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¿Quiénes son los enemigos del pueblo?
La corrida de mercado (aumento del dólar blue, incremento del riesgo país y caída de los bonos argentinos) en el contexto de la renuncia de Martín Guzmán, preanuncia el cierre del actual ciclo de entrega apuntado a lograr la cesación del pago de la deuda externa, es decir, el famoso default.
Ocurre que el Estado nacional no está en condiciones de afrontar los vencimientos aún tras haber pactado el refinanciamiento con el FMI, dejando expuesto que el verdadero interés al momento de la firma del acuerdo tras la aprobación en el Congreso, no era asegurar el pago de una deuda impagable sino la legitimación de la misma por el gobierno y la oposición.
Precisamente, el acuerdo exige la reducción del déficit fiscal a razón de 2,5% del Producto Interno Bruto en 2022, 1,9% en 2023 y 0,9% en 2024, y también una reducción significativa de la inflación, lo cual ojos vista, resulta más que improbable. Por eso, el trasfondo no fue únicamente lograr el pago, sino las garantías comprometidas por Argentina ante una más que probable falta de pago.
Como se recordará, mediante los decretos 29 y 231 de 2017 el gobierno de Macri habilitó a que las riquezas y recursos naturales pudieran ser considerados como garantías del pago de la deuda externa, dejando fuera de la protección de la inmunidad de ejecución los recursos hidrocarburíferos, el litio y otros recursos minerales estratégicos.
En tal sentido, la relación de correspondencia entre la “oportuna” orden de endeudamiento de Macri y lo actuado por Guzmán para arribar a la actual situación de zozobra, resulta evidente. Prueba de ello es que pese a su frondoso currículum y a tener el acompañamiento de Joseph Stiglitz (el Premio Nobel de Economía que fuera su maestro y mentor) y de Jeffrey Sachs (inventor de la “terapia de shock”), nunca el ahora ex ministro puso en discusión algo elemental para un economista, por no decir para un simple almacenero de barrio: de que antes de aceptar, renegociar y/o reestructurar una deuda correspondía proceder a auditarla para establecer la licitud de la misma. Básico, pero no lo hizo. ¿Será que las Universidades norteamericanas de Brown y Columbia, donde se destacó Guzmán, cobijan un semillero de funcionarios latinoamericanos pro entrega? Consideraciones que también le caben a su sucesora, Silvina Batakis, decidida a llevar a delante el ajuste neoliberal en curso.
Pese a todo, cabe la pregunta de quiénes se beneficiaron con el endeudamiento y se beneficiarán del posendeudamiento. Porque si bien Guzmán pecó de cómplice por omisión al no auditar la deuda y consagrar la impunidad, otro tanto le cabe a la AFIP, que garantizó tanto durante la administración de Macri como la del actual gobierno el secreto financiero para las personas físicas y jurídicas que participaron de la bicicleta financiera consistente en traer dólares, comprar Lebacs a intereses altísimos, luego venderlas, transformarlas en dólares y, finalmente, fugar esas inmensas cantidades al exterior. Personas (empresarios y empresas) en cuyos balances no figuran las operaciones financieras realizadas aunque sus nombres estén registrados en las carteras de clientes de los bancos que posibilitaron las operaciones fraudulentas.
Concretamente, durante el gobierno de Cambiemos ingresaron dólares financieros por toma de deuda, blanqueo de capitales, etc., en torno a los USD 100.000 millones. Al mismo tiempo, en forma sistemática, desde el 17 de diciembre de 2015 al 27 de octubre de 2019, se realizaron compras a los bancos por parte de particulares por USD 86.200 millones, con el agravante de que los primeros 100 compradores (en términos de monto) adquirieron USD 24.769 millones en ese lapso. ¿Quiénes son?
Recientemente Horacio Verbitsky publicó en El cohete a la luna no sólo la nómina de estas personas (“Los 100 de Macri” https://www.elcohetealaluna.com/los-100-de-macri/) sino también su reincidencia en bicicletas financieras anteriores en perjuicio del pueblo argentino. Entre ellos: Paolo Roca (Techint), Marcos Galperin (Mercado Libre), Edith Rodríguez (Pluspetrol), Luis Pagani (Arcor, Bagley), Madanes Quintanilla (Aluar), Héctor Magnetto (Grupo Clarín), Cristiano Ratazzi (Fiat - IVECO) y Roberto Urquía (Aceitera General Deheza).
Estos son los enemigos de nuestro pueblo: organismos financieros internacionales, bancos privados, empresas monopólicas de la industria, el campo y el comercio, multimillonarios, gerentes de intereses en directorios de empresas y en cargos del Estado, generadores de deudas ilegítimas y pagadores de ellas. Estos nos endeudan para apropiarse los dólares y dejar una pesada carga financiera sobre la espalda del pueblo trabajador. Estos provocan las corridas de mercado, los golpes financieros, los golpes de Estado. Estos, los enemigos del pueblo, se adueñan de los recursos naturales, de las contrataciones y el financiamiento del Estado para la apropiación de los recursos naturales. Estos, en definitiva, son los blancos de la rebeldía popular.
Jorge Díaz
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