En el Cordobazo durante dos días la clase obrera cordobesa, junto a los estudiantes, se hizo dueña de la capital provincial. A partir de aquí se abrió un nuevo período que se caracterizó por la... Ver más
A 48 años del Viborazo I El segundo Cordobazo
Desde aquel mayo de 1969 ya nada sería igual en el movimiento obrero nacional. La politización de la totalidad de la clase obrera cordobesa sería, por al menos hasta el golpe militar de 1976, el primer paso hacia un papel realmente revolucionario para el movimiento obrero. El Cordobazo había profundizado la intervención de los partidos de izquierda dentro del movimiento obrero. Para estos, por sus implicancias estratégicas y simbólicas, ponían en el sector automotor, principalmente Fiat e IKA Renault, su principal foco de atención. Hacía años que los sindicatos de plantas eran controlados por la empresa y la burocracia sindical y era hora de preparar un movimiento de recuperación sindical que represente realmente a las bases. Para 1970, la conducción de SITRAC SITRAM, había firmado un convenio colectivo que omitía los aumentos salariales (Fiat tenía los peores sueldos del sector) y la discusión sobre las pésimas condiciones laborales. Sumado a que el único logro era un pan de jabón y un rollo de papel higiénico mensual para cada trabajador, el descontento hacia la conducción del sindicato no se hizo esperar.
Los intentos de desacreditar a los delegados electos a principios de 1970 por parte de la conducción se vieron frustrados y, tras la toma de la planta de Concord en mayo con los funcionarios como rehenes, el comité ejecutivo de SITRAC SITRAM se vio obligado a renunciar. En esa toma cobrarían importancia trabajadores como Domingo Bizzi, José Páez y Gregorio Flores. La toma de mayo motivaría la ocupación en otras fábricas del sector, como Materfer y la de Perdriel.
Las elecciones de julio dentro de SITRAC serían ganadas sin oposición por los dirigentes surgidos de la toma de mayo, instalando las asambleas generales como foro de discusión, ganando la lealtad de los trabajadores. Todos los movimientos de base encontrarían en SITRAC SITRAM un ejemplo de representación gremial clasista, legítima y efectiva, diferenciándose principalmente de la CGT que había elegido al dirigente de la UOM, José Rucci como secretario general.
Luego del Cordobazo el Partido, por entonces Vanguardia Comunista, tomó la decisión de trasladar toda la dirección a Córdoba. Roberto Cristina atendería el trabajo en Fiat y Rubén Kriscautsky en IME (Industrias Mecánicas del Estado). De este trabajo en las principales fábricas y centros urbanos es que se ganó a José Páez, quién sería parte del Comité Central del partido, y quien fuese el único militante de un partido en la conducción del SITRAC.
A fines de 1970 la rebelión en Fiat se fue acrecentando y la lucha por la reducción de la jornada laboral y la eliminación de las cláusulas de productividad no le daban tregua a la empresa. A comienzos de 1971 la compañía decidió despedir a siete trabajadores entra ellos Páez y el resto del comité ejecutivo del SITRAC, creyendo que así intimidaría al movimiento. En respuesta los trabajadores ocuparon la fábrica. El mismo presidente de facto Roberto Marcelo Levingston les ordenó a los trabajadores que abandonen la fábrica o intervendría la provincia militarmente. El sindicato ignoró la orden, y el resto de los trabajadores mecánicos de la provincia (además del Materfer, IKA Renault y Grandes Motores Diesel del SMATA y Perkins ) se declararon en huelga.
El día 15 los trabajadores abandonaron la planta tras que el gobierno le ordenara a la empresa que reincorpore a los despedidos. Esto significó las primeras negociaciones colectivas realizadas en más de 3 años por parte del sindicato, quien presentó a la empresa una propuesta de convenio.
El primero de marzo de 1971, en una de esas estúpidas decisiones digna de un gobierno militar, Levingston designa como interventor de la provincia de Córdoba a Camilo Uriburu, sobrino de aquel Uriburu que por la década del 30 inaugurara los golpes militares en nuestro país.
El 2 la CGT cordobesa paralizó la ciudad con una huelga general. El 5, Tosco propuso la creación de un comité de huelga. El 6, el desacreditado Elpidio Torres renunció a la secretaria general del SMATA y el día 7 el iluminado de Uriburu se compromete a cortarle la cabeza a “la venenosa serpiente” que anida en Córdoba, cerrando así el discurso en la Fiesta del Trigo de Leones.
El sindicato de Fiat, que anteriormente había rechazado invitaciones de la CGT cordobesa, por considerarla ortodoxa y antidemocrática, asistió de igual manera al encuentro del 9 con el resto de los sindicatos. Su posición era contraria: en vez de apoyar la ocupación de las plantas (lo cual facilitaría el trabajo de las fuerzas represivas) el SITRAC proponía realizar una masiva marcha de columnas separadas al centro de la ciudad. La propuesta de la CGT ganó pero se comprometieron a, después de las ocupaciones, encontrarse en la plaza Vélez Sarsfield para hacer una demostración pública al gobierno.
El 12, día propuesto para las tomas, los trabajadores de Fiat deciden abandonar las plantas de Concord y Materfer para manifestarse. Desde ahí marcharían por los barrios cercanos convocando a trabajadores y vecinos hasta llegar a Ferreyra donde los esperaba la policía. La policía dispara sobre los manifestantes asesinando a Adolfo Cepeda de 18 años lo que provoca que los enfrentamientos se extiendan hasta la noche momento en que la policía se retira de la zona.
El día 14 una multitud acompañaría el cortejo fúnebre de Cepeda y el día 15 las columnas de SITRAC SITRAM marchan hacia el centro de la ciudad esperando que el conjunto de los sindicatos se les uniera en el camino. La primera sorpresa llega en EPEC, en Villa Revol, cuando los trabajadores de Luz y Fuerza están tomando la planta. Tosco decide no movilizar a la plaza y resistir en la planta. A la traición del compromiso tomado el 9 le siguió que, al llegar a la plaza Vélez Sarsfield, la CGT no había llevado ni el escenario ni el sonido prometido. Una asamblea se arma en el lugar donde el sindicalismo clasista propone que se proclame un gobierno popular desconociendo la intervención, los contingentes de Luz y Fuerza y del SMATA deciden volver a Villa Revol a apoyar a Tosco y otros sindicatos fueron a tomar posición en barrios cercanos como el Alberdi y el Clínicas (algunos trabajadores de SITRAC ocupan el barrio de Güemes y otros vuelven a Ferreyra) tomando más de 500 manzanas, levantando barricadas que la policía no pudo romper. Al otro día el gobierno decide enviar una brigada antiguerrillera del ejército y reinstauró la pena de muerte en el código penal.
El día 17 Uriburu presenta su renuncia y tras declarar la intervención de los sindicatos y del gobierno provincial, el mismo Levingston se ve obligado a renunciar el día 23, dejando su lugar al general Lanusse.
Esa serie de movilizaciones y enfrentamientos ocurridos entre el 12 y el 16 de marzo que posteriormente fueron bautizadas como el Viborazo, nada tienen de espontáneas. El traslado de la dirección del partido a Córdoba, la incorporación de Páez, la importancia de dotar al movimiento sindical de una impronta clasista fueron decisiones que empujaron a este segundo Cordobazo. Este tipo de insurrecciones como las de mayo del ’69 o las de diciembre del 2001 donde la unidad de obreros y estudiantes, junto a las barriadas, son el tipo de experiencias que demuestran que con la unidad popular se puede derrotar al gobierno central sea cual fuere y que el desarrollarlo en plenitud es el único camino para la real instalación de un verdadero gobierno popular, antiimperialista y en camino al socialismo.
Marcos Suárez
Notas relacionadas
-
-
El 30 de abril de 1945 las tropas del Ejército Rojo
colocaron la bandera roja con la hoz y el martillo sobre el Reichstag, poniendo
fin a la Batalla de Berlín, el fin de la Segunda... Ver más -
Los eventos desarrollados entre 1810 y 1816 fueron el resultado de proyectos político-económicos que se impusieron sobre los otros. Si bien formalmente aquí se inicia el camino hacia un país... Ver más