Se ve en el rol de la Corte Suprema dirimiendo disputas económicas entre la Nación y la Ciudad gobernada por el macrismo, y en las últimas semanas en la novela del Consejo de la Magistratura, donde peronistas y macristas se disputan la representación de los senadores
Estas son las prioridades de la dirigencia política. Lo que pintan como grandes gestas en defensa de las instituciones democrática, en realidad es una preocupación muy seria por su propia supervivencia. Nada más alejado de los verdaderos problemas del pueblo trabajador.
Triunfos que entonan la lucha
Con una inflación galopante sin perspectivas de freno, el tema del salario se vuelve prioridad para los trabajadores. En esa dirección, si hace algunos meses la lucha del neumático resultó en un triunfo importante, en las últimas semanas la pelea de residentes y concurrentes de la CABA tuvo un cierre para destacar. El aumento de 100% y los $200.000 en mano para los residentes ingresantes se logró en base a las asambleas autovoncocadas que bancaron el paro por tiempo indeteminado, imponiéndose a las conducciones burocráticas del sector –Médicos Municipales y Sutecba- que incluso debieron convocar a una jornada de paro y movilización. Se trató además de una lucha que empalmó con las que venían desarrollando estatales y docentes, que también cerraron el año con aumentos superiores a lo conseguido en los meses anteriores. El gobierno de Larreta, un ajustador serial, se vio forzado a abrir la mano: meses después de la toma de colegios, la perspectiva de una huelga general en la Ciudad amenazaba en el horizonte. Se trata entonces de una pelea que, más allá de los resultados reivindicativos, permite sacar conclusiones políticas que orienten las luchas de largo plazo.
La fuerza de los trabajadores ocupados y desocupados tiene que motorizar la unidad de las fuerzas populares en base a las demandas básicas para el bienestar, dándole el marco de un programa antimonopólico y antiimperialista. Los ejes son comunes al gran arco de fuerzas movilizadas. Con mayor o menor detalle, la pelea del pueblo señala como temas centrales el endeudamiento externo, la especulación de la banca y el saqueo del comercio exterior y de los recursos estratégicos. El desafío es darle forma a la fuerza social que pueda resolver estos problemas.
Nuestro partido concentra sus esfuerzos en avanzar en esa dirección. Coincidiendo con la celebración del Día de la Soberanía, se realizó en Resistencia –Chaco- el Encuentro Soberano, en donde debatieron distintas expresiones de la lucha popular, democrática, antimonopólica y antiimperialista. Con un pie apoyado en la lucha de masas y el otro en la construcción de la unidad política, nuestra cabeza está puesta en seguir impulsando la fuerza que encabece los cambios estructurales que el país necesita para avanzar en un camino de soberanía y de liberación.
Agustín Damaso
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