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El acuerdo con el FMI ya comienza a hacer sentir sus efectos nefastos sobre los trabajadores y en particular sobre aquellos que están en relación de dependencia con el Estado nacional y los estados provinciales. Este es el caso de los docentes de los niveles primario y secundario, que en estos últimos años han sufrido un marcado deterioro de sus salarios y de sus condiciones de trabajo. En este sentido no podemos dejar de remarcar la complicidad necesaria de la dirección nacional de Ctera y de las cúpulas sindicales provinciales que en las últimas negociaciones paritarias firmaron un acuerdo que deja a la mayoría de la docencia en condiciones de pobreza. En concreto este acuerdo estableció un “incremento” salarial del 45% en tramos, fijando el piso del salario docente en $50 mil para el mes de marzo y de $60 mil para septiembre. Ahora bien, si tenemos en cuenta los datos oficiales del Indec, una familia tipo necesitó para el mes de enero un ingreso mensual de $78.624 solo para acceder a los productos que componen la canasta básica total: esto quiere decir que el mínimo que acordó la dirección nacional de Ctera para el mes de marzo no alcanzaría la suma de la canasta básica de enero.
En síntesis, las negociaciones de Ctera no han significado en términos reales ni aumento, ni recomposición salarial, más bien un recorte salarial encubierto por la escalada inflacionaria. Es así que la inflación funciona como instrumento keynesiano clásico para reducir los ingresos de los trabajadores en tiempo de crisis en pro de una reducción de los “costos laborales”.
Tomando en cuenta todos estos datos, el panorama para los trabajadores de la educación no es muy alentador. Es por ello que es indispensable avanzar por el camino de la organización y la lucha desde las bases rompiendo con la pasividad que quieren imponer las direcciones sindicales cómplices del ajuste del gobierno nacional y los gobiernos provinciales. En este sentido debemos tomar nota de las recientes huelgas de los docentes de Jujuy, Rio Negro, Chubut y Santa Fe.
En Chubut, donde la docencia viene de una larga lucha contra el gobierno de Arcioni, los sindicatos de Atech y Sadop declararon para los primeros días de marzo una huelga por 72 horas con movilizaciones hasta la casa de gobierno. Dicha medida se hizo en rechazo a la miserable propuesta salarial hecha por el gobierno provincial, la cual consiste en un 21% en tres tramos. Muy por debajo de lo establecido por la paritaria nacional docente. Sin una contrapropuesta por parte del gobierno, Atech reclama volver a la mesa de negociaciones. Al día de hoy Arcioni no ha planteado una propuesta superadora.
En Río Negro la propuesta salarial del gobierno provincial fue similar a la de Chubut, aunque en cuatro tramos. Es por eso que los docentes decidieron responder un contundente paro de 48 horas que alcanzó una adhesión del 95%.
En el caso de Jujuy los docentes nucleados en ADEP y Docentes Autoconvocados junto a otros sindicatos estatales, APUAP, ATE-CTA y SEOM, ante la miserable propuesta salarial del gobierno de Gerardo Morales decidieron ir al paro con movilizaciones hasta la casa de gobierno.
En la provincia de Santa Fe, después de dos días de paro van nuevamente a la mesa de negociaciones esperando una propuesta superadora por parte del gobierno del gobierno de Omar Perotti.
Todas estas huelgas, con un alto nivel de acatamiento y con movilizaciones, demuestran que los docentes no están dispuestos resignarse ante los planes de ajuste fiscal y recorte presupuestario que quieren imponer el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Aunque no podemos obviar las limitaciones de las cúpulas sindicales conciliadoras y la necesidad de avanzar en un camino de recuperación sindical.
Frente a la conducta claudicante de Ctera, que deja a su suerte a los conflictos provinciales, hay que fortalecer la organización por abajo, apuntalando a los gremios antiburocráticos y ganando delegados para pelearle a las conducciones conciliadoras, en dirección a que las luchas puntuales abran un camino para instalar nacionalmente el tema del salario y de las condiciones laborales.
Diego Maldonado
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