La salud al límite

Con más de un año de pandemia encima y los casos de Covid-19 en ascenso abrupto, el sistema de salud se encuentra al límite de su capacidad. Mientras el gobierno cede frente a las presiones de las grandes patronales y sigue reconociendo una deuda ilegal y fraudulenta con el FMI, que implica más ajuste y empeoramiento de nuestras condiciones de vida, estira al límite la capacidad del sistema de salud y de sus laburantes. Así no hay ambo que aguante.

Al ritmo que vamos, el colapso del sistema de salud es un hecho. Necesitamos medidas a la altura de las circunstancias, ganar tiempo para vacunar y descomprimir el sistema de salud, para garantizar que las familias más humildes y trabajadoras no sigan hundiéndose en la pobreza y puedan cuidarse, para bancar y reconocer los miles de comedores y ollas que se gestionan en cada barrio para palear un poco la miseria. Las condiciones de vida de nuestro pueblo determinan su salud. Es (y fue) el momento de medidas extraordinarias ¿si no es cuando está en juego la vida, cuándo es? Viendo lo que sucedía con la segunda ola en el resto del mundo, ¿por qué Argentina iba a ser la excepción? 

La estrategia del gobierno se recuesta solo en el plan de vacunación, que si bien avanza lo hace lentamente, preso de la disputa interimperialista. Sin ir más lejos EEUU acapara 50 millones de dosis de la vacuna AstraZeneca, que no están usando; mientras Argentina espera el regreso de millones de dosis de la misma vacuna fabricadas en nuestro país, que no vuelven de México quien aduce problemas logísticos para el envasado. Hay que retener la exportación por falta de cumplimiento del contrato como hizo la Unión Europea y garantizar la vacunación en nuestro país. Hay que exigir la liberación de las patentes para producir nacionalmente las dosis necesarias y darle un respiro también a los trabajadores de la salud aplastados ya por un año de pandemia y en pésimas condiciones de trabajo que se profundizan día a día.

No estamos relajados, estamos precarizados

La pandemia y el contagio entre trabajadores de la salud desnudaron las precarias condiciones de trabajo y el pluriempleo al que se ven sometidos los laburantes desde hace años. Contratos temporarios, monotributo y salarios por debajo de la línea de pobreza que empujan a tener dos o más trabajos para llegar a fin de mes. Hoy tenemos más de 80.000 trabajadoras y trabajadores de la salud que se han infectado y más de 500 fallecidos producto de estas condiciones. Sumado al burnout y angustia que genera trabajar en estas condiciones, sin vacaciones y con el sistema colapsando. Es por ello que, aún garantizando la atención y cuidado del pueblo en este contexto tan difícil, las y los trabajadores de salud han ganado las calles y rutas de todo el país. En esta dirección, Neuquén marca un camino. Con más de 40 días de movilización y cortes de ruta en rechazo al vergonzoso 12% de aumento acordado entre el gobierno de la provincia y ATE - UPCN , de espadas a las y los trabajadores de la salud. Entre paros y piquetes, sin aumento salarial en 2020, sin licencias y vacaciones las y los trabajadores han recibido la solidaridad de todo el pueblo neuquino y son un ejemplo para los laburantes de todo el país. ¡No hay salud pública con sus trabajadoras y trabajadores sin derechos!

Para avazar hacia una salud al servicio del pueblo, en imprescindible suspender el pago de la deuda externa, derivando esos recursos al bienestar popular, al fortalecimiento del sistema de salud y mejora en las condiciones de trabajo y salariales del personal de salud y esenciales; prohibir la salida de las vacunas que se producen en nuestro país para que sean utilizadas en nuestra población; exigir la liberación de las patentes para avanzar en la producción estatal; centralizar el sistema de salud para su mayor eficiencia; condiciones de trabajo dignas para los trabajadores del sector, empezando por salario acorde a la canasta familiar y paritarias que le ganen a la inflación.

Claudia Jalif