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¿Sólo se puede ceder ante la rapiña?
La historia del capitalismo no es reductible a la historia del dominio. Ésta tiene su complemento necesario en la historia del dominado, quien lo es en tanto y en cuanto elige serlo y no luchar contra la dominación, tal como reza la dialéctica del Amo y el Esclavo, la cual, permanente y lamentablemente, se reafirma a cada paso en la sociedad capitalista.
Ocurre
que ahora la Presidente quiere hacernos creer que los malos son los acreedores,
sin hacer ninguna consideración sobre la vocación explícita del gobierno de
afirmar la deuda y persistir como parte del sistema sin rebelarse; al
contrario, haciendo permanente gala de querer pagar hasta el último centavo.
Algo en lo que coinciden la oposición parlamentaria y los medios “hegemónicos”,
quienes en ésta cerraron filas con la retórica ineluctable de “honrar la
deuda”.
Entonces,
necesariamente, pasamos a hablar del Juez Griesa, los fondos buitres y el papel
de la Corte de Justicia Norteamericana, como si naturalmente viviésemos en el
siglo XVIII y no fuésemos otra cosa que mera colonia cuyos litigios deben
ventilarse en los tribunales de la metrópoli, soslayando la propia soberanía y
los poderes políticos y legales internos (ni hablar del pueblo), quienes ni
siquiera han tenido un papel testimonial en las decisiones.
Ese
es el nivel de genuflexión de un gobierno cuya prueba de verdad ha sido hacer
los deberes, rendir cuentas, labrar compromisos de entrega en cláusulas
secretas y pedir disculpas por los contratiempos, aunque en el recreo la
Presidente nos cuente su versión patética de creerse la más viva del grado.
¿Y
dónde está la viveza? Néstor y Cristina Kirchner fueron los más pagadores, pero
como resultado la Argentina continúa debiendo más que antes, tanto a valor
absoluto como relativo, lo cual surge cuando se suma a la nueva deuda externa
la deuda de estos años contraída con la Anses y el Banco Central (sin contar,
claro está, la deuda con los trabajadores, los jubilados, las provincias, los
municipios, los proveedores, etc.).
Entonces,
volvamos al comienzo. La historia del capitalismo es la historia de la Compañía
Británica de las Indias Orientales en la época en que Inglaterra exportaba
manufacturas y la historia de la Baring Brothers en la época en que el Imperio
Británico exportaba excedentes financieros. En nuestro país, la Baring abarca
toda una época desde el empréstito otorgado a Rivadavia y sus secuaces para
construir el puerto de Buenos Aires hasta la puesta en marcha del pacto Roca
(h) - Runciman en la década infame, para posibilitar que Argentina no quedase
al margen del “Commonwealth” durante la crisis de los años 30.
Pero
la historia del capitalismo ha sido también la del ocaso del imperialismo
inglés y la del ascenso del imperialismo yanqui. Fenómeno que se verificó
durante los dos primeros gobiernos de Perón quien, por una parte -anticipándose
a Néstor y Cristina-, decidió pagar hasta el último centavo a los piratas
ingleses según lo acredita el “Acta de la Independencia Económica” consagrada
en Tucumán el 9 de julio de 1947 y, por otra, iniciar un nuevo ciclo de
endeudamiento, esta vez con los Estados Unidos, a través del Eximbank, quien en
1950 acordó con la Argentina un préstamo por 125 millones de dólares destinados
a saldar deudas con comerciantes norteamericanos, la ley de inversiones
extranjeras de 1953 y los acuerdos petroleros firmados con la California
Standard Oil, entre otros. Una historia que continúa hasta nuestros días
evidenciando el registro de la dependencia a resguardo de una serie de mitos
oficiales:
Primer
mito: “Desendeudamiento”
El
gobierno K trocó la deuda externa reestructurada y no reestructurada (fondos
buitres) por nueva deuda externa y deuda interna con la Anses y el Banco
Central, afirmando haber desendeudado al país, olvidando que el primer
desendeudamiento en la historia nacional (sin olvidar el logrado con la Baring
al cabo de 80 años) fue el realizado por Juan Domingo Perón, quien aprovechando
la bonanza resultante de la venta de cereales durante la Segunda Guerra
Mundial, terminó pagando la totalidad de la deuda de aquel momento (m$n 12.500
millones Peso Moneda Nacional).
La
“genialidad” de Néstor y Cristina de crecer para desendeudarse en lugar de
desendeudarse para crecer, resulta de esta forma un simple plagio,
reiteradamente falaz a la luz de los resultados.
Segundo
mito: “Especulación inescrupulosa”
Los
bonos adquiridos por los fondos buitres en 2008 fueron emitidos por el gobierno
para circular en las condiciones del mercado capitalista de aquel momento. Por
dicho motivo, el drama no está en la tenencia de los mismos a valores del
mercado actual, sino en haberlos puesto en circulación a sabiendas que los
tenedores de los éstos iban a buscar el momento más conveniente para
realizarlos, es decir, convertirlos en dinero.
Por
tanto, fue el kirchnerismo quien alentó la especulación de los fondos NML
Capital Ltd y EM Ltd, al posibilitar los papeles que a la postre se volvieron
contra al país.
Tercer
mito: “Capitalismo Salvaje”
La
primera concesión que niega toda posibilidad de análisis es aceptar la supuesta
existencia de un capitalismo mejor, es decir, el que propone el kirchnerismo.
¿Quién dijo que la ganancia que se apropia el capital industrial es mejor que
la que se apropia el capital comercial, agropecuario o financiero (como en este
caso)? Todo capitalismo se basa en la extracción de plusvalía, la cual se
obtiene de la explotación de la fuerza de trabajo. El capital productivo y el
parasitario son partes de la totalidad del sistema.
Por
eso, los grupos monopólicos Chevron, Monsanto y Barrick Gold, resultan partes
inseparables de una misma lógica, la lógica del capital, de la cual forman
parte los buitres.
Cuarto
mito: “Honrar a los acreedores”
¿Por
qué el secuestro, la tortura y la desaparición constituyen delitos
imprescriptibles (de lesa humanidad) y no sucede lo propio con el endeudamiento
fraudulento al servicio del cual se violaron los derechos humanos? ¿No es competente
el “estado de derecho” para juzgar la deuda y los responsables del
endeudamiento? ¿Cuál es la contraparte “nacional y popular” al fallo del Juez
Griesa y el desplante de la Corte de Justicia Norteamericana?
El
juez Jorge Ballesteros demostró a partir de las denuncias realizadas por
Alejandro Olmos la existencia de 467 ilícitos vinculados al manejo de la deuda
externa desde la dictadura militar en adelante. El fundamento del fallo dice
que “de orígenes ilegítimos no pueden derivarse efectos posteriores legítimos”,
invalidando de esta forma el 90% de la deuda externa que, según el fallo, debe
declararse “odiosa”, razón por la cual a la Argentina le corresponden acciones
legales de reparación por todo lo pagado indebidamente durante décadas.
Las
causas de Olmos y del Megacanje (donde está procesado el ex secretario de
Finanzas de la Alianza, Daniel Marx), las auditorías realizadas por Ecuador y
Costa Rica, sometidas al Tribunal Internacional de La Haya, la investigación de
Brasil sobre su propia deuda, etc., suponen alternativas a Griesa y la Corte
yanqui. Sin embargo, para la Presidente Cristina Fernández la deuda es un tema
que, en todo caso, debió tratarse en 1983 (Página12, 23/01/10).
Entonces,
constituyen mitos ideados al sólo efecto de justificar el andamiaje oficial de
la entrega.
En
la fábula del buitre de Franz Kafka, un personaje temeroso y picoteado descubre
que la sangre, además de alimentar, puede ahogar al malvado pájaro. ¿Será que
el no pago de la deuda sea capaz de terminar con la rapiña? Seguramente,
Cristina no hará la prueba.
Jorge
Diaz
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