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Motosierra y licuadora, la receta hambreadora
Tras la gran jornada de lucha nacional del movimiento piquetero del pasado lunes 18 de marzo, debemos fortalecer la construcción, continuar el camino de la confluencia y profundizar el plan de lucha para derrotar el plan de Milei y Petovello.
El lunes 18 de marzo se llevó adelante el plan de lucha acordado por la amplia confluencia de las organizaciones piqueteras, territoriales y de la economía popular, con cortes de ruta y accesos en varios puntos del país, desafiando nuevamente al protocolo antipiquete de Bullrich, que si bien le pone condiciones a la movilización, viene fracasando sistemáticamente en su objetivo de sacar a los luchadores de la calle. Es que más allá del miedo a la represión y a la quita de planes, la situación en las barriadas populares es explosiva. A la plata que no alcanza y los alimentos que no llegan, se le sumó los últimos días el drama de las inundaciones, en donde compañeras y compañeros, familias enteras, perdieron lo poco que tenían. La CUBa-MTR salió a las rutas y los puentes a nivel nacional.
Nuevos nombres para viejas recetas
El cambio de gobierno significó una modificación radical en materia de política social. Los puntos de continuidad se ven en la orientación que buscan darle al programa Potenciar Trabajo. Con los fracasados Plan empalme y Puente al empleo quedó demostrado que el “mercado” no va a dar respuesta a los millones de desocupados formales, por más que les ofrezcan a las empresas algunos beneficios. Es que sin plan de desarrollo integral nacional, encabezado por un Estado al servicio del pueblo trabajador no podremos resolver la informalidad en el trabajo ni la desocupación.
En este marco, el “nuevo” programa “Volver al trabajo”, que parte de las mismas premisas erróneas -el problema sería la falta de capacitación o de incentivo a las empresas-, es de esperar que corra la misma suerte que los anteriores. Más allá de que, en el mismo desorden del gobierno, se anunció algo que todavía no está regimentado y ni se sabe cómo se va a aplicar. Así las cosas, el congelamiento del monto es la medida más punzante ya que la inflación acumulada rápidamente destruyó el poder adquisitivo y para el Estado representa menos recursos destinados al programa. Por otro lado, las bajas del programa ya se cuentan de a decenas de miles por distintas arbitrariedades que van imponiendo mes a mes desde el gobierno.
El recorte en la entrega de mercadería es tal vez la medida más perversa que golpea las condiciones de vida de nuestro pueblo. Con el comedor, el bolsón de la organización, de la escuela y/o de la iglesia, las familias contaban con ese recurso para resolver una necesidad básica como lo es comer todos los días. La política del gobierno en este punto es doblemente criminal ya que existen programas de asistencia alimentaria brindados por organismos internacionales de los que Argentina forma parte. Es decir que la plata para cubrir aunque sea una parte de esta demanda está, pero el gobierno nacional se niega a ejecutarla. En este sentido el argumento esgrimido sobre la intención de quitar a los intermediarios se cayó cuando firmaron convenios con iglesias evangelistas por millones de pesos para que compren alimentos.
La misma suerte corren los fondos para obras en los barrios y los convenios para proyectos productivos. El gobierno los manoteó y hoy estamos peor que ayer. Quedó demostrado con las últimas grandes lluvias que a las inclemencias climáticas se le sumó el completo abandono estatal, pero también la falta del trabajo que realizan las cuadrillas de trabajo en los barrios.
De fondo, lo que subyace a estas políticas más allá del ajuste fiscal, es un intento por desarticular la organización popular que surgió en las barriadas como respuesta a un sistema injusto y excluyente. La intención que guía el accionar del gobierno de Milei está orientada en propinar una derrota histórica a la clase obrera y al pueblo argentino y establecer un sistema económico basado en la valorización financiera, que generará más pobreza, hambre y desocupación.
Organización, solidaridad, lucha
Debemos comprender que no habrá respuesta a los reclamos inmediatos si no ponemos en jaque al conjunto del proyecto libertario. Esto significa que debemos amoldarnos a la nueva situación que nos exige más amplitud, más convencimiento y más organización para enfrentar al gobierno que nos sacó la comida y nos ataca por todos los medios.
En este sentido debemos multiplicar las asambleas barriales. Impulsando la organización, solidaridad y protagonismo popular con acciones directas en base a las necesidades de los vecinos y compañeros. En cada barrio debemos construir la tumba del proyecto liberal hambreador y entreguista. Al calor de la acción, también debemos seguir formándonos para comprender más profundamente las problemáticas sociales, sus causas históricas y la necesidad de construir una sociedad distinta más solidaria y más igualitaria.
El cambio de gobierno y su ofensiva empujaron una confluencia piquetera que ya se venía perfilando tímidamente. Desde la CUBa MTR en el Frente Piquetero aportó en este sentido. Es positiva esta confluencia que pone al sector en una mejor posición para dar las peleas necesarias. Sin duda se profundizarán los debates, en la medida que se agudicen las contradicciones. Y mientras el pueblo se encuentra en plena deliberación sobre cómo sacarse de encima a estos cipayos que nos gobiernan, ya les pudimos dar algunos golpes y vamos marcando un camino. El 20/12, los cortes contra la ley ómnibus, las jornadas piqueteras, el 8M y el 24 de Marzo. Marcamos la agenda las clases populares, sin expectativas en la rosca parlamentaria o en los falsos mesías. Confiando en la fuerza del pueblo movilizado y apostando a la confluencia popular rebelde, camino necesario para ponerle un freno al hambre y la entrega.
Víctor Pucará
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