Reproducimos el comunicado de la Unidad Piquetera del 17/10, publicado luego de la primera reunión con funcionarios de Desarrollo Social tras la asunción de Tolosa Paz.
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El 3 de junio el pueblo llenó las calles de todo el país. La lucha debe continuar
La movilización del día 3 de ju¬nio fue masiva en todo el país, si bien con los límites que pue¬de tener una convocatoria con un programa difuso, el pueblo salió a las calles para expresar diversos reclamos tendientes a frenar la violencia hacia las mujeres.
El Gobierno Nacional, intentó capitalizar parte de este re¬clamo desligándose de res¬ponsabilidades desviando los cañones contra “la justicia”, ini¬ciativa que tuvo poco eco, sien¬do que la multitud en la Ciudad de Buenos Aires se dirigió al Congreso avivando los recla¬mos al Estado y en el resto de las provincias el gobierno que¬do desdibujado entre la multi¬tud y quedando desdibujado entre miles de personas en el resto de las provincias.
Si bien más allá de los intentos el kirchnerismo no pudo aca¬parar la convocatoria, como así tampoco las diversas frac¬ciones de la oposición, la ma¬sividad del reclamo ha sido un llamado de atención, por lo que es de esperar que de cara a las elecciones las campañas en forma demagógica multipli¬quen el uso de “agendas de género”, así como anuncios de mejoras propios de slogans electorales, para ganar votos con los sentidos reclamos de ciento de miles de mujeres.
Por ello hay que redoblar los esfuerzos para que las rei¬vindicaciones planteadas no sucumban ante los cantos de sirena de octubre, y se man¬tengan firmes en las calles señalando a los verdaderos responsables de los flagelos que viven las mujeres, princi¬palmente trabajadoras y de los sectores populares.
En este sentido desde el PRML participamos activamente de la jornada, señalando al Estado como el principal violador de los derechos de las mujeres, siendo las situaciones de vio¬lencia responsabilidad de los distintos niveles de gobierno, que ante un tema tan sentido solo disponen recursos en ha¬cer propaganda y no en garan¬tizar políticas sociales efecti¬vas.
Los feminicidios son la conse¬cuencia más trágica de la vio¬lencia hacia las mujeres, ocu¬rriendo en promedio uno cada 30 horas en el país.
La respuesta del Estado es insuficiente ante un problema que lejos de mermar se incre¬menta. El presupuesto desti¬nado a solucionar el mismo se reduce en el marco del ajuste contra el pueblo. Como ejem¬plo está la asignación presu¬puestaria del Consejo Nacional de las Mujeres, que en el 2014 era de $16 millones -1,5 millo¬nes menos que en 2013-, re¬presentando solo un 0,0017% del presupuesto nacional. La ley 26.485 de protección inte¬gral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres ya lleva 6 años san¬cionada, pero su reglamenta¬ción es sumamente desigual a lo largo del país. Los recursos y programas, además de es¬casos, no contemplan el pre¬supuesto necesario para su aplicación. Además de lo pre¬supuestario, las políticas públi¬cas de los últimos años, tanto nacionales como provinciales, continúan con la lógica del modelo neoliberal: son de ca¬rácter insuficiente y focalizado, refuerzan estereotipos, incenti¬van la desigualdad salarial y el trabajo precario -como sucede con el Programa Ellas Hacen-y depositan en las mujeres la responsabilidad para solucio¬nar el problema. La muerte de cientos de mujeres a mano de sus parejas o ex parejas sue¬le llegar luego de un sin fin de denuncias y pedidos de ayuda. La actuación de la justicia, por inacción o complicidad, llega recién cuando el hecho fatal está consumado. Esta falta de respuesta lleva a la revictimiza¬ción institucional, empujando a muchas mujeres a mantenerse dentro del círculo de la violen¬cia, siendo las más afectadas las mujeres trabajadoras y de los sectores populares. Esto coexiste con la realidad de las trabajadoras/es del Consejo Nacional de Mujeres y de los distintos dispositivos estatales que trabajan en la problemáti¬ca, violentadas/os por las for¬mas de contratación precaria, bajos salarios y la falta de re¬cursos para atender estos ca¬sos.
Por todo esto es necesario lu¬char por políticas públicas que garanticen la independencia de la mujer con programas que propicien el acceso a trabajo y vivienda digna, salud, refugios, acompañamiento y conten¬ción, con una perspectiva de atención integral y presupues¬to acorde para su implementa¬ción: sin esto las leyes son de una hipocresía propia de este Parlamento contrario a los inte¬reses del pueblo. A la vez hay que dar pelea contra la preca¬rización laboral y por aumento salarial para los trabajadores/ as de los programas y el pase planta.
Pasada la movilización, es im¬prescindible que el conjunto de los reclamos continúen en las calles donde demuestran tener mayor fortaleza, siendo nece¬sario hacerlos confluir con el conjunto de las luchas popula¬res en curso, para rebelión me¬diante aportar a la conquista de un poder propio de los trabaja¬dores y el pueblo que encare resueltamente la cuestión.
Este año Mar del Plata será la sede del Encuentro Nacional de Mujeres, y en este sentido impera la tarea de que en la provincia de Scioli se oiga la voz de la Rebelión y el Voto Bronca para que miles de mu¬jeres abracen una verdadera salida de fondo a los proble¬mas planteadas este 3 de junio y desde hace años por las mu¬jeres en lucha.
Invitamos a que en cada lugar de trabajo, barrio y estudio la organización para el Encuentro confluya con esta perspectiva.
Ni una menos es basta de vio¬lencia hacia la mujer. Ni una menos es basta feminicidios. Ni una menos es luchar por po¬líticas públicas integrales con presupuesto acorde; ni una menos es pelear por trabajo y vivienda digna; ni una menos es aumento salarial; ni una menos es aborto legal; ni una menos es luchar contra la trata y la explotación sexual.
¡Ni una menos es decir basta y salir a la calle a confluir con la lucha popular!
Julia Quinteros
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