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¿Quién le pone el cascabel al paro?
Como si los datos del deterioro de la situación de trabajadores registrados o no, jubilados y desocupados no fueran suficientes las cúpulas sindicales de todas las centrales hablan con mayor o menor dureza, negocian mucho, cruzan elogios con aprietes entre sí, pero el plan de lucha, el paro activo centralmente, no aparece.
La inflación ya llega al 45% anual y la pérdida del poder de compra del salario supera el 10%; el Indec reconoce una tasa de desocupación del 9,3% que equivale a 1.500.000 personas sin trabajo, más de cinco millones de trabajadores tienen problemas de empleo y 3,4 trabajadores de diez no tienen cobertura social, es decir, trabajan en negro.
Sólo para mantener el 9,3% de desocupación habría que generar 200.000 puestos de trabajo por año, algo inimaginable en el actual contexto de recesión forzada con su secuela de suspensiones y despidos. Según un anuncio del Banco Central, en lo que va del año disminuyó en más de 500.000 el número de cuentas sueldo (las usadas para cobrar el salario), lo que significa que el trabajador fue despedido o pasó a trabajar en negro.
El macrismo, fiel a su naturaleza de gobierno de las grandes patronales, prepara una batería de decretos de ‘necesidad y urgencia’ o leyes dirigidas a profundizar la precarización y flexibilización laborales. La ley de ‘empleo joven’ que contempla de movida salarios por debajo del mínimo y más contratos basura; la desvalorización del fuero laboral que, al decir de Macri, “favorece a los trabajadores” en contra de los ‘débiles’ empresarios y las modificaciones al régimen de ART para desproteger aún más la seguridad en el trabajo, expuesta lamentablemente en la muerte del compañero, trabajador en la Línea 60, aplastado por la falla de un elevador que no reunía las condiciones de uso seguro y previamente denunciado. El desprecio de las grandes patronales por las condiciones laborales corre paralelo a su voracidad a la hora de extraer el máximo beneficio de la mano de obra.
Con todo, al decir del ‘periodista de guerra’ de Clarín, Julio Blanck, “… lo más delicado se relaciona con la situación social y con una posible expresión de protesta activa que ocupe la calle, que es el escenario más temido”.
La masiva presencia en el acto que, en Plaza de Mayo, cerró la Marcha Federal del 2/9 habla de una disposición de los trabajadores a enfrentar el ajuste, más allá del aprovechamiento político que intentaron hacer sectores del kirchnerismo. Objetivamente, colocó contra las cuerdas a quienes se oponen a poner en la calle la protesta y mostró grietas en la propia CGT ‘unificada’.
La convocatoria a un paro nacional es inevitable. De ahí las reuniones de las centrales con las organizaciones sociales o los anuncios de la CGT en vistas del próximo confederal del 23/9, que la “facultaría” a convocar una medida de acción directa. El interrogante es cuándo a sabiendas que, mientras pasa el tiempo, la situación de los trabajadores en general se agrava día a día.
No es ajeno a este cuadro que las cúpulas sindicales comiencen a mirar hacia las elecciones del 2017 y buscan subir su precio. Tanto para Macri como para la oposición massista y pejotista, en octubre del año que viene, se juega su destino político.
La suerte de los trabajadores no está sujeta a ningún proyecto electoral. Sin embargo, el papel concreto que juega la CGT a la hora de definir el paro sigue siendo un obstáculo, el abrazo del oso que ata a los trabajadores a proyectos ajenos a su clase.
Por otro lado, la izquierda sindical y un sector del combativismo, pagando en parte las cuentas del fallido encuentro sindical en Racing, navega en una deriva ni-ni, ni unidad de acción ni combativismo. Así quedó demostrado en la conducta hacia la Marcha Federal.
Los trabajadores sobradamente muestran su disposición de lucha y buscan las vías para ponerla en acción. Recientemente, los vapuleados trabajadores de Cresta Roja expresaron su repudio a la dirigencia traidora de la Alimentación con su voto a la oposición antiburocrática.
Los docentes de Tierra del Fuego, como represalia a su larga y tenaz lucha, enfrentan la persecución y el desafuero de su secretario general, junto a otros 17 docentes, como ocurre también con el Pollo Sobrero o con el procesamiento de Héctor Cáceres, delegado de la Línea 60, por citar sólo algunos casos. (Ver nota en pág. 6: Persecución…) Estos hechos represivos dan cuenta de la lucha creciente. La solidaridad activa en defensa de los derechos democráticos de los trabajadores debe convertirse en una causa nacional de acción y propaganda.
Finalmente reiteramos nuestra posición de construir desde abajo el paro activo para quebrar el ajuste, en defensa del trabajo y el salario y contra la persecución a los luchadores. Si las centrales sindicales convocan a un paro, como lo hicimos ante la Marcha Federal, reiteramos que: “…en el marco de la unidad de acción, llamamos al combativismo sindical y a los que luchan a converger con iniciativas propias, allí donde existan condiciones, remarcando el contenido de jornada de lucha con acciones, cortes y piquetes que muestren a los trabajadores como punta de lanza de una salida rebelde”.
Ricardo Jufré
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