Nuevamente una multitud participó del plan de lucha nacional acordado entre organizaciones de desocupados los días 5 y 6 de diciembre, exigiendo al gobierno trabajo genuino, apertura inmediata... Ver más
Los métodos piqueteros
Así como la Plaza, el Puente es de la izquierda y los que luchan.
Cada 26 de junio se vuelve a escuchar el grito de ¡piquete¬ros, carajo! Un precio alto se pagó en aquella jornada del 26 de junio de 2002 cuan¬do cayeron los compañeros Maximiliano Kosteki y Darío Santillán que fueron, como muchos otros miles, a cor¬tar el puente Pueyrredón y demás accesos a la Capital Federal. La represión planifi¬cada y orquestada por el go¬bierno de Duhalde, para re¬componer la poca capacidad de maniobra política que le quedaba a las grandes patro¬nales y cerrar en lo posible la situación de vacío de poder, se enfrentó a la férrea oposi¬ción de los trabajadores ocu¬pados y desocupados orga¬nizados y movilizados desde los barrios, las fábricas, los talleres y las escuelas bajo la herramienta que marcó un hito a nivel político y organi¬zativo: la Asamblea Nacional de Trabajadores.
Duhalde había creído que a fuerza de muertos, presos, aprietes y causas judiciales iba a poder poner en vere¬da al movimiento piquetero. La trama de la represión del Puente Pueyrredón tenía la finalidad de culpar a las or¬ganizaciones piqueteras de los enfrentamientos y de sus propios muertos. Las pala¬bras del mismo Aníbal Fer¬nández atestiguan el plan: “Nosotros conocíamos desde hace 20 días que iba a suce¬der una cosa de estas carac¬terísticas, porque nos habían hecho los comentarios y sa¬bíamos que se organizaba para el 22 y el 23 en el esta¬dio Gatica en Villa Domínico una asamblea de piqueteros en la que se iban a discutir los cursos a seguir. En esa asamblea se habló de lucha armada, en esa asamblea se definió lo que ellos llaman una plan de lucha que no es otra cosa que un cronograma de hostilidades”.
La ANT
Con más de 1000 delegados de 15 provincias del país la ANT expresaba por esos días con su resolución polí¬tica, el camino que la lucha del pueblo se empeñaba en abrir desde aquél 19 y 20 de diciembre: “La cuestión del poder está a la orden del día. Esta asamblea se propone la tarea de construir una salida clasista de los trabajadores y el pueblo, reforzando la evolución de las organiza¬ciones que son herramienta para esa lucha por el poder que lleve a una nueva rebe¬lión popular para alumbrar definitivamente el nuevo mo¬vimiento histórico que aca¬bará con la explotación del hombre por el hombre”. La ANT, surgida al calor de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre y de las puebla¬das a lo largo de todo el país, que sesionó el 22 y el 23 de junio de 2002 en Avellaneda había conformado un plan de lucha y había ratificado un preacuerdo para movilizar y cortar todos los accesos a la Capital Federal el miércoles 26 de junio.
Meses antes el secretario de seguridad Juan José Ál¬varez, junto con los jefes de las fuerzas de seguridad y el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Felipe Solá, organizaron la política repre¬siva del gobierno de Duhalde para “limpiar las rutas y las calles”. Se creó el Consejo Nacional de Seguridad Inte¬rior, de cuyas reuniones par¬ticipaba el mismo Duhalde, miembros del gabinete nacio¬nal, mandos de las Fuerzas Armadas y fuerzas de segu¬ridad, jefes de la SIDE y fun¬cionarios de justicia. En uno de esos encuentros el por en¬tonces jefe de gabinete Jor¬ge Capitanich comunicaba a la prensa que en una de las reuniones de ese consejo se “planteó fortalecer el accionar de las fuerzas de seguridad” para lo cual se debía dotar a los uniformados de un mejor equipamiento técnico para una “mayor capacidad pre¬ventiva”. La decisión de po¬ner en vereda al movimiento piquetero con una represión aleccionadora ya estaba en marcha.
Aníbal Fernández, secretario general de la Presidencia en ese momento, fue uno de los funcionarios que salió a rea¬lizar las primeras declaracio¬nes afirmando que las muer¬tes de Kosteki y Santillan eran el resultado de enfren¬tamientos entre los mismos piqueteros y despegando de responsabilidad alguna a las fuerzas policiales. El actual Jefe de gabinete fue y es señalado como el principal encargado de encubrir las muertes, y parte fundamental del plan orquestado para la represión. A su vez, desde el entorno de las víctimas tam¬bién responsabilizaron a Du¬halde, Solá, Álvarez, Carlos Soria (titular de la Side), Luis Genoud (ministro de justicia y seguridad bonaerense), en¬tre otros.
El kirchnerismo fue y es responsable primero de cajonear la causa y luego de impedir que sus funcionarios implicados ideológicamente en la masacre del Puente Pueyrredón sean juzgados y encarcelados. Kosteki y Santillán reclaman justicia, pero de la verdadera, de la justicia popular.
Por eso 13 años después seguimos afirmando que el puente, como la plaza, es de los que luchan, es de la izquierda, de los que no transaron, ¡de los piqueteros, carajo!
Roberto Craviotto
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