Estatales Construir una perspectiva de lucha contra el ajuste

Los estatales, al igual que el conjunto de los trabajadores y el pueblo, vienen siendo blanco del ajuste del gobierno de Cambiemos. En lo que va de  la gestión de Macri hubo más de 30.000 despidos en el Estado y la pérdida del poder adquisitivo es un 25% menor que en el 2015 aproximadamente. Pero los despidos y las paritarias a la baja en los últimos años es solo una parte del ataque que venimos sufriendo. En paralelo se eliminaron 11 Ministerios que pasaron a ser Secretarias y se aprobó el vergonzoso presupuesto 2019 mientras siguen desmantelando las ya pobres políticas sociales. La modernización del Estado sirvió a los fines de instalar el falso eje de los ñoquis, mientras se atacó las condiciones laborales y salariales de los trabajadores y el vaciamiento de la política pública que cada día cuenta con menos recursos. Sigue siendo moneda corriente la precarización laboral, los salarios de miseria, a lo que se sumó el control del presentismo vía datos biométricos como una política de disciplinamiento. El premio por presentismo  termina siendo una extorsión para los estatales, quiénes no pueden enfermarse, maternar, estudiar, pedirse días particulares e incluso adherirse a un  paro porque implica perder el premio, en un contexto donde el salario estatal está muy por debajo de la canasta familiar. Más que un premio es un ataque a nuestros derechos. Luego de instalar esta política y despedir trabajadores, el Ministerio de Modernización se disolvió. Para los estatales del gobierno de la ciudad de Buenos Aires el mapa no fue muy distinto. Paritarias a la baja y cada vez mayor control.

La política del gobierno de Cambiemos para con los estatales no encontró un freno contundente que pusiera fin a sus constantes ataques. La actitud conciliadora de paz social promovida por las direcciones sindicales de UPCN y SUTECBA terminaron una vez más dándole la espalda al conjunto de los estatales. Primero cerrando una paritaria de miseria (15% para Nacionales y 12% para la Ciudad), poco después la situación político económica  y el cansancio de las bases puso en la mesa el debate de la reapertura de paritarias (lográndose en Ciudad un aumento de 13% en tres cuotas y para los nacionales 10% en dos cuotas, la última a cobrarse en febrero) para llegar a un mentiroso 25% con el 2018 transcurrido con salarios de hambre.  Finalmente UPCN intenta garantizarle la paz social en diciembre acordando un bono de fin de año.

Por su parte, tras las declaraciones de Larreta de que no habría bono de fin de año, SUTECBA (Amadeo Genta) logró finalmente conseguirlo y los estatales de Ciudad lo percibirán en enero. Los bonos y aumentos paupérrimos no recomponen la pérdida salarial de 2018, son la contención de la bronca para evitar un diciembre caliente y como si fuera poco el gobierno pretende ponerlo a cuenta de la paritaria 2019.

En este escenario no podemos dejar de analizar el rol que viene ocupando la dirección sindical de ATE Capital con Catalano a la cabeza, que con un discurso combativo viene acumulando fuerza, pero entre el dicho y el hecho hay un abismo. La expectativas de la Verde y Blanca en la salida electoral de la mano del kirchnerismo para el año que viene tiene sus límites y en la práctica se traduce en no dar la lucha a fondo. Charlas, radios abiertas y movilizaciones aisladas son las propuesta de una dirección que definió no promover ni fomentar las ocupaciones de organismos frente a los despidos, sin acompañar las luchas del INTI o de agroindustria donde los trabajadores demostraron las disposición para intentar revertir los despidos. Tampoco fueron parte de apostar a la calle frente al G20, quedando al desnudo que sus expectativas están en las urnas y no en frenar el ajuste con el pueblo en la calle. En este contexto no alcanza con el discurso. 

Es necesario analizar el mapa sindical para los estatales. En lo que va de la gestión macrista los sectores combativos y la izquierda apenas pudieron sostener su fuerza, sectores que fueron atacados intencionalmente por el gobierno con despidos y que terminaron quedando fuertemente golpeados. En este periodo las elecciones en algunos organismos dan cuenta de cierto retroceso de la izquierda en paralelo que se fue abriendo paso la Verde y Blanca allí donde no tenía fuerza. Aprovechando también las internas de otros sectores de ATE vinculados con Cachorro Godoy. 

Los estatales demostraron en diferentes oportunidades que no están dispuestos a ser la variable de ajuste. La gran lucha en el INTI da cuenta de las reservas de los trabajadores a la hora de enfrentar al gobierno. El debate no está en quién es el enemigo principal, es clara la lucha contra la política del ajuste de Macri, lo que hay que discutir y poner sobre la mesa es cómo se enfrenta. Las posición de la Verde y Blanca es apostar al recambio electoral. Nuestro punto de vista es el de profundizar la lucha y ganar las calles apoyándonos en las mejores experiencias, como fue el 18 de diciembre del año pasado, porque este camino es la única garantía del pueblo para que, gobierne quien gobierne, no sea el pueblo la variable de ajuste. En esta línea es una necesidad para los sectores y agrupaciones combativas y de izquierda apostar a las coordinación, que no será posible en la medida en que se pongan por encima las diferencias secundarias. A su vez es un desafío para el activismo, los delegados y sectores combativos y el conjunto de los estatales, la construcción por abajo en cada lugar de trabajo. Generar una alternativa que se plante en la calle es una necesidad para que los trabajadores y el pueblo frenemos el ajuste. 

Ema Diaz