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Capitanich vuelve con la frente marchita
Capitanich reasumió la gobernación de la provincia luego de su paso por la Jefatura de gabinete de Cristina Kirchner. Desde que se fue pasaron muchas cosas que terminaron de poner en riesgo las chances del PJ de seguir gobernando.
En noviembre de 2013, cuando asumió el cargo nacional, se posicionaba como uno de los presidenciales del FpV, ya que venía de un triunfo electoral en las legislativas de ese año como no hubo en otra provincia. Sin embargo, rápidamente fue alcanzado por el desgaste propio de una situación complicada. La asonada policial y sus derivaciones lo tuvieron en la primera línea de la defensa del gobierno, lugar del que nunca se retiró, teniendo que salir a incinerarse todas las mañanas para defender al ejecutivo nacional. Su breve paso por el gabinete pareció durar una eternidad, y para este último tramo hasta octubre ya estaba con el caballo cansado.
El otro motivo de su vuelta al Chaco hay que buscarlo en la propia provincia. El vicegobernador Bacileff Ivanoff, a cargo del gobierno local por esos 15 meses, destrozó la unidad del PJ provincial. Ivanoff echó ministros y funcionarios designados por Coqui. A diferencia de su predecesor, que supo combinar con habilidad la negociación y la represión -buscando el momento de menor costo político antes de asestar los golpes-, Ivanoff abusó de la política del garrote, con lo que aportó a unificar una amplia unidad en contra de su gobierno. Este envalentonamiento fue el que lo llevó a decir de su compañero de fórmula: “Él fue a buscar una candidatura presidencial a Buenos Aires y como no le dio resultado, quiere volver”. No se trata de una verdad revelada, pero no deja de ser llamativo quién lo dice.
Este estilo de conducción de Ivanoff hizo que varios dentro del PJ local reclamaran la vuelta de Capitanich. El reintegrado gobernador no puede ser re- reelecto en ese cargo ya que la constitución provincial no lo permite. Pero su presencia en terreno le permitirá operar para reunificar al partido, probablemente retrocediendo casilleros hacia el gobierno de Resistencia, pero asegurándose una gravitación en la política local y aspirando a que el PJ siga al frente de la provincia.
El retorno a la gestión con la inauguración de importantes obras públicas que se prevén para el tramo final de su mandato, será su principal carta a jugar de cara a las contiendas electorales. Debe recomponer a su candidato Domingo Peppo -ex intendente de Villa Ángela y varias veces funcionario de gobierno- frente a la figura aparentemente fuerte de Aída Ayala de la UCR. La intendenta de Resistencia puede derrotar a Peppo en la medida en que éste no sea apoyado por todo el aparato del frente Chaco Merece Más: hay varios candidatos en danza y Capitanich deberá impulsar un difícil consenso entre los barones del justicialismo chaqueño.
Chaco nunca dejó de tener la característica de una provincia del norte: poblaciones que subsisten gracias al empleo en el Estado y con una alta precarización, planes de emergencia para desempleados y población alejada de las principales ciudades, sin acceso a servicios básicos, agua, luz, vivienda digna, y a veces sin acceso al sistema educativo y sanitario. Así lo reconoció Capitanich en su discurso de inauguración de sesiones de la legislatura cuando señaló que en 2003 un 38% de los chaqueños percibían salarios del Estado y que hoy el 76% se encuentra en esa situación. Producción primaria como principal actividad económica, donde el grueso del volumen que se comercializa y exporta lo explican las multinacionales Bunge, Dreyfus y grupos como AGD, empresas beneficiadas del crecimiento de la provincia.
Capitanich dijo que han bajado las tasas de mortalidad infantil, de pobreza y de desocupación. Poco creíble, cuando se supo que la provincia ha dejado de elaborar estadísticas por orden del gobierno. Al mismo tiempo, se multiplican los casos de desnutrición.
Adujo que la provincia creció, pero la población no se enteró. Es necesario traer a colación el documento interno que firmó en 2012, donde aseveraba, luego de una evaluación de su gestión, que la ineficiencia y corrupción del equipo de gobierno a los chaqueños les costabas $500 millones por año.
Nos encaminamos a una nueva polarización de las próximas elecciones provinciales, entre quienes se reparten iguales lapsos de gobierno desde su provincialización. Las condiciones de vida de la población nunca cambiaron favorablemente por más estruendosa que haya sido la promesa electoral. El PJ cargará con los últimos ocho años y el radicalismo juega con eso de los “aires nuevos”, que es más de lo mismo y ya no entusiasma. Se trata de dos proyectos apoyados en los monopolios y contrarios a los intereses del pueblo.
La pelea popular ofrece un camino para romper con esta estafa. Apoyados en la experiencia de la Multisectorial -incluso a pesar de las defecciones de los burócratas oportunistas-, avanzar en la unidad y profundización de los distintos reclamos: además de darle a los mismos una salida de lucha en la calle, impugnar un régimen político ajeno a las necesidades populares, buscando que de esa misma experiencia se elabore un proyecto verdaderamente democrático y popular surgido de la rebelión de los de abajo.
Sergio Fontana
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