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A 80 años del fusilamiento de Mussolini - Justicia popular, la flor del partisano

Se cumplen 80 años del final de la Segunda Guerra Mundial, que en Europa culminó con la toma de Berlín por parte del Ejército Rojo el 8 de mayo de 1945, y en el Pacífico terminó en agosto con los bombardeos nucleares asesinos de EEUU sobre Hiroshima y Nagasaki. Días antes de la victoria soviética en Alemania, el 28 de abril, la resistencia italiana fusilaba a Benito Mussolini, página gloriosa de la lucha antifascista que reseñamos en esta nota.
Ascenso y crisis del fascismo
Mussolini llegó al poder en septiembre de 1922 con la complicidad del empresariado italiano y del rey Víctor Manuel III, que vieron en su movimiento fascista un proyecto eficaz para ponerle freno a los trabajadores y en particular al comunismo. Contra los vaticinios de la burguesía europea, la URSS consolidaba su poder. La clase obrera venía de la experiencia de las tomas de fábricas y los consejos obreros, con la influencia en su seno del Partido Comunista. Frente a esto el fascismo ofrecía respeto por la propiedad privada y orden social. Todo ello apoyado en una represión implacable, tanto estatal como parapolicial.
Su nacionalismo se reivindicaba continuidad del antiguo Imperio Romano, ofreciendo una base de ideas para el expansionismo en la puja por el reparto de los mercados y las colonias. En África, Italia reforzó su presencia en Libia y en Eritrea, Etiopía y Somalia. En Europa, ocupó Albania en 1939 e invadió Grecia al año siguiente. Entre 1936 y 1939 envió apoyo a Franco durante la Guerra Civil Española.
La debacle del fascismo comenzó con su entrada en la guerra mundial, atando su suerte a la de Alemania. Mussolini era refractario a participar de ella; sin embargo el alto mando fascista analizó que la misma ya estaba irreversiblemente inclinada en favor de los nazis. Error grueso.
La guerra agotó a una Italia que no estaba preparada ni económica ni militarmente para tal aventura. La ofensiva sobre dominios británicos en África de 1940 terminó al año siguiente con la pérdida de sus posesiones en el este del continente. En paralelo sufrió un revés en Grecia, de donde debió retirarse. En la URSS, fue parte de la derrota en Stalingrado.
En medio de un creciente descontento popular, el desembarco anglo - norteamericano de julio de 1943 en Sicilia selló la suerte de “il duce”: el rey Víctor Manuel III ordenó su destitución y detención. El mariscal fascista Badoglio fue nombrado presidente provisional; el nuevo gobierno firmó el armisticio con los aliados y le declaró la guerra al Eje. Días después de su detención, Mussolini fue rescatado por un comando nazi y llevado al norte del país, ocupado por tropas alemanas, en donde instauró lo que se conoció como República de Saló, intento de continuidad del régimen fascista, esta vez con absoluta tutela de los nazis.
La resistencia partisana
Desde la década del ’20 hubo experiencias de resistencia al fascismo, débiles y aisladas. La resistencia cobró carácter de masas a partir de 1943, luego de la victoria soviética en Stalingrado, que marcó el retroceso militar de los nazis y abrió un auge antifascista en Europa.
En paralelo al gobierno de Badoglio, en septiembre se formó el Comité de Liberación Nacional, con sede en Roma, y el Comité de Liberación Nacional de la Alta Italia, que operaba en el norte controlado por los fascistas. El CLN hizo un llamado a la resistencia armada. En dos años, los combatientes bajo su órbita pasaron de unos 80.000 a unos 300.000. Las brigadas estaban formadas por distintos partidos políticos, desde liberales antifascistas hasta el PC. Los partisanos desarrollaban guerra de guerrillas y sabotajes. Esto se combinaba con la lucha obrera en las ciudades: la huelga de marzo de 1943 movilizó a unos 100.000 trabajadores en Turín, Milán y Génova; un año después, los huelguistas en el norte italiano ascendieron a 1 millón.
En abril de 1945 con la entrada de guerrilleros a las ciudades y el llamado a la huelga general, el día 25 el CLN tomó el poder en el norte de Italia, siendo una de sus primeras órdenes la detención y fusilamiento de dirigentes fascistas. Mussolini fue apresado por la brigada Garibaldi (dirigida por el PC) el día 27 mientras intentaba huir hacia Suiza. Fue fusilado al día siguiente junto a su amante y algunos dirigentes fascistas. Su cuerpo fue llevado a la Plaza Loreto de Milán, en donde recibió escarnio popular y fue colgado cabeza abajo.
Las brigadas y el problema del poder
Con el país dividido en dos -ocupación anglo - norteamericana al sur y ocupación alemana al norte- el Estado italiano estaba virtualmente disuelto. En ese marco, a través de las brigadas el pueblo tomó en sus manos la resolución del problema militar en la lucha contra el fascismo.
El CLN era su dirección política. Dentro de esa alianza policlasista era notorio el peso del PC, por su influencia, el mayor tamaño de sus brigadas y su capacidad de operación. La presencia de los comunistas en la lucha popular armada generó desconfianza en los aliados occidentales, que retaceaban ayuda a la resistencia. Para coordinar las acciones militares que terminaron de derrotar a la República de Saló, EE.UU. y Gran Bretaña pusieron como condición que las brigadas se desarmaran luego de la victoria sobre el fascismo.
Esto desató un debate entre los comunistas, ya que había quienes eran contrarios a entregar las armas, renunciando con ello a la lucha por el poder. No sin polémica, se terminó imponiendo el criterio de Palmiro Togliatti, principal dirigente del PC, respecto de que derrotado el fascismo había que avanzar en la recomposición del Estado italiano y en la formación de una república democrática.
La opinión de Togliatti coincidía con la política exterior de la URSS, cuya línea estratégica era evitar cualquier confrontación directa con las fuerzas británicas, en la hipótesis de que ello podía provocar el comienzo de la tercera guerra mundial (entre capitalismo y comunismo) antes del final de la segunda.
En este punto se suele hacer referencia a los acuerdos de Yalta, que pasaron a la Historia como un “reparto del mundo” entre la URSS, EEUU y Gran Bretaña. Esto debe ser tomado con cuidado. Las áreas de influencia no fueron el fruto de un “intercambio de figuritas”, sino el resultado del despliegue militar de cada país por un lado y la intervención de los comunistas locales por otro: así se dieron los casos de Yugoslavia y Polonia.
En el PC italiano se impuso una visión conservadora del proceso de post guerra, que se vio profundizada en los años siguientes. Como ministro del gobierno, en 1946 Togliatti redactó un decreto de amnistía para crímenes cometidos por fascistas que llevó su nombre (la “amnistía Togliatti”), avanzando sin retorno en la línea de colaboración de clases que caracterizó al PCI desde el final de la guerra hasta su disolución en los ‘90.
80 años de una gesta
Junto al impetuoso avance del Ejército Rojo, la resistencia partisana fue una parte clave de la inmensa movilización obrera y popular para derrotar al nazismo y al fascismo. El fusilamiento de Mussolini fue un acto de justicia para con el responsable principal de la represión, la persecución, la censura, la segregación y demás crímenes cometidos contra el pueblo italiano y la población de otros países europeos y africanos. Fue además un símbolo de cuál es el final que le espera a los enemigos del pueblo cuando las masas ejercen el poder con las herramientas adecuadas.
Facundo Palacios
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