La formación docente, otra vez bajo ataque

Los ataques a la formación docente - y a los profesorados en particular- no son algo nuevo. Hace años que desde diferentes gobiernos vienen intentando variadas estrategias para cerrar a los terciarios. En el 2012 lo hicieron con la homologación de diseños curriculares nacionalmente. Gracias a una feroz lucha se logró frenar dicho plan aunque de todas maneras se sufrieron modificaciones impuestas. Luego, en CABA durante el año 2018, se intentó cerrar los 29 Institutos de formación docente con el fin de sustituirlos por la UniCABA. A partir de una gran pelea se mantuvo a los terciarios en pie, aunque la ley fue votada en la Legislatura y la UniCABA se creó bajo el nombre de Universidad de la Ciudad de Buenos Aires. La coexistencia de la UniCABA con los terciarios buscaba desaparecerlos paulatinamente, por lo cual no fue sorpresa que este año el gobierno de Larreta aprovechara la pandemia para querer imponer nuevas medidas que abonen a esa muerte agónica de los profesorados. A través de la Unidad de Coordinación del Sistema de Formación Docente (UCSFD) a cargo de Emmanuel Lista, informó sobre tres ataques. El primero es que se pondrán restricciones para la inscripción de ingresantes a los terciarios en el segundo cuatrimestre, a la par que promocionan fuertemente la inscripción en la UniCABA. El segundo es que se quieren intervenir los cursos de ingreso unificándolos todos en uno impuesto por el gobierno, sin tener en cuenta la especificidad de los niveles de formación (para docencia en inicial, primaria y media) ni las carreras (idiomas, ciencias, etc.). El último es su intención de reformar los postítulos, modularizándolos, restándoles puntaje y quitándoles valor. Esto último no extraña teniendo en cuenta que año a año intentan cerrarlos para beneficiar postítulos y cursos pagos. El caso más indignante es el postítulo de Educación Sexual Integral que se lleva adelante en el ISP Joaquín V. González, altamente reconocido y que año a año sufre recortes en las vacantes: en 2021 sólo se abrieron 100 vacantes siendo casi 2000 los postulantes inscriptos. Estos ataques avasallan las autonomías institucionales buscando destruir la formación docente para destinarle menos presupuesto.

Como si  esto fuera poco, a partir de una nota en el diario Clarín publicada el 14 de junio de este año (“El gobierno prepara una ley para mejorar y reformar la formación de los docentes”), se cita al ministro de Educación Trotta expresando su intención de debatir en el Congreso una ley para buscar un “cierto umbral de calidad en la formación de nuestros maestros.” Pareciera tener algunas similitudes con su par en CABA, la ministra Acuña, al poner su foco para solucionar los problemas en la educación en cómo se educan los docentes, olvidándose del cada vez más pobre presupuesto educativo, la infraestructura y condiciones edilicias, laborales y el triste salario docente. No extraña dado el prontuario de este ministro que constantemente acordó con Larreta la vuelta a la presencialidad en plena pandemia, siendo responsable de las hasta ahora 109 muertes de docentes evitables por Covid-19.

Desde los terciarios se acepta la necesidad de innovaciones. Pero para que se logre una formación docente basada en las necesidades del pueblo es necesario por un lado que sean los reales actores de la educación quienes construyan esas propuestas y a su vez un presupuesto que realmente permita llevar adelante ese modelo educativo.

Es necesario avanzar con asambleas en cada Instituto y asambleas inter-terciarias que permitan ampliar la participación de estudiantes y docentes. Así se podrá construir por el camino de la unidad la organización necesaria para enfrentar estos ataques y defender la formación docente a través de la lucha, saliendo de la parálisis en la que tanto la Coordinadora de Estudiantes Terciarios (CET) como el CESGE (Consejo de Educación Superior de Gestión Estatal) tienen inmersos a los terciarios.

Jacinta Grey