Al acercarnos al centenario de la Revolución de Octubre, nos encontramos con muchos momentos centrales y fechas cardinales sobre las que es necesario detenerse a fin de lograr una comprensión... Ver más
El Congreso de Tucumán y su impacto
El congreso de Tucumán buscó poner punto final a una gran disyuntiva política abierta tras el proceso de mayo de 1810, resumida en dos posiciones. Por un lado, quienes buscaban tener mayor autonomía de España sin romper lazos: poder elegir autoridades, el manejo de la economía, dejar el status de colonia para ser considerado un igual, pero manteniendo la Monarquía. Por otro, los que querían romper definitivamente todo lazo extranjero y hacer algo nuevo.
Algunos años antes, en 1814, el rey Fernando VII había regresado al trono español. Dicha situación quitó un argumento a los sectores revolucionarios que ya no podían actuar más en su nombre. Luego de la derrota de Napoleón en 1815, hubo un restablecimiento del absolutismo. En el congreso de Viena fue reconocida y restaurada la dinastía Borbónica, pero España no logró el apoyo para reconquistar sus territorios en América, organizando unilateralmente una expedición para la reconquista y pacificación de los territorios perdidos.
Internamente el momento no era menos delicado. El ideal de la Revolución de Mayo estaba a punto de morir. Hacia 1816 la mayoría de los focos rebeldes habían sido derrotados, desde México, Chile y el Alto Perú. El único territorio que no volvió a caer en manos realistas fueron las provincias del Rio de la Plata. A su vez, internamente había una gran desunión en el territorio ya que las provincias estaban cansadas del excesivo centralismo porteño.
A fines de febrero de 1815, las tropas de Buenos Aires abandonaron el sitio de Montevideo y Alvear, que ocupaba el cargo de director supremo, le ofreció a Artigas la total independencia de la Banda Oriental con la condición de que deje libre de su influencia al resto de los territorios que formaban la liga de los pueblos libres, a lo que el caudillo se opuso. Tras dicha negativa, Alvear se dispuso a derrotarlo. Envió un regimiento al mando del coronel Ignacio Álvarez Thomas, quien se sublevó en Fontezuelas. Tras ello, en abril de 1815 cayó el gobierno centralista de las Provincias Unidas del Río de la Plata y se exigió la convocatoria a un Congreso General Constituyente.
Este hecho inició el quiebre de la relación pactista existente entre Buenos Aires y los territorios del interior vigente desde mayo de 1810. Dicho "pacto" consistía en que las provincias prestaban obediencia política y apoyo militar a cambio de cierta representación política. La Asamblea General Constituyente del año XIII, en la que los diputados eran mayoritariamente de Buenos Aires o pertenecían a la Sociedad Patriótica, mostró que el gobierno de la capital impedía y/o trataba de controlar el ejercicio pleno de la representación “de los pueblos”, con lo cual los representantes del Interior advirtieron de las intenciones centralistas.
El 16 de abril de 1815 Córdoba, influenciada por Artigas, dio el primer paso al declarar su independencia de Buenos Aires. A los pocos días tanto el cabildo de Salta como el de Tucumán coincidieron con esta línea de pensamiento. La crisis de 1815 creó así una incipiente transversalidad política entre las provincias que vieron la reunión de un congreso como la única forma de poner freno a la dominación de la capital.
Ante dicha situación el cabildo de Buenos Aires nombró a José Rondeau como "Director de Estado". La invitación del 17 de mayo de 1815 enviada a los cabildos del interior intentó crear un nuevo pacto mediante el reconocimiento de Rondeau y la jura a un nuevo Estatuto Provisional. Las ciudades aceptaron este nuevo orden igualitario que planteó Buenos Aires, pero aclararon que su adhesión no iba a ser absoluta sino condicionada por el “respeto de sus derechos" y, a la convocatoria de un congreso que debía representar “la soberanía de los pueblos.”
No existían dudas de que dicho congreso debía sesionar fuera de Buenos Aires porque era un hecho cierto que casi todas las ciudades del interior eran hostiles a la capital. El Estatuto Provisional de 1815 estableció que los diputados al congreso general debían reunirse en Tucumán. Dicha elección se debió a varios factores: las buenas relaciones entre el gobierno de Tucumán y el de Buenos Aires, disociar la autoridad del congreso de la primacía del centralismo porteño, honrar a la ciudad y autoridades de Tucumán por su esforzado desempeño en la guerra y por su ubicación geográfica.
Hubo distintas causas por la que distintos territorios que habían pertenecido al Virreinato del Río de la Plata no enviaron diputados. Varias provincias del Alto Perú, entre ellas Potosí, Cochabamba y La Paz, habían caído nuevamente en poder de los realistas. Sin embargo, y gracias a la Tercera expedición auxiliadora al Alto Perú, enviaron diputados las provincias de Chichas, Charcas y Mizque. Por su parte las provincias de la Liga Federal -la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe- no enviaron sus representantes, por estar de hecho en una situación de guerra civil contra el gobierno central. En total 33 diputados fueron elegidos representando a San Juan, Salta, Charcas, Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Mendoza, Santiago del Estero, Tucumán, San Luis, Cochabamba, Tarija, Mizque y Chichas.
El 24 de marzo de 1816 se iniciaron las sesiones. A pesar de funcionar de modo casi caótico, se designó una comisión para atender asuntos primarios: un manifiesto a los pueblos, la Declaración de la Independencia, el envío de diputados a España, los pactos entre provincias, la forma de gobierno, un proyecto de constitución, un plan de guerra, la financiación pública, la determinación de los límites del Estado, la administración de justicia.
En una de sus primeras decisiones del Congreso fue el nombramiento como Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata a uno de sus diputados, el general Juan Martín de Pueyrredón. Este nombramiento trajo una seria ruptura, debido a la candidatura del coronel Moldes, apoyado por Güemes e identificado con los sectores “federalistas”.
El regreso al trono de Fernando VII, más la presión de algunos miembros del congreso y de influyentes dirigentes nacionales, entre ellos el general José de San Martín, hizo que se iniciara la discusión sobre la Declaración de Independencia.
El 6 de julio asistió al Congreso el general Manuel Belgrano, que había sido durante 1814 y 1815 diplomático de las Provincias Unidas ante el gobierno de Gran Bretaña. Este aconsejó un sistema monárquico "temperado", o sea constitucional, nombrando para el cargo de rey a un descendiente de los Incas el cual cumpliría un rol más bien simbólico identitario. Sus ideas estaban influidas por la restauración de las monarquías en Europa luego de la derrota de Napoleón Bonaparte, como él mismo lo expresó en ese discurso.
Por su parte, San Martín estaba organizando el Ejército de los Andes, que debía llevar adelante la campaña libertadora a Chile. La proclama de la Independencia le daría el aval para salir del territorio con un ejército que no fuera considerado rebelde. Esta se declaró finalmente el 9 de julio, siendo presidente del congreso el diputado Francisco Laprida.
Pocos días después de la declaración y terminados los festejos, el Congreso reinició los debates sobre la forma de gobierno. Ante la propuesta del diputado Acevedo por una forma monárquica constitucional, el diputado Santamaría de Oro exigió que, antes de tomar ninguna determinación, se consultara "a los pueblos". Rápidamente la discusión se estancó.
El 23 de septiembre de 1816, Belgrano informó del avance de mil quinientos soldados realistas hacia Jujuy. El presidente del Congreso, Pedro Carrasco, "invitó al Cuerpo Soberano a tratar de poner en seguridad su existencia" por lo que se decidió el traslado sin definir "cuándo, cómo ni dónde". En el debate, las ponencias sobre el traslado se dividieron en tres grupos. El primero estuvo integrado por Güemes, Belgrano, los diputados de Córdoba, los de Salta y el de Cuyo Santamaría de Oro, que mocionaron por la permanencia en Tucumán. El segundo grupo era el de los diputados cuyanos que seguían las ideas de San Martín de trasladarlo a Córdoba. El tercer grupo, que finalmente logró su objetivo, estaba integrado por los diputados porteños. El 25 de septiembre se decidió por 28 votos contra 4 el traslado a Buenos Aires.
Se trató de otro paso más en el quiebre de la unidad del Congreso y constituyó un triunfo, aunque relativo, del sector centralista. Desde entonces, el Congreso dejó de ser "de Tucumán" para ser sometido a una intensa influencia del poder ejecutivo, de la prensa y de la opinión pública de la ciudad portuaria.
Ya en Buenos Aires, el principal objetivo, sancionar la constitución, se dilató hasta fines de julio de 1818. El texto definitivo de la constitución Argentina de 1819 representaba una concepción aristocrática y unitaria. Esta constitución centralista despertó el enojo de las provincias celosas de su autonomía.
Desobedecido en todos lados, Pueyrredón presentó su renuncia al cargo de Director Supremo. En su lugar, el Congreso eligió al general Rondeau. Este siguió la política de su antecesor en todo: ofensivas militares contra los federales, alianzas con el invasor portugués de la Banda Oriental y retiro de los ejércitos que hacían la guerra de la independencia para utilizarlos en la guerra civil.
En enero de 1820, la situación del Directorio era muy endeble: ya no era obedecido fuera de Buenos Aires. La invasión de los federales, dirigidos por Estanislao López y Francisco Ramírez fue enfrentada por Rondeau en la batalla de Cepeda, el 1 de febrero de 1820, siendo completamente derrotado. Tras cumplirse un ultimátum de 8 días, el ejército federal avanzó hacia Buenos Aires, anunciando que interrumpiría sus marchas en cuanto supieran que el actual gobierno hubiera caído, y que el pueblo de Buenos Aires fuera libre para elegir sus autoridades.
El 11 de febrero, Rondeau presentó su renuncia, pero no al Congreso sino al Cabildo de Buenos Aires. El Congreso se consideró disuelto desde ese mismo momento, y nadie volvió a acordarse de la constitución del año anterior.
Tras Cepeda los federales resultaron victoriosos, causando la disolución de las autoridades nacionales: el Directorio y el Congreso Nacional. Se inició así el período denominado de las autonomías provinciales: el territorio quedó desde entonces integrado por trece provincias autónomas.
Ramiro Ricardi
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