Entre los trabajadores, se afirman las tendencias a la lucha

De manera sostenida, se afirma entre los trabajadores una tendencia a la lucha en la defensa del trabajo, el salario y para resistir las políticas de ajuste, vengan de donde vengan. Este activismo por abajo, obliga y condiciona a los de arriba. Empujó al conjunto de las cúpulas sindicales a recurrir a una demostración de fuerza el 29 de abril pasado y, frente al posible veto presidencial a la ley ‘antidespidos’, amenazaron con un paro nacional para que, una vez concretado el veto, la parada de guapo se diluyera muy rápido.

Las CTAs intentaron salvar el honor con la concentración del 2 de junio donde, sin pena ni gloria, se lamentaron que sus socios del 29 los hubieran abandonado. Sin rumbo cierto, exponiendo la disputa que cruza la ‘unificación’ de ambas organizaciones, sólo convocaron a una indefinida Marcha Federal para el 9 de julio. Yaski, en un escape  hacia adelante, luego anunció un paro nacional, descontando una repetición del escenario de ‘unidad de acción’ del 29/4, que sólo existe en sus planes.

Por otro lado, la parálisis de las CGTs y las CTAs ante la extorsión a que son sometidos los jubilados para sancionar una súper ley, cuyo eje es el escandaloso blanqueo a los grandes evasores, revela el compromiso político e ideológico esencial de estas cúpulas sindicales. Sus tiempos son otros que los de las necesidades de jubilados y trabajadores.

Mientras los conflictos aumentan y también lo hace el nivel de confrontación física y de las intimidaciones de los gobiernos y la justicia. El acampe de la Mesa de Unidad Gremial en Tierra del Fuego, un largo conflicto de los trabajadores en defensa de su régimen jubilatorio y su salario, fue desalojado violentamente por la policía de la gobernadora Bertone, que llegó a su puesto de la mano del kirchnerismo.  Ahora, para el 14 de junio se anuncia un nuevo desafío, ante el nuevo intento de la Legislatura provincial por sancionar las reformas, y a la que los trabajadores fueguinos prometieron resistir.

En Chaco, uno de los sindicatos más representativo y en lucha de los docentes de la provincia, Federación SITECH, el 3 de junio sufrió un burdo intento de intervención judicial. Tras la ocupación sorpresiva del local por los interventores y la policía, fue recuperado por la decidida participación de los docentes y compañeros solidarios, entre otros, de la Corriente Sindical Jorge Weisz, al tiempo que una activa y amplia campaña en defensa del sindicato y los derechos gremiales de los docentes, finalmente logró impedirla.

Chaco y Tierra del Fuego, apenas dos ejemplos a los que podríamos agregar muchos otros, revelan un cambio de ánimo y disposición a la lucha que crece entre los trabajadores. Y cuando al abajo se mueve, el arriba se inquieta. La alianza de Macri con Moyano no pasó la prueba: sea por el control de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) o por el cierre de la paritaria de los camioneros, lo cierto es que cruzaron espadas, paro de un lado, amenaza de multas por el otro frente al desafío a la conciliación del Ministerio de Trabajo.  

En síntesis, están las condiciones para extender la defensa del trabajo, el salario y quebrar el ajuste a un paro nacional y un plan de lucha. Dos obstáculos es necesario superar que juegan a favor del gobierno, por un lado, la tregua de hecho que plantean las cúpulas sindicales de las CGTs, en particular y, por otro lado, la falta de un referente nacional convocante que pueda unir en un solo torrente al activismo combativo y al conjunto de los trabajadores dispuestos a la lucha. Una garantía para ello es persistir en la recuperación de delegados de base, comisiones internas y sindicatos para un sindicalismo combativo, antiburocrático y por una salida rebelde como enseñó el Cordobazo.

Ricardo Jufré